𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟐

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╔════•|𝙘𝙝𝙖𝙣𝙜𝙚𝙨, 𝙨𝙩𝙧𝙖𝙣𝙜𝙚𝙧𝙨 & 𝙘𝙤𝙛𝙛𝙚𝙚|•════╗

Y aquí estábamos de nuevo, yo sentada en ese pequeño baño del avión, qué mierda estaba haciendo, las decisiones jamás habían sido mi fuerte, jugaba con los anillos de mis dedos para intentar calmar los nervios, estaba aterrada acaba de abandonar mi hogar solo por qué me sentía llena de problemas, pero, "tú eres el problema", las malditas palabras que él me dijo resonaban una y otra vez en mi mente, ¿Qué hacía un pequeño ser de 17 años dejando su vida?, no, ya no tenías una vida ahí, me lave la cara y salí de ahí para ir a mi asiento.

-Mierda contigo, ni por qué me voy del país puedes dejarme.- Solté mientras metía mi teléfono en mi bolsa, ¿por qué seguía enviando mensajes?

-Bloquear ese número o archivar conversaciones sería la mejor idea chica.-Habló aquella anciana con la que compartía asiento.

-Sí, pero siento que me sigue atormentando.-respondí suspirando.

-Tonterías, no puedes permitir que alguien te atormente así, solo bloquéalo, los hombres son una perdida de tiempo.- Articuló pasando la hoja de la revista Vogue que leía.

Ahora que la veía bien, ella se veía con más vida que yo, traía puesto un abrigo color vino muy elegante, las uñas perfectamente echas y en la pequeña mesa del asiento había una botella de whisky, sin duda esa señora podía patearme el trasero y se lo agradecía, ¿estará loco contarle mi vida a una desconocida?, no, el que tenga miedo de morir que no nazca.

-Disculpe, señora, puedo contarle algo.- Hable bajito.

-Sabía que dirías eso, llevas todo el vuelo escuchando canciones de Sam Smith y Adele, anda suelta todo que nos quedan unas 9 horas.-Respondió bajando la revista.

Y como si no hubiera en mañana le conté hasta al mínimo detalle.

-Le hiciste una playlist de Spotify y no fueron nada, qué tonta.- Atacó un poco enojada.

-Oh, ya lo sé, pero las hormonas llegan a ser unas perras traicioneras.- Intenté defender mis acciones.

-Ni que lo digas en mis tiempos de juventud me fueron muy traicioneras si tú supieras, ok no te hablaré de eso, pero que alegría que vivirás en Londres, aléjate de todos aquellos que te hicieron sentir mal, y no hagas más playlist, ese chico es un completo imbécil ya te lo dije los hombres son una perdida de tiempo, solo quieren amor y atención, pero no dan nada a cambio, aunque puede que existan algunos que sean buenos, pero lo dudo esa especie está casi extinta, tú date todas las oportunidades de crear una vida donde estés completamente plena, busca lo que te hace feliz.

-Gracias Margaret, realmente a veces necesitas que alguien que no te conoce te diga las cosas.- respondí sabiendo ya su nombre.

-No debo mentir que habrá algunas recaídas, pero si estás teniendo la oportunidad de pararte en las cenizas de lo que solías ser y dejar de sobrepensar todo y dejarte llevar siendo una nueva tú que más da, el que no arriesga no gana y tú lo has arriesgado dejando todo, solo espera tu recompensa.- Dijo con ese toque de picardía y sabiduría.

El vuelo transcurrió y con varias tazas de café gratis patrocinadas por Margaret me hicieron estar más tranquila y con algo de nostalgia.

-Y si vuelves a estar triste, solo recurre a lo "terapéutico" pero sin exceso.- Me dijo en voz baja refiriéndose a la cafeína en mi caso, sin duda lo terapéutico de ella era el whisky.

-Claro que lo haré, gracias por todo.-Dije mientras arrastraba mis 2 maletas que llevaba, quien fuera Margaret para tener quien las lleve por ella.

-Ten mi número y mi dirección, no dudes en buscarme si tienes algún problema, cuida mucho ese corazón cariño.- Se despidió de mí dejándome en el taxi que ella misma se había ofrecido a pagar.

𝐂𝐑𝐔𝐄𝐋 𝐒𝐔𝐌𝐌𝐄𝐑|𝐨𝐥𝐥𝐢𝐞 𝐛𝐞𝐚𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora