12- Te quiero

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ANGELINA - CYRIL KAMER

Pablo

Me despierto sobre mas ocho de la mañana, hoy teníamos entrenamiento a las nueve. Por lo tanto tengo que vestirme y prepararme ya. Hoy no voy a despertar a Candela, ayer estaba muy cansada y prefiero dejarla descansando. Me meto en el baño para cambiarme y al acabar de prepararme salgo para despedirme de mi niña. Deposito un beso en la cabeza de Candela haciendo que se mueva.

-¿Dónde vas? -Me dice ella.

-Tengo entrenamiento, pero duérmete un rato más anda. -Ella asiente con la cabeza.

Ella mira el móvil para ver la hora, al ver que aún faltan veinte minutos da unos golpecitos en la cama para que me tumbe a su lado. Eso hago, me tumbo con ella y se apoya en mi pecho enterando su cabeza en el hueco de mi cuello.

-¿No quieres dormir?

-Sí, pero prefiero estar contigo. -Ella sonríe y yo me derrito.

Le agarro suavemente del mentón y junto nuestros labios. Estaba deseando besarla, para mí es mucho llevar un día sin poder volver a sentir sus labios. Ella sonríe a mitad del beso y vuelve a juntar nuestras bocas, encajan a la perfección, al igual que dos piezas de un puzzle. Era un beso lento y delicado, pero para nada aburrido, es más, yo no quería llegar a más, me parecía un momento muy bonito y no quería arruinarlo.

-Me voy ya niña. -Dejó un corto beso en sus labios y me levanto de la cama.

Ella se vuelve a meter entre las mantas y se despide de mí levantando la mano y sacudiéndola.

Salgo de la habitación y bajo al campo. El entrenamiento transcurre con normalidad, hoy teníamos gimnasio, cosa que odio. Por lo tanto, en cuanto acabo todos subimos a nuestras habitaciones a ducharnos.

Al salir de la ducha me tiro en la cama y le escribo a Candela.

Mi niña

Niña estás despierta?-

-Sisisisi

Vente a mi habitación si quieres, yo voy a dormir un rato-

-Voy

Poco después Candela toca a la puerta y el canario le abre mientras yo estoy sentado en el borde de la cama con mi móvil. Esbozo una sonrisa el ver a Candela atravesando la puerta.

-Hola. -Ella se coloca delante de mí y sonríe.

Concéntrate Pablo, solo a sonreído.

Yo le dejo paso entre mis piernas y ella deposita un beso en mis labios. Yo poso mis manos en su cintura, me levanto y voy bajando mis manos tímidamente hacia su culo profundizando el beso. Ella sonríe a la mitad y vuelve a juntar nuestras bocas. Disfruto saboreando cada milímetro de sus delicados labios, son como una droga, Candela es como una droga.

-¡Aire, aire! ¡Qué corra el aire por aquí! -Ferran pasa por el medio de nosotros dando palmas y chillando haciendo que nos separemos.

Causa risa a todos los presentes, Sira, Pedri y Ferran, que también se descojona como el buen terco que es. Se lleva mala mirada por parte de la morena haciendo que sonría. Unos golpes en la puerta hacen que todos nos miremos entre todos. Rápidamente cojo a Candela de la mano y nos metemos en el baño.

-¿Y mi hija? -Es el míster.

-No lo sé, a lo mejor a salido, ¿quieres que le digamos algo? -Contesta el valenciano.

-No, solo quería disculparme con ella. Bueno, no os preocupéis chicos, gracias. Por cierto, ¿y el chiquitín? -Dice Luis refiriéndose a mí.

-Está en el baño.

Un simple mundial • PABLO GAVIRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora