Años atrás
Dos pequeños países jugaban en aquel jardín floreado, jugando a las atrapadas y a recolectar flores para sus madres, habían de todo tipo...
— Estas le gustarán a mi mami...—el pequeño chileno comenzó a recoger unas flores azules, blancas y rojas, se les hacía llamativo sus colores.
— ¡Chili mira! Aquí hay unas flores verdes ¿Eso existe?—preguntó un pequeño niño mexicano recogiendo dichas flores, junto a unas rojas y blancas.
— Si po hombre, hay de ¡Todos colores!—extendió sus brazos con entusiasmo.
— Haber quien llega primero donde nuestras viejitas.—dijo el mexicano.
— Hecho.—ambos estaban listos para correr.
Gritaron hasta tres, y solo comenzaron a correr, pero entre eso, hubieron empujones tancadillas y demás, haciendo que llegaran al campamento donde vivían rodando...ya sabrán como quedaron las flores.
— ¿Ese de ahí es tu hijo?—preguntó la azteca apuntando.
— *Sigh* Si, y ahí va el tuyo también...—respondió.
Ambas veían cómo sus hijos entraban corriendo al campamento, y al parecer con algo en la mano.
— ¡Mira mamá! ¡Te traje esto!—el chileno extendió su manita, dejando ver las flores algo descuidadas.
— Ohu Mjmj...están preciosas mi wawa.—este recibió las flores y cargó a su pequeño.
— ¡Jefecita! ¿Le gustan las mías?—el mexicano también alzó su manita con las flores.
— ¡Wow que lindas Mexi!—al igual que la mapuche, recibió las flores para cargar a su hijo.
Ambas madres abrazaron a sus pequeños siendo correspondidas...
(...)
La luna era lo único que alumbraba aquellas tiendas de hojas, más las antorchas medias apagadas...todos se encontraban dormidos...
Se preguntarán, que hacían los Aztecas y los mapuches juntos, se lo debían a los pequeños herederos...
Aquellos se habían conocido de casualidad en un bosque, ambos se presentaron con sus madres, estas también se habían caído bien, por lo que, como regalo para sus pequeños, unieron sus pueblos por el verano para ellos...
Las madres dormían abrazadas a sus pequeños, y aquellos niños también dormían juntos...tomaditos de la mano, ambos se consideraban unos hermanos y mejores amigos...
Pero la tranquilidad tuvo que verse interrumpida por unas estacas en llamas que atravezaron las carpas, provocando que el campamento de incendiara de manera inmediata.
Los gritos invadieron en lugar, gritos de auxilio y de ataques... más lo disparos...
Aquellas líderes despertaron asustadas, ambas por instinto habían abrazado a sus hijos que también estaban despertando algo confundidos...
— Mapuche ¿Quiénes son?—preguntó la mujer levantándose cargando al mexicano.
— Los españoles...solo ellos poseen esas armas...—esta también se levantó con su hijo.
— ¿M-mamá? ¿Qué pasa?...—el chileno talló su ojo con el puño mirando a su madre.
— Hay que guardar silencio mi wawa... todo estará bien...—esta le hizo una señal a su contraria para que salieran.
Con horror observaban como sus pueblos caían por las llamas, como la gente huía y moría por el fuego y las llamas...ambas cubrieron los ojos de sus pequeños para que no vieran aquella atrocidad.
Pero en el momento en el que iban a huir, aquel español las había visto, con las presas que este deseaba llevarse...
Ambas solo comenzaron a correr, las dos con sus pequeños en sus brazos, los cuales se aferraban a su madre, confundidos por lo que ocurría, pero ambos asustados...
Llegaron a una parte más alejada, el humo apenas se veía...dejaron a sus bebés en un arbusto...
— Mamá...—dijeron ambos.
— Pequeños...deben quedarse aquí ¿Bien? Nos deben prometer, que entre ambos van a cuidarse...y siempre estarán juntos...—dijo la azteca. Ambos asintieron.
— Mi wawa...tú siempre serás alguien muy fuerte ¿Si? Y muy valiente...—la mapuche besó la frente de su pequeño...
— Si mamá...—este abrazó al mexicano, quien temblaba ligeramente.
— Mexi...tu no dejarás que nadie pase por encima de ti ¿Si? Serás un hombre de respetar, ambos lo serán...—al igual que su contraria, besó la frente de su niño.
Abrazaron por última vez a sus hijos, y ambas se retiraron lo más rápido posible entre llantos, alejarían a los españoles para que sus hijos escaparan...
Lo cual no pudo ser posible...
(...)
El latino se despertó de golpe, completamente sudando en frío y su respiración acelerada...ese frío recuerdo lo invadía cada año, y el mismo día...
Recordaba cuando su hermano y el intentaron huir, pero de igual forma un soldado los atrapó, cayendo en manos del español, quien al parecer tenía tanto problema económico que no vió nada mejor que ofrecer a sus hijos como sirvientes para ganar dinero...
Así fue hasta ahora...de igual manera, ambos siempre estaban juntos, no podían separarlos por nada en el mundo, y como les prometieron a sus madres, no dejaron que alguien los pisoteara, aunque hubieran momentos difíciles.
Este solo ocultó su rostro con sus manos, no quería llorar pero era inevitable...había perdido mucho en ese entonces... además estaba solo...sin su hermano.
El ruido que estaba ocasionando, provocó que el europeo entrara en la habitación, estaba algo adormilado pero preocupado por los llantos que se oían del otro lado de la habitación.
— (Chili? Was ist los, geht es dir gut?) ¿Chile? ¿Qué sucede, estás bien?—preguntó.
— Si, no se preocupe...—respondió secando sus ojos.
— (Du weinst, offensichtlich ist etwas passiert ... ein Alptraum? Oder etwas mit deinem Bruder zu tun?) Estás llorando, claramente algo ocurrió...¿Alguna pesadilla? O ¿Algo que ver con tu hermano?—preguntó nuevamente.
— Ambas...*snif*
— (Oh, tut mir leid ... Soll ich dir Gesellschaft leisten, bis du einschläfst?) Oh, lo lamento...¿Quieres que te haga compañía hasta que te duermas?
— Si, gracias...—este volvió a recostarse.
Algo inseguro de lo que haría, comenzó a darle ligeras caricias en la cabeza al chileno. Creyendo que este se alejaría, fue grande su sorpresa al notar que se dejó, y más aún...notaba como su extremidad se movía de un lado a otro, como si le dijera que está a gusto de esa forma, se alegró.
— (Guten Natch Chile) Buenas noches Chile...—le susurró.
— Igualmente...Ale.
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⋆❝𝑩𝒖𝒔𝒄𝒂𝒏𝒅𝒐 𝑳𝒊𝒃𝒆𝒓𝒕𝒂𝒅❞⋆✔︎
Fanfic↭❦↭ 𝑨𝒒𝒖𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔 𝒃𝒖𝒔𝒄𝒂𝒃𝒂𝒏 𝒆𝒔𝒄𝒂𝒑𝒂𝒓 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒋𝒂𝒖𝒍𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒊𝒏𝒇𝒊𝒆𝒓𝒏𝒐 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒃𝒂𝒏... 𝑷𝒆𝒓𝒐 𝒂𝒎𝒃𝒐𝒔 𝒔𝒂𝒃𝒊𝒂𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒑𝒐𝒅𝒊𝒂𝒏 𝒉𝒖𝒊𝒓 𝒔𝒊𝒏 𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒔�...