NADA ES PARA SIEMPRE.

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Cuando niño mis juguetes se podían sustituir con otros juguetes, lloraba un rato tal vez hasta que llegara otro, incluso mejor que el que había perdido o destrozado

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Cuando niño mis juguetes se podían sustituir con otros juguetes, lloraba un rato tal vez hasta que llegara otro, incluso mejor que el que había perdido o destrozado.

Todo era cuestión de tiempo, de cambios y de ciclos que empiezan y que se tienen que cerrar, este círculo en particular jamás tuvo un final...

Ya de joven las cosas no funcionaban así.

Uno llora cuando pierde un objeto, pero sabe que puede reemplazarla, ¿Y qué sucede cuando pierde a una persona y es consciente de que jamás podrá tenerla de vuelta? O peor aún caer en cuenta de que jamás lo tuviste.

De algún u otro modo tenía que darme cuenta de que ya nada funcionaba como cuando era niño.

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