Perséfone sorprendida tras esa revelación, no podía dar crédito a lo que oía. El amable y querido gobernador un horrible y temido pirata.
-¿Cómo puede ser?-preguntó-Pero si todos cuenta que fue un gran gobernador.
-Sería un gran gobernador en su momento de gobernador. Pero también era un pirata, o lo fue antes de ser gobernador-le dijo Alejandro y, como Perséfone seguía igual de sorprendida, continuó:- Verás, él fue secuestrado por unos piratas cuando tenía quince años. Sí, sé que regresó sano y salvo-aclaró rápidamente antes de que Perséfone lo interrumpiera-, pero cuando volvió, se dio cuenta de que no le gustaba su aburrida vida y decidió que le gustaba más ser un pirata. ¿A qué fue con veinte años su primer viaje para "establecer lazos"?
Perséfone asintió recordando todo lo que le había enseñado su padre sobre el gobernador David. Su padre le contó que fue secuestrado con quince años pero que encontró la manera de volver gracias a unos pescadores y, más tarde, cuando tuvo veinte años, empezó con sus hazañas. Estás eran de tal calibre que tardaba meses y meses en volver.
-Pero he visto pinturas de él en el museo y no parecía un pirata-comentó Perséfone.
-Es normal. No iba a vestir como un pirata para que lo descubrieran. Supongo que cada vez que volvía, escondía la ropa en alguna parte-le explicó Alejandro.
-¿Y cómo sabéis vosotros que David y Dybá son la misma persona?-preguntó ceñuda Perséfone.
-De hecho, creo que somos los únicos que lo sabemos-respondió Alejandro-. Verás, mi padre formaba parte de su tripulación. Ingresó en ella con sólo quince años. Estuvo siempre con él y conocía su secreto. Cuando Dybá murió, mi padre tenía treinta y ocho años, aún era joven y continúo con la piratería llevándome a mí con él. Antes de morir, mi padre me dio esta nuez que le había dado Dybá y me contó su secreto. Ese poema esconde el secreto de dónde guardó el tesoro que reunió durante sus años de piratería.
-¿Y tu padre no pudo contarte él mismo dónde estaba el tesoro?- le preguntó Perséfone.
-No. Dybá nunca le contó a su tripulación donde llevaba sus bolsas de oro, pero sí dejó pistas por puro placer. Mi padre me dijo que Dybá no quería que su identidad oculta quedara en el olvido, así que escribió este poema a modo de acertijo en el que decía donde estaba su tesoro. Mi padre creía que estaba en la India porque se detuvo varias veces allí, pero también lo hizo en España, África, China...Así que no se sabe seguro donde se esconde.
Perséfone volvió a leer el poema. Estaba claro que había tres lugares importantes donde ocultar el tesoro según el poema. Estaba Andalucía, Grecia y su tierra natal, que Perséfone suponía era Galicia. Pero todo era muy extraño, no había nada más a simple vista, sólo lo que había escrito en el poema que no dejaba nada en claro. Y esos dibujitos junto a cada párrafo, parecían medias lunas o algo así.
-Espera, esto lo he visto antes-dijo Perséfone.
-¿Qué cosa?-preguntó Alejandro a la vez que se acercaba a ella y miraba el papel por encima de su hombro.
-Este símbolo-contestó Perséfone señalando la última luna-. Lo llevas tú en el cuello. En esa nuez.
-Ah, eso ya lo sabía. Así fue como supe que era el poema de Dybá, es lo único en todo el museo que llevaba ese símbolo-le explicó Alejandro.
-¿Me dejas verla?-le pidió Perséfone-. Tal vez esté relacionada. ¿No has dicho que perteneció a David?
-Dybá-le corrigió Alejandro. Dudó un minuto antes de darle el colgante.
Perséfone dio el papel a Alejandro y empezó a examinar la nuez de cerca. Tenía grabado en ella el mismo símbolo que el poema. La nuez era muy vieja y algo sucia.
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Pegaso
AventuraPerséfone es una joven solitaria y pesimista, rodeada de un mundo de privilegios en el que no encaja y limitada por las normas sociales. Tiene un encuentro fortuito con Alejandro, un joven rebelde, extrovertido, optimista y jocoso que cambiará por...