Para nadie (que conociera a Katsuki) fue una sorpresa que este obtuviera el primer lugar en la prueba para entrar a la U.A.
Así que, tal y como el día de la prueba llegó, el primer día de clases llegó más rápido de lo esperado.
Katsuki se sentía nervioso internamente, pues no tendría a Izuku a su lado, estaría solo en ese salón lleno de gente que no conoce.
Las pruebas que les hizo hacer su profesor fueron sencillas, dejando de lado el hecho de que hubo una persona que lo hizo temblar por el nivel de poder.
Obvio esa sensación desapareció cuando pudo visualizar una cabellera verdosa haciendo fila para comprar algo de comer.
Las ganas correr hacia el pecoso y abrazarlo eran inmensas, pero se contuvo al recordar lo que le pidió Izuku la noche anterior.
En su lugar se sentó en una mesa apartada y empezó a comer, con la mirada fija en las verduras mientras su mente divagaba.
No sabe en qué momento una castaña se sentó enfrente suyo, con una pequeña sonrisa nerviosa adornando su rostro.
— Mucho gusto, soy Ochaco Uraraka.
El rubio levantó la mirada y se quedó en silencio un minuto, sin saber que decir realmente.
— ¿Bakugou Katsuki? — responde, volviendo a mirar de manera desanimada su comida.
— Un gusto Bakugou-Kun, no sé si te acuerdes pero me salvaste de el robot gigante... Por eso quería presentarme... — dice, apenada.
Katsuki se queda pensando un minuto para después volver a mirar a la castaña.
— Ah... La chica, si, ya me acordé.
El ambiente se vuelve incómodo, pues Uraraka no sabe que más decir, así que decide empezar a comer al igual que el rubio.
— Me gustaría... Que fuéramos amigos...
El rubio cenizo mastica despacio el brócoli que tiene en su boca, le da una última mirada a la chica y entonces, sin saber porque, da una pequeña sonrisa desapercibida.
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Izuku se recarga contra la silla y estira sus brazos, suspirando cansado mientras ve su libreta de apuntes llena de garabatos y datos.
Su compañera Mei Hatsume es algo molesta, o sea, no le cae mal, pero puede llegar a ser algo intensa cuando se trata de hablar sobre sus super lindos bebés.
Aún así aprecia la ayuda que le dio en tan solo un día de clases, sobre todo como le guío respecto a los artefactos que podría crear y como usar.
Ahora el único problema era Katsuki, pues si bien le pidió que los primeros días no se hablarán, siente que va a morir de celos por aquella chica que si estuvo con el durante el almuerzo.
Es estúpido, y lo sabe.
Pero tiene sus razones para apartar a Katsuki de su lado por unos cuantos días, no quiere que nada salga mal, o que metan en su lío al rubio.
Así que cuando vuelve a casa y ve a Katsuki en su cama leyendo un manga, no puede evitar caminar hacia el y abrazarlo con fuerza, para después darle un beso y quedarse dormido mientras el otro seguía leyendo y jugando con su cabellera verde.
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