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Los días en la academia se sienten aburridos y agotantes. Katsuki siente que una parte de su motivación y deseo de ser héroe fue arrebatado, y no entiende el porqué.

Si bien puede ir y abrazar a Izuku por la noche, algo se siente diferente, demasiado diferente.

Le molesta no poder verlo cada mañana, no poder tocarlo, no poder pasar el tiempo que pasaban antes en la azotea, y muchas cosas más.

Pero las cosas no son tan malas.

En el lugar hay gente buena, gente que trata de incluirlo y no es una mierda como sus anteriores compañeros.

Primero está la cara redonda de voz algo chillona (cuando se pone nerviosa) que siempre lo saluda, trata de ayudar y sobre todo, es buena peleando.

La segunda persona es el cabello de mierda, un pelirrojo torpe y varonil con una personalidad extrovertida y positiva.

Son los que mejor le caen, y luego están los demás, que aún están en una zona de poca confianza.

Porque a diferencia de ellos, Eijiro y Uraraka hicieron de todo para poder ganarse su amistad. Desde hablarle poco a poco, sin forzarlo a responder, o tratando de darle una buena pelea en los entrenamientos.

Los dos chicos incluso trataron de incluirlo en sus respectivos grupos de amigos, con los cuales no se lleva del todo bien, pero hace el intento.

Quiere cambiar al menos un poco su forma de ser, porque no quiere volver a ser el mismo idiota de antes.

Quiere cambiar al menos un poco su forma de ser, porque no quiere volver a ser el mismo idiota de antes

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Katsuki mira pensativo su cuaderno, buscando entender lo que escribió sin tener éxito alguno.

Esta tan frustrado y desconcentrado que las palabras carecen de sentido, y mientras más lee, menos entiende. Como si estuviera leyendo un idioma completamente desconocido, sin poder retener en su mente ni un poco de lo que lee una y otra vez.

Tanta es su frustración por no poder retener esa sencilla información, que termina por no oír lo que su maestro acaba de decir.

Solo deja de tratar de concentrarse cuando a sus oídos llega una voz conocida, una voz que hace latir su corazón de una manera exagerada.

— Mi nombre es Izuku Midoriya, soy del departamento de apoyo y hoy vengo a tomar notas para poder ayudarlos de alguna manera.

— Como ya escucharon, él viene a tomar notas, no a otras cosas. Así que solo digan lo necesario, no desperdicien su tiempo.

Los alumnos dan un leve asentimiento de cabeza, permitiendo que Aizawa vuelva a su escritorio y revise unos documentos que le encargaron repentinamente, dejando que el pecoso continúe con su tarea.

— Bien... — mira de reojo a Katsuki. — Iniciaré por esta fila, trataré de hacerlo lo más rápido posible para que así esto no sea tedioso.

Para sorpresa de los jóvenes, el chico peliverde era bastante rápido, si bien a veces se distraía con algunos alumnos en especial, como Aoyama, hacia bien su trabajo.

— Increíble... Dos quirks, había escuchado de esto, pero nunca pude conocer a alguien así... Es un don increíble Todoroki-kun — murmuró, terminando de anotar lo necesario para así pasar de alumno.

— Don increíble... — repitió en voz baja, viendo al pecoso que ahora le daba la espalda.

— Bien, ahora te toca a ti... Kacchan — el apodo salió en un susurro, lo suficiente para que solo el rubio cenizo lo escuché.

Katsuki no pudo evitar desviar la mirada algo apenado, se sentía tan raro no poder hablar con él de manera normal o poder tocarlo, por más mínimo que sea.

— Veamos, ¿cual es la desventaja de tu quirk? — la pregunta hizo reír al rubio, relamiendo su labio para después mostrarle la palma de su mano.

— Funciona con el sudor de mis palmas-

— Frío, estás en desventaja con el frío — sus orbes verdosos dieron un rápido vistazo al bicolor que miraba distraído algún punto de su escritorio. — Bien, tu y yo podemos discutir esto después, no vemos, Kacchan.

Katsuki asintió en silencio, el ambiente entre los dos se había vuelto repentinamente extraño.

Decidió dejar de pensar en eso y enfocarse en aquello que desde hace rato no puede memorizar.

Izuku solo continuó con su deber, anotando ventajas y desventajas con una vaga excusa que le dio a los maestros y director.

Si todo salía bien, los dos estarían a salvo.

— Kirishima Eijiro, mi quirk es endurecimiento.

— Oh, eso es interesante, hay un chico con un don similar... Dime más sobre tu don — dijo, sonriendo mientras anotaba el nombre del pelirrojo.

— Oh, claro. Puedo endurecer cualquier parte de mi cuerpo — le muestra su brazo. — No sólo me protege de ataques físicos, también de fuertes ondas de calor y choque, aunque tengo un límite...

— Uhum... Fuertes ondas de calor — muerde su mejilla interna. —  Por el momento eso es suficiente, gracias.

El pelirrojo sonrió en respuesta y se despidió del pecoso, porque era el único que faltaba.

Antes de salir dio una reverencia y agradeció por su tiempo a los alumnos y profesor, saliendo a toda prisa porque ya se le hacía tarde.

Cuando llegó a su zona de trabajo dio un suspiro relajado al ver que la chica habladora todavía no volvía, sentándose en su silla giratoria mientras releía sus anotaciones.

Habían dones más interesantes que otros, pero los que más llamaban su atención eran aquellos que tenían mayor ventaja contra Katsuki.

Él era fuerte, no lo dudaba, pero aún así necesitaba ser precavido.

— Shoto Todoroki — murmuró, viendo fijamente una foto del susodicho junto con su familia. — Interesante...

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