6.-VERDUGO

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La puerta se abre de par en par, Olive corre a los brazos de su papá en un parpadear y yo siento que esa calidez que me brinda la escena se evapora por la mentira de ayer

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La puerta se abre de par en par, Olive corre a los brazos de su papá en un parpadear y yo siento que esa calidez que me brinda la escena se evapora por la mentira de ayer.

Arroja la maleta de lona a una orilla y chillan los dos emocionados en risas,

—¡Te voy a enseñar lo que me compro mi tía Beth!— dice mi hija con las manos en sus mejillas.

—¿ENSERIO? ¿QUE TE COMPRO?

—Es una sorpresa— sale disparada escaleras arriba a buscar el conejo que le a regalado mi hermana mayor.

—Hola— dice sin aliento acercándose a mi lado del sofá, deja un beso en mi cabeza.

—Hola— respondo indiferente.

—¿Cómo estuvo la noche? ¿Qué tal está Yanin? — no se da cuenta de mi repentino cambio de humor, en lo que prefiero hacerlo a un lado, ya será en su momento que soltare la bomba.

—Bien— me encojo de hombros —. Ya sabes, tan fabulosa. La lleve a su departamento después de la cena— ladea una sonrisa que quiero borrar con mi puño y se levanta para besar mi mejilla e ir directo a la cocina.

Lo sigo en silencio. —¿Qué tal estuvo? ¿Fue agradable el día?

—Si— consigue una botella de agua del refrigerador y le da un largo trago—, la cosa es que ya lo necesitaba. Necesitábamos.

—Me alegra. Dan, quiero hablarte de...— Olive entra corriendo con su conejo blanco nuevo

—Se llama Momiyi— agita las largas orejas del felpudo.

—Wow que bonito— se coloca de cuclillas para estar a su altura —¿estás contenta por tu nuevo amigo?

—Si— lo aprieta a su pecho— tía me lo regalo. Lo quiero mucho. Es mi nuevo mejor-mejor-mejor amigo.

—Es muy bello, pero no mas que tu mi pequeña— la alza en su hombro y le da vueltas. Los dos ríen a carcajadas, solo un día y se han echado de menos

Creo que yo no lo hice. Hacemos algo rápido para la cena, no parece darse cuenta de que no estoy con toda la disposición de seguir su charla y por último dejo que Dante se encargue de Olive en lo que yo friego los platos.

Está en mis manos el comienzo de nuestra siguiente pelea, necesito enfrentarlo.

Se sienta en el banquillo deja ir un suspiro —Cayo rendida, por lo que dijo hoy le encanta ir a casa de tus padres.

Me seco las manos con una toalla. —Siempre, para Olive no hay nada como sus abuelos y su tía— asiente y me aclaro la garganta—¿Algo que deba saber Dan?

Levanta la mirada hacia mi.—No ¿por que?

—Nada— espeto tajante—, por cierto en la mañana antes de ir por Oliv pase a hacer super y ¿a qué no sabes a quien me encontré?

ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora