1 - Dos años

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-Así que una británica, desde luego que Gavi no es ningún tonto. -Digo, fingiendo que no me duele, aunque a veces se me olvida de que estoy hablando con Pedri, que me conoce casi más que a mi misma.

Casi dos años, casi dos años han pasado desde que estoy viviendo en Brasil.

Había perdido casi completamente el contacto con los blaugrana, solo muy de vez en cuando nos enviabamos algún que otro mensaje o alguna llamada que otra con Pedri, porque al resto los restringí, en cambio a Pablo, lo terminé bloqueando.

Hoy hemos decidido hacer una videollamada, para ir poniéndonos al día, como hacíamos una vez cada tantos meses.

-Deja los cuentos para otro, que aunque no hablemos como antes, ni sea lo mismo de hace dos años, te conozco como si te hubiera criado. -Alza las cejas, y yo suspiro, dándole la razón.

Me contó que ahora Pablo había estado hablando con una chica inglesa, pero como que entre ellos no cuajaba la cosa.

-Lo admito, me jode, y no sabes cuanto.

-Lo sé Candela. -Él también suspira. -Aunque si te sirve de consuelo, Gavi no tiene interés en ella, la considera una babosa más, él le habla de ti, y por aquí sigue diciendo que eres el amor de su vida.

-¿Cómo? -Frunzo el ceño acercando mi cara al móvil, que se encontraba apoyado en el escritorio, estaba haciendo los deberes, y al escuchar eso, cayó el lápiz que estaba sujetando sobre la mesa.

-Yo que sé, el otro día estaba en casa de Gavi, mientras yo jugaba a la play con Ansu y Balde, él estaba arriba con aquella chica. Los escuchamos discutir, total que salió de la habitación con un berrinche que no veas, diciéndole algo de "pues vete con quien dices ser el amor de tu vida".

-¿Y no sabéis por qué discutieron? En plan, algo habrá tenido que decir Pablo de mí para que ella se pusiera así.

-Supongo que le habría llamado Pablo, siempre discuten por eso, porque a Gavi no le gusta que tías le llamen así, y pues seguro que le habrá dicho algo de que "así solo me llama el amor de mi vida", ya sabes, Pablo no tiene filtro ninguno.

-Lo sé, me lo imagino. -Me llevo el boli a la boca, volviendo a suspirar.

-¿No vas a venir aquí por verano? -Pregunta, subiendo y bajando las cejas, intentando que su propuesta me suene convincente.

-No voy a ir donde no me quieren, Pepi.

-Aquí no hay nadie que no te quiera. Nuestras puertas nunca se han cerrado para nuestra niña. -Sonríe, pero es una sonrisa triste. -Sabes que aquí vas a ser bienvenida, además, Tenerife te espera.

Iba a llorar, y no estaba para eso, no delante de él. Así que le dije que me lo pensaría, y en cuanto nos despedimos y me prometió llamarme mañana, le colgué.

Me cubrí la cara con las manos, y empecé a llorar. Cerré los libros, con la decisión de no ir mañana a clase.

Cuando salí de la ducha, me puse una toalla en el pelo y me puse mi pijama, para después dirigirme a la cocina para hacer algo de cenar, aunque eran ya las tres de la mañana.

Escucho como alguien intenta abrir con llave, y distingo la risa de mi compañera de piso detrás de esta.

Cuando consigue abrirla, la encuentro meandose de risa y apestando a alcohol.

Le agarro del brazo, guiándola hasta el sofá para que se siente.

-Te quiero Candela, eres una persona increíble, pero vete, vete a España. -¿Cómo sabe eso?

Nunca le había contado nada sobre mi situación en mi país, sobre qué dejé a todas mis amistades allí por ese chico, por el que a pesar de todo siempre va a ser él, mi héroe.

Miro extrañada a Claudia, a lo que ella cuando me mira y ve mi cara de confusión, decide hablar.

-¿Crees que no te he escuchado llorar todas las noches? O como llamabas a Sira diciéndole que querías volver a España. ¿Qué te pasa?

