Aguas Estancadas

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Cerró la puerta de la habitación que le habían cedido durante el tiempo que durara su rehabilitación. Era cómoda, no podía quejarse. Era incluso mejor que el cuarto que tenía en su casa. No quería reconocerlo, pero Piltover si sabía hacer lujoso hasta el espacio más insignificante. Tal vez fuera el dorado que estaba por todas partes. 

Dejó sobre su mesa de noche la caja con caramelos que acababa de traer Renata para ella. Los había extrañado, la dieta de Piltover era estricta y le limitaban el consumo de azúcar refinada y otros alimentos poco saludables. Eran más aburridos de lo que Jinx pudo haber imaginado jamás. La verdad era que le habían prohibido el consumo de azúcar a ella en particular, por considerarlo un estimulante para su locura. Caitlyn se encargaba de supervisar eso, sin embargo, no la había visto en toda la tarde. 

La sheriff había comenzado a pasar mucho tiempo con ella, supervisaba de cerca su avance y el de Janna. Powder había notado que su hermana Vi no se dirigía a Caitlyn, de hecho, podría haber apostado a que ambas se evitaban si estaban en la misma habitación. Jinx ya sabía que ellas solían jugar a eso, pero, cuando fingían llevarse mal, no podían evitar dedicarse miradas que decían todo. Hasta el más lento podría haber adivinado que algo había entre ellas, así como hasta el más lento podría haber adivinado que ahora no había nada. 

Ahora que hacía memoria, Vi se había despedido de ella luego de su visita diaria y Caitlyn desapareció con ella. Sintió como le costaba respirar. No pudo evitar pensar en que se había ido con Vi, y que estaban juntas. No quería creer que su hermana la estuviera engañando al ignorar a la sheriff. Pensó que quizás solo se había vuelto más cuidadosa para proteger a Caitlyn. Esto demostraba que su hermana no confiaba en ella aún. 

Se sentó al borde de la cama y se jaló las trenzas. Hizo unos ejercicios de respiración mientras recordaba las palabras de Violet una y otra vez, como un mantra. 

"Se qué parece una puta locura, pero confío en ti" 

"Ella confía en mí" 

Silencio. Esta vez no había voces que le dijeran lo contrario. 

—Entonces... dónde mierda está. ¿Por qué no ha venido a saber de mí? 

Agarró la caja con dulces de la mesita de noche y la abrió buscando sus caramelos favoritos. Metió sus delgados dedos en el pequeño cofre pero no estaba prestando atención. Dio vuelta el contenido sobre la cama y finalmente azotó la caja contra la pared con un grito. 

—Hey, qué está pasando aquí. 

—¡¿Ekko?!

Tenía la esperanza de que entrara Caitlyn a su cuarto al oír todo ese alboroto, pero definitivamente no esperaba ver a Ekko. 

—¿Te estás volviendo salvaje?, no soy paciente como Caitlyn, Powder, justo ahora estoy a dos segundos de pedir la camisa de fuerza y la jeringa con sedante. 

—¿Qué estás haciendo aquí? 

—¿Qué ha sido eso? —Janna entró en la habitación de Powder sin siquiera tocar primero. 

Ambas estaban en el mismo centro recibiendo ayuda y siendo tratadas de igual modo; cosa que a Janna le parecía indigna, pero no había mucho que pudiera hacer al respecto y odiaba como la mirada de Caitlyn y Jayce Talis le daban a entender que debía de estar incluso agradecida de no estar en la cárcel por lo que le había hecho a esa mujer de hojalata que ahora estaba muerta. Ella estaba convencida de que había muerto por débil. 

Ahora procuraba ser obediente y amable para recuperar la confianza de Caitlyn, detestaba ver su mirada de indiferencia. La sheriff la despreciaba, podía verlo en su cara.

The Dark Side [VixCaitlyn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora