Capítulo 21

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“El que estés tan lejos y tan cerca me duele, mis dedos queman por tocarte como antes”...

Una semana, una maldita semana había transcurrido desde el enfrentamiento de ambos y la relación se notaba demasiado frágil. Apo procuró mantener la compostura, recordando que la vida de su hijo aún estaba en riesgo. Aunque de hecho, estaba creciendo sin ningún problema, bueno...había un detalle. Resultó que en la visita de hacía tres días al ginecobstetra les informaron que se estaban formando dos bebés, no uno como se creía inicialmente.

El embarazo de Apo era inusual, no tenía un vientre tan notorio a pesar de cargar con dos cachorros y eso le llamó la atención. Temía que algo malo estuviera sucediendo, sus hijos...por dios, ahora que lo decía sonaba más real. Dos bebés, si ni siquiera sabía que haría con uno ¿cómo se las arreglaría con dos? Ambos, él y Mile casi se desmayaron cuando lo supieron. El médico explicó que debido a la amenaza de aborto y todo el estrés al que Apo estuvo sometido durante la etapa primordial del embarazo uno de los fetos se atrasó en su formación. Más adelante esto podría conllevar a alguna malformación, no lo sabían con seguridad.

Afortunadamente el otro bebé estaba bien desarrollado para sus cuatro meses y medio. Pero a Apo no le importaba que uno de sus bebés saliera con alguna deformidad, lo querría de igual forma. El moreno acarició su vientre soltando un suspiro mientras recuperaba su té olvidado en el brazo del sofá. El reposo se estaba volviendo tedioso, estaba impaciente por trabajar, aunque lo hacía a distancia no era lo mismo. Gracias a Buda para cuando se estrenara la serie y tuviera que salir frente a las cámaras ya habría dado a luz. Cambió de canal, aburrido, pero al sentir los pasos de Mile contra el pulido suelo se tensó.

Mile se detuvo dudoso, podía sentir mediante en lazo el rechazo de Apo, y le dolía. Prefería que lo insultara, que le gritara lo terrible que era pero no su indiferencia. Luego de lo que pareció una eternidad se sentó a su lado, Apo fingió no verlo.

—¿Seguirás evitándome?—dijo en voz baja el mayor y Apo lo miró a los ojos—

—No te estoy evitando Mile, pero no puedes pretender que en unos días olvide todo y actúe como si nada—contestó serio—

—Lo sé, mierda...lo sé Apo—restregó su rostro cansado—pero ni siquiera me dejas tocarte, mi sola presencia te perturba, lo siento por el lazo—Apo no movió un músculo de su rostro—me está matando sentir este abismo entre nosotros—

—Dices que quieres tocarme…—dijo sarcástico negando con la cabeza—

—No se trata de sexo—aclaró Mile—se trata de abrazarte, dormir sintiendo tu calor en mi costado o acariciar tu vientre—explicó—no recuerdo la última vez que sentí a nuestros hijos, ellos también me necesitan Po—

Apo mordió su labio sintiendo pena por Mile. De verdad lo sentía por él,tener que cargar con esa culpa tantos años y tener que mantenerlo en silencio no debió ser fácil. ¿Pero qué había de él?,¿acaso no estaba lastimado igual que Mile? Ocultó una parte de su vida demasiado importante, hirió sus sentimientos, estaban unidos hasta niveles inquebrantables sin embargo no existía lo esencial, confianza, comunicación.

Agotado de esta situación tomó las grandes manos de Mile y las colocó sobre su estómago. Los ojos del pelinegro fueron de su mano al rostro de Apo y brillaron tan intensamente, con un atisbo de alegría. Apo siempre pensó que Mile tenía los ojos más bonitos del mundo y una sonrisa devastadora. Aunque pareciera que poseía una mirada ruda era suave, amable y cariñosa.

—Puedes sentir a nuestros hijos Mile,nunca te voy a negar eso—colocó su mano sobre la de Mile—

El pelinegro asintió, acariciando suavemente la pequeña barriga. Cerrando sus ojos intentando concentrase en el lazo que compartían los cuatro. Podía sentir el latido de cada uno,uno más débil que el otro pero ahí estaban. Sus bebés,sus cachorros...una lágrima cayó de su ojo y la mano suave de Apo acunó su mejilla. Sus ojos se abrieron,viendo la imagen del menor borrosa ante él.

Destinados// Mile Apo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora