¿Trabajar Juntos?

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Camille guardó en uno de sus bolsillos el paño de seda que había deslizado por su uniforme de acero color verde esmeralda minutos antes, cuando se anunció en el edificio central la llegada de Jayce Talis y algunos vigilantes de Piltover, entre ellos, la Sheriff.

Se propuso buscar a Viktor para anunciar que tenía las mismas visitas de siempre: El niño bonito Jayce y sus perros falderos que se hacían llamar vigilantes de Piltover cuyos nombres y rostros ni siquiera valía la pena recordar, salvo el de Caitlyn.

Para Camille, todos eran unos asesinos opresores.

Si bien el pueblo había elegido a Violet como la indiscutible jefe de guardia de Zaun, muchos creían que Camille era la "perfecta segunda opción" y, pese a lo indigno que eso suena, la respetaban por ello. El cuerpo de la comandante era ochenta por ciento máquina. Era menos impulsiva a la par que más estricta e inflexible y a eso había que sumar su odio por Piltover y sus vigilantes. Ella tenía memoria, al igual que muchos habitantes de Zaun. No olvidaba cómo les habían robado la libertad, sometiéndolos y obligándolos a vivir en los suburbios sin brindarles ayuda. Camille alguna vez fue una adolescente de carne y hueso que vio a sus padres creer en la revolución que encabezó Vander y también los vio perder la vida a manos de los vigilantes de la Ciudad del Progreso. Se la llevaron, la torturaron y, creyendo que le hacían un favor al no dejarla morir, la convirtieron en una máquina para toda la eternidad.

Ella conoció a Viktor en la academia de Piltover y para ser honestos jamás creyó que un pobre lisiado sería capaz de hacer de Zaun el lugar afable que las generaciones anteriores nunca tuvieron; pero ahí estaba, lográndolo (además de que ya no era un lisiado).

Ella, dentro de su alma de máquina, era feliz acompañándolo.

Buscó a Viktor en el despacho, en la sala de juntas y finalmente en el taller sin tener éxito. Viktor tenía más de 30 años, más seguía comportándose como un niño rata introvertido y amante de la soledad. Eran solo él y su cabeza inteligente.

—Oriana, busco a Viktor —susurró Camille a la profesora Orianna, que volvía de dar sus clases en la escuela de Zaun vistiendo un horrible traje amarillo con rayas negras. —¿Lo has visto?

—No, pero supongo que debe estar...

—En su sótano, como las ratas.

—Oh, justo voy para allá, pasaré a informarle —Oriana se puso en marcha, pero Camille alzó una ceja y caminó junto a ella.

—¿Justo ibas...al sótano?, ¿vestida de abeja? —preguntó, incrédula.

—¿Qué tiene de malo?, Ahí guardo el material de mis clases —respondió ella, tartamudeando un poco.

—Ya veo —Camille entrecerró los ojos. —Gracias, pero yo le diré.

Solo así tendría la sensación de que había terminado su tarea.

—Además, ni siquiera sabes para qué lo busco —continuó.

—Escuché la voz del gobernador de Piltover. Sé que él y el señor Viktor son grandes amigos.

"Estúpida muñeca de hojalata con oído supersónico" pensó Camille frunciendo el ceño, como si ella no fuera, al igual que Oriana, más máquina que ser humano.

Llegaron al sótano todavía discutiendo como dos niñas y se pararon frente a las enormes puertas que daban al misterioso sótano del gobernador de Zaun. El lugar en donde nacían sus más importantes creaciones.

Tocaron la puerta y al no escuchar respuesta continuaron ahí, sin embargo, algunos segundos después se escuchó algo parecido a una explosión y las puertas se sacudieron.

The Dark Side [VixCaitlyn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora