60. Inesperado

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Narra Matt

Si alguien me dijera que el mundo se va a acabar en estos momentos, me valdría una completa mierda. El universo entero puede irse al infierno si quiere, la razón de mi buen humor es todo lo que necesito y tengo cerca.

Sonrío.

Back in Black suena de fondo con un solo de instrumentos y mi cabeza se mueve al mismo ritmo a la vez que bato los huevos recién vertidos en la sartén, junto con otros ingredientes que sé que Liz ama con locura.

Liz ama mis huevos. Una risa se me escapa, sé que no solo ama los del desayuno.

La música se detiene. Frunzo el ceño, volteo hacia la sala y encuentro a Luz cerca del parlante con su celular al oído. Me encojo de hombros y continúo con el desayuno.

Desde que perdimos el rastro de Zambrano, y aunque la he mantenido distraida con mucho sexo, Liz no ha dejado de estar preocupada por ella. Puse gente a rastrear ese auto, pero nada, y el de Zambrano sigue donde lo dejó.

Apago las estufas y tomo una pequeña porción de los huevos revueltos con una cuchara. Liz adorará probar un poco. Me dirijo hacia mi chica, ella no quita los ojos de mí mientras habla con Pete, según acabo de escuchar.

—Sí, comprendo. Por favor, Pete, cuando sepas algo, avísame.

—¿Todo bien? —pregunto, acercando la cuchara a su boca y arrebatándole el celular que luego coloco sobre el parlante.

Prueba y suelta un gemido orgásmico. Sí, ya estoy duro de nuevo.

—Esto está delicioso. ¿Volverás a cocinar así para mí todas las mañanas? —ruega, a pocos centímetros de mi boca, y sus manos alrededor de mi cintura.

—Alucinas, nena.

No le permito replicar, pues mi lengua invade su boca. Aunque pueda decirle que no a algo, los dos sabemos que no será así. La llevo a cuestas con sus piernas alrededor de mí hasta la cocina. No tengo la más puta idea de cómo sobreviví dos años sin ella, cuando necesito tenerla cerca todo el tiempo.

—Espera —pide, apartando mi rostro hundido entre sus pechos.

—¿Qué?

—No sé tú, pero yo muero de hambre.

Los dos reímos.

Sirvo los huevos revueltos especiales, tostadas, y fruta solo para Lizzy, mientras me ayuda con los dos vasos de jugo de naranja.

Llevamos todo a la sala, con Bon Jovi de fondo, y nosotros sentados en el suelo frente a la mesita de centro.

—¿Qué te dijo?

Liz respira hondo y su rostro se llena de preocupación.

—Allison no ha ido a casa en toda la noche. Pete no la ha visto desde que salimos del Buró para ir al funeral pero cree que ha ido a casa de sus padres.

—¿Por qué cree eso?

—Porque días atrás Ally le comentó que quería visitar a sus padres. Dijo que llamaría para cerciorarse. Estoy preocupada, Matt.

Sus ojos se conectan con los míos. Escondo su pequeño mechón de cabello detrás de su oreja y sonrío.

—Es muy noble de tu parte que te preocupes por ella aún cuando sabemos que está metida en un embrollo muy grande.

Su mirada se cristaliza.

—Es mi amiga, aún me niego a creer que ella pueda estar involucrada con ellos.

Operación Bloqueo [Operaciones Especiales #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora