II

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El estaba solo, no tenía a nadie.
Se encontraba en un rincón llorando con un sentimiento de vacío y frialdad, no sabía que hacer o decir, pues lo había perdido todo en la secundaria.
Sus amigos.
Su sociabilidad.
Su estabilidad.
Su todo.
Últimamente, cualquier cosa era difícil para él, pero todo se concentraba en una parte. La parte social. Ese lado el cual tú ni nadie quiere perder pero lamentablemente este chico perdió.
Llorar por la pena de sus acciones en un rincón es lo que solía hacer, sentir ese sentimiento de culpa para luego uno inevitable de vacío. Ese vacío...
¿Que es ese vacío?
Para él, era su corazón. Era como su corazón se iba apagando poco a poco y dejaba de bombear sangre con el paso del tiempo para luego empezar su trabajo de forma rápida. Era raro.
Su estabilidad era poca, cada vez había más bajones emocionales y era peor. Cada vez sentía aún más ese vacío...
¿Por qué? ¿Qué había hecho él para merecer eso?
Pasó de ser una persona alegre y que hablaba hasta por los codos a una persona callada y tímida. No se acercaba a nadie, pues tenía miedo de ser insuficiente para ellos.
Para esos estupidos grupos de la secundaria...
Era difícil, pues cada uno tenía su reputación y gustos. Pero lamentablemente en nada encajaba, lo estaba lidiando de la peor forma, estando solo.
¿Solo?
Si, solo.
No hablaba ni se comunicaba con nadie, aun que los directivos y preceptores quisieran, no podía.
Era imposible, se sentía miserable cada que hablaba con alguien. Sentía que era un idiota comunicándose con alguien desinteresado.
Había veces en la que le preguntaban "Oye, ¿Estás bien?"
Pero sabía que no podía abrir su corazón, sentía que se haría viral en toda la escuela para que luego todos le pregunten "¿Como es lidiar con eso?"
Él, no quería comunicar nada, ni una sola palabra. No tenía confianza con nadie, menos con su teléfono.
¿Que tiene un teléfono?
Amigos.
Amigos de internet que quieras o no, parecen más amables que los de la vida real. Pero no sabía que se escondía detrás del teléfono. Tal vez todo era una máscara.
Se levantó y secó sus lágrimas rápidamente, luego salió del cuarto con una hermosa sonrisa en la cara.
La que siempre solía fingir...

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