Capítulo 2 (parte 8)

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Ha llegado el momento de que una nueva persona entre en el taller…Meryl llena de pensamientos, giró la rueca.

Después de haberse preparado, Cecilia estaba a punto de irse.

Se escuchó un golpe urgente en alguna parte.

—Adelante.

A las palabras de Cecilia, la puerta se abrió y entró Ariel. Salió corriendo del jardín, estaba sin aliento y su rostro estaba sonrojado.

—Debes haber venido apurada para verme antes de irme.

Cecilia se volteó con una sonrisa porque Ariel se veía tan linda.

Cecilia llevaba un sombrero de caza negro con largas plumas blancas. Vestía un vestido negro que era tan suave como una serpiente negra y tenía un polvo dorado en la superficie, también llevaba una capa con pelaje esponjoso alrededor de sus hombros.

Parecía como si fuera a dar un paseo por la nieve con el chacal. Todo el material de ese vestido debe haber sido de la más alta calidad.

Según parece que va a un lugar frío. Ariel nunca había visto la nieve desde que nació, pero ha visto campos nevados varias veces a través de ilustraciones y murales dibujados en libros.

Un lugar donde la nieve blanca se amontona sobre los pinos negros y se extiende interminablemente sobre todo el horizonte, donde no hay sonido.

Un lugar donde los pequeños copos de nieve caen sin cesar. Un campo nevado donde no hay nadie más que Cecilia y Ariel.

Ariel pensó en querer seguir a Cecilia por la nieve. Incluso si ella no se volteaba a verla, Ariel quería ir detrás de Cecilia.

—Escuché que te vas a ir muy lejos esta vez.

—Sí, toma mucho tiempo ir y venir de la parte norte del país porque las carreteras son irregulares y nieva mucho.

—Al ver que se ha estado preparando durante mucho tiempo, debe ser una fiesta realmente importante.

—Es una fiesta para un invitado muy importante con el que he estado tratando durante mucho tiempo.

—Entonces debería ir rápido.
Ariel vaciló y miró a Cecilia.

—Tenga un buen viaje. Manténgase sana y no se lastime.

Vino aquí para saludar, pero ¿por qué no puede hablar normalmente? ¿Es porque en sus palabras se esconde un significado oculto? Tal vez es porque lo que Ariel quiso decir es "tenga un buen viaje sin mí."

Debido a las características de una joven que dirige varios negocios, era natural que viajara a varias provincias o visitara a importantes nobles. Para la joven esas personas deben ser más valiosas que Ariel.

Como el prometido del que escuchó ayer. A Ariel no le gustaba estarse aferrando a una persona ocupada pero no podía dejarla ir fácilmente.

Aunque sabía que ella misma no era el tipo de persona a la cual podía decirle que hacer.

—…Tenga un viaje seguro, señorita.

Ariel trató de despedirla con la mayor alegría posible, pero en su voz se reflejó algo distinto.

Cecilia notó que algo estaba fuera de lo normal y perpleja, miró a Ariel.

—¿Hay algo que hice mal?

Ariel se estremeció ante las duras palabras de Cecilia que habían penetrado en su propio corazón. Pero Ariel también era una persona con una vida social digna, así que siguió hablando sin entrar en pánico.

Sin embargo, se podía sentir la tristeza que emanaba su voz. No debería ser así. Lo pensó en su cabeza pero su corazón no la siguió. Sintió que su cabeza y su corazón se decían algo diferente.

—¿Qué? No, la señorita…siempre me ha tratado bien.

—Es extraño. Nunca te he dicho que has hecho mal tu trabajo.—dijo Cecilia con una voz sarcástica.

Ariel misma ha estado ocultando sus pensamientos. No sabía que decir, así que no dijo nada. Ariel permaneció en silencio.

—…

—¿De repente comenzaste a odiarme? Eso es un problema porque no tengo ninguna intención de dejarte ir.—dijo Cecilia, poniendo su mano en el hombro de Ariel.

Sintió la fuerza con la que la estaba agarrando. Se podía sentir la voluntad de la señorita de no dejar ir a Ariel.

Ariel se dio cuenta en ese momento, que ya estaba atrapada y no podía ser liberada hasta que hable correctamente. Ariel vaciló y luego lentamente abrió su boca.

—Quiero decir que…escuché que la señorita tiene un prometido…Por supuesto, como sirvienta no estaré involucrada en eso…

—¿Quién dijo eso?—dijo Cecilia con una cara seria. De repente Ariel miró a Cecilia a los ojos.

Los rumores que circulaban sobre Cecilia inmediatamente comenzaron a tener sentido. Ariel instintivamente sabía que tenía que decir solo la verdad.

—Lo escuché de las sirvientas a cargo de la lavandería…Sus nombres eran Penny y Tisha…

Cuando Ariel dijo sus nombres, la joven se levantó de su asiento, levantó el teléfono y comenzó a marcar rápidamente el dial redondo. Con un clic y un sonido, Meryl contestó el teléfono.

—Recibí la llamada, señorita.

—Meryl, hay unas sirvientas en el cuarto de lavado son Penny y Tisha.

—¿Está hablando de las dos que se pasan juntas todo el rato?

—Sí. Sácalas a ambas hoy.

—Está bien, pronto conseguiré otras sirvientas.

Ante esas palabras la sangre de Ariel se congeló. El miedo que sintió antes ni siquiera se comparaba con el que sentía ahora. La señorita había sido tan buena que hasta ahora había olvidado cual era su puesto como sirvienta.

Meryl mantuvo su actitud profesional sin preguntar el motivo de la solicitud de Cecilia al echar a las sirvientas e inmediatamente interrumpió a las dos sirvientas que hablaban demasiado a la ligera.

Cecilia colgó el teléfono y miró a Ariel con expresión dura.

«Ahora es mi turno.» Ariel tragó saliva.

Cecilia miró a Ariel, que estaba muy asustada.

«Compromiso, sí, fue hace tanto tiempo que lo olvidé.» Cecilia frunció el seño al pensar en ese momento.

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