Es cierto que somos seres únicos, y es precisamente en nuestras diferencias donde reside nuestro poder. Desearía que pudiéramos elegir nuestros pensamientos y sentimientos como elegimos nuestro almuerzo diario o nuestro atuendo para una cita, pero l...
Los últimos días me encontraste agotado, los últimos días yo ya no poseía los ojos de los que te habías enamorado. La última noche mi piel estaba agrietada, yo ya no podía ser el mismo aunque lo hubiera intentado.
Tu y tus manías me mandaron a buscar verdades durante el día, pero al no encontrarlas la seguía buscando por la noche, no podía dejar a mi alma hambrienta.
Pero entre atardeceres vino a mi una verdad a abrumarme el corazón, era el amor a la verdad y amor a los que me despreciaron.
Tenía que amarte aunque no quisiera, pues era el único camino para poder dormir tranquilo por las noches.
Tenia que respetarte y no hacer lo que tu hiciste con toda mi figura. Tenía que olvidar que tu me creaste inseguridades más de las que poseía.
Tenía que estar en paz no solo contigo si no con tus demonios porque de lo contrario vendría a rondar mi casa de noche y de día.
Se abriría así delante de mí el camino que me llevaría a la única verdad, la que me mandaste a buscar no solo tú si no mis padres.
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Se abríría delante de mí la posibilidad de llenarme solo el inmenso vacío que dejo todas las carencias de tus caricias y la de mis papas.
Setenta veces siete como dice la palabra, setenta veces siete como las oportunidades que desperdiciaste, setenta veces siete como las esperanzas de verlos juntos papas... setenta veces siete serán ahora las reconciliaciones conmigo porque de entre ellas una funcionará y todo cambiará.