-Solamente que aquí me siento sola. -Encojo mis hombros, sabiendo que no era mentira.

-Aquí tienes amigos, me tienes a mi también. -Sonríe, aun afectada por el exceso de alcohol en su cuerpo.

Y tenía razón, había hecho amigos.

Pero ninguno hacia esas bromas absurdas que caracterizaban a Ansu.

Ninguno me buscaba como una hermana mayor cada vez que necesitaba ayuda como Lamine.

A ninguno le daban esos ataques de cariño como a Pedri.

Ninguno me respondía tan borde como Balde.

Ninguno me apoyaba incondicionalmente como Sofía.

Ninguno me daba unos consejos iguales a los de Ángela

Y por supuesto ninguno me hacía sentir como Pablo.

Nadie los iba a igualar.

Nadie iba a ser como ellos.

Nunca.

Me estaba comiendo la rabia por dentro.

-¿Sabes? No eres la única que está mal. -¿Por qué me habla así? -Yo también quiero volver a Argentina. Mi madre me ha hecho venir aquí para poder trabajar y traerle el pan a mi familia.

-Lo entiendo, estás a tiempo de trabajar y estudiar, lo ha hecho por tu bien, y el bien de la familia. -Me encojo de hombros, intentando calmar el ambiente que está creando su furia.

-¿Por mi bien? -Se levanta, casi encarándose conmigo. -Por mi bien hubiera sido quedarme allí, no que me alejara de las personas que más quería, ¿tú nunca has tenido que dejar a lo que más querías atrás o qué? Parece que no me entiendes -Aprieta sus puños y su mandíbula se tensa.

La miré fijamente, haciendo que eso fuese lo último que escucharía sobre el tema.

Caminé hacia la cocina, cerrando la puerta de esta y dejando a mi amiga en el sofá. Ahora estaba gritando, así que decidí echarle el pestillo a la cocina.

Después de aquel día en el que a Gavi se le fue la cabeza debido al alcohol, nunca he querido discutir con nadie por lo que pudiera pasar.

Discuto día tras día con mi novio, Lucas. He intentado sentir por él, lo mismo que sentí por Pablo, pero nada supera a mi amor andaluz.

Él siempre ha estado de aquí para allá sin avisarme de nada, me ha puesto los cuernos en varias ocasiones, pero yo con tal de no verlo enfadado y acabar discutiendo con él, le he acabado perdonando siempre.

Él nunca ha estado pendiente de mi, solo me busca para tener sexo, le complazco por unos minutos, y vuelve a desaparecer como lo ha hecho siempre.

Desde que llegué, y de nuevo me encontré sola, empecé a tomar pastillas para el insomnio, que es obvio qué consiguen que me duerma con facilidad, pero gracias a ello, consigo olvidarme de mi vida como española.

Cuando acabo de hacerme mi pasta, me dispongo a comer de pie apoyada en la vitro cerámica, mientras miro tiktok.

Salgo en cuanto mi amiga está en su habitación, y me dirijo a la mía.

Abro el cajón para abrir una cajetilla nueva de pastillas, donde me encuentro una foto mía con Pablo.

Era un día en Qatar, en el que Pedri se hizo pasar por camarógrafo para una promoción. Salgo yo sonriendo mientras miro a la a cámara y Gavi me mira como si realmente fuera algo preciado.

Sus ojos relucen, y no puedo evitar llorar al recordar todos los momentos juntos en los que solo nuestras sonrisas eran testigo de la felicidad que nos consumía en ese momento.

Lanzo la foto de mala manera al suelo y cierro el cajón de un manotazo.

Metí dos pastillas en mi boca y trague agua, en cuanto me tumbe en la cama, secando mis lagrimas, mi cuerpo empezaba a debilitarse, haciendo que cayera en sueño de un momento a otro.

º. º. º

Prometo estar más activa, de verdad que lo siento 😭

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⏰ Última actualización: Oct 02 ⏰

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