Todo va viento en popa.
Tengo un equipo listo para comenzar en los siguientes días con renovaciones, y anoche no soporte las ganas y pedí por Internet un mobiliario, aparte de las mesas que me llegaron ayer que termino recibiendo Beth porque estuve en horario de trabajo.
Todo ha estado mejor que nunca.
Quisiera describir lo extasiada que estoy por este inicio de nueva etapa. Nos estamos dedicándonos horas en la noche después de dormir a Olive. Charlamos y tomamos café o vemos películas juntos. Terminamos desvelados pero no puedo sentirme mas feliz porque me ha escuchado y yo a él. Seguimos yendo a terapia de pareja cada dos semanas, nos queda un camino largo por recorrer pero que mejor que hacerlo que tomados de la mano.
Bajo de mi coche con dos almuerzos y dos postres, lista para sorprenderlo en su oficina.
Mis tacones suenan por todo el pasillo del cuarto piso y el personal al verme me saluda muy amable.
Me detengo frente al escritorio de su secretaria.
—Hola Cecil, tanto tiempo.
Me mira por varios segundos sin poder reconocerme y reacciona, saltando de inmediato de su silla y esboza una enorme sonrisa —Alessa me da tanto gusto verte por aquí— rodea la mesa y me recibe con los brazos extendidos. Chillamos juntas.
—¿Cómo haz estado? — rompo el espacio.
—No tan bien como tú, mirate luces preciosa. Tenias mucho tiempo sin venir a la oficina.
Alrededor de 9 meses.
—Es complicado he tenido mucho trabajo, Olive y ya sabes, gajes del oficio— levanto un hombro.
—Te entiendo eres una maravillosa arquitecta, si el ingeniero no tiene tiempo de sentarse a comer ya me imagino que te pasa lo mismo.
—Hablando del ingeniero. ¿Está dentro?— miro sobre su hombro.
—No, salio hace unas tres horas a campo. Pero tengo entendido que volvera en poco tiempo.
Hago un puchero. —Creí que podría sorprenderlo e ir a almorzar juntos.
—Podrias esperar.
Escuchamos pasos a nuestra espalda —Cecil ¿podrías? — una mujer despampanante se detiene cuando me ve —¡Oh! hola.
—Sophia ella es la arquitecta Alessa Mitchells, es la esposa del ingeniero Esposito. La dueña de la empresa— concluye y no aguanto la risa.
Su sonrisa se borra y siento algo extraño en la forma en la que me mira —¡Oh! Mucho gusto soy Shophia la arquitecta encargada de Esfera y varios proyectos.
—Mucho gusto.
Sonrío amable pero su vibra me causa algo extraño.
—Bueno volveré en cinco minutos para que continúen— se excusa pero la detengo.
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Exilio
RomanceLos finales siempre sorprenden, aunque estén escritos desde un principio.