Ella se encontraba corriendo de él, ramas y troncos se cruzaban en su camino pero no le importaba en absoluto. De todas formas, lo único que le interesaba era lograr escapar de aquel que le seguía, lograr escapar de aquel que abuso de ella.
Minutos pasaban, la adrenalina y miedo recorrían todo su cuerpo de pies a cabeza, logrando que cada vez que escuchaba pisadas, ella corría más rápido.
Después de un largo periodo de tiempo, ella se tuvo que esconder debido a su cansancio, se sentó al lado del tronco de un árbol y relajó sus piernas, pero siempre estaba atenta con respecto al escucha, apenas escuchaba la más mínima rama se alertaba.
Por otro lado, el chico aún la buscaba. Era el amor de sus sueños y la quería tener con él para toda la vida, sea de buena o mala manera, sea torturándola o teniendo un amor sincero, a él le daba igual. Lo único que quería era admirar su cuerpo cada día de la semana sin excepciones, ni la universidad iba a ser algo que intervenga.
Ella por su parte, se encontraba sollozamos del miedo, ahora la adrenalina de su cuerpo había bajado y lo único que quedaba era miedo a él, miedo a él porque le hizo de todo, la torturo, violó y hasta amenazo de muerte. Pero ella, era valiente. No iba a caer tan fácilmente, sabía que ese chico no la iba a matar con el afán de quedarse con su cuerpo sin vida, ella sabía que la amaba y tendría que aprovechar eso a su favor. Pero ahora lo único que le importaba era sobrevivir a ese loco, al parecer la locura lo había consumido y daba mucho más miedo de lo normal. Escondida, temblaba y temía de él, sabía que le aria daño y sabía lo que le esperaba.
Tenía demasiado miedo como para moverse o siquiera respirar, estaba sollozando gracias al temor que le causaba ese chico, ese chico, chico el cual la había maltratado, física y mentalmente. Su temor era mayor que cualquier otra emoción, y eso provocaba temblores involuntarios en ella.
Minutos que parecían horas pasaron, hasta que al fin, el chico logró encontrarla y agarrarla del brazo
- Tu vienes conmigo - dijo enojado él, el agarre era fuerte y daba miedo su fuerza.
- N-no! - tartamudeó la chica.
- ¿No? Más vale que sea una de tus bromas, porque quieras o no, TÚ vendrás conmigo.
Hizo más fuerza en el agarre para luego llevarla a la casa.
