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Habían pasado unos pocos días, Alemania regresó a su trabajo habitual, pues habían días en los que trabajaba en casa y otros donde lo hacía en el edificio de la ONU.

Al llegar a su hogar, dejó su abrigo colgado, se dirigió a la cocina para comer algo poco y luego dirigirse al sofá, hoy no había sido un buen día. Además de que ese asqueroso español lo había llamado para volver a ofrecerle a ese chico de la feria, con la "oferta" de que lo podía utilizar para satisfacerse de cualquier forma.

Decidió no darle más vueltas al asunto y se dedicó a descansar, agradecía el hecho de no haber comprado a ninguno de ellos, no tenía por qué.

Pero su tranquilidad se esfumó al escuchar el sonido de su puerta siendo golpeada, este algo curioso se levantó y se dirigió a la puerta para abrir, pero, no encontró a nadie...

— ¿Hallo...?—llamó, pero nadie respondió.

Al mirar hacia abajo, solo pudo encontrarse una caja algo grande en el suelo, este algo intrigado la arrastró hacia el interior de su casa, estaba algo pesada...

Al examinarla, notó que la caja no tenía ninguna marca o estampilla, simplemente era una caja normal, por lo que decidió abrirla.

Tomó una cartonera y abrió la caja cuidadosamente, pero al apenas ver lo que contenía...retrocedió asustado tratando de no gritar.

Dentro de la caja, además de una cantidad de esponjas de corazones rojos, yacía el cuerpo dormido de aquel chico reptil, estaba atado de manos y pies, además de su boca, estaba acurrucado mientras temblaba de frío, al parecer estuvo horas ahí adentro.

(W-war...? D-du bist... dieser Junge) ¿W-was...? E-eres...ese chico.—lentamente volvió a acercarse, y una vez menos nervioso, rápidamente lo desató para sacarlo de la caja.

Lo llevó al sofá, y una vez ahí, lo cubrió con una manta, estaba en las mismas prendas que cuando lo vió aquel día, encendió el aire acondicionado para que así el departamento no estuviera frío.

Se sentó a su lado y solo lo observó detalladamente, su respiración era lenta y tranquila, al parecer no dormía cómodo hace semanas o quizá meses.

(¿Por qué lo enviaron aquí...?)

Se preguntó el alemán.

Estuvo unos minutos a su lado y luego solo decidió ir a hacer la cena para el chileno, quizá este despierte con hambre, era lo menos que podía hacer.

(...)

Luego de algunas horas, el chileno comenzó a despertar, este estaba algo desorientado, pues solo recordaba cuando uno de los subordinados del español le inyectaba algo en el cuello, desde ahí todo era negro...

Al tomar más consciencia, se dió cuenta que estaba en una casa ajena, en el sofá y con una manta cubriendo su cuerpo...

(¿Qué onda...? ¿Ahora dónde me votaron?)

Se preguntó el latino.

Lentamente se levantó del sofá y se cubrió con la manta, se le hacía incómodo estar en esas prendas, a pesar de que llevara mucho tiempo usándolas...

Comenzó a recorrer el lugar en si, la sala estaba junta al comedor, y se veía linda, habían varias puertas, por lo que al acercarse a abrirlas, notó que una era el baño y otra dos cuartos...

Cuando estaba a punto de entrar a la cocina, el alemán había salido de esta con una bandeja, asustando a su contrario que no dudó en retroceder...lo había reconocido.

⋆❝𝑩𝒖𝒔𝒄𝒂𝒏𝒅𝒐 𝑳𝒊𝒃𝒆𝒓𝒕𝒂𝒅❞⋆✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora