Capitulo 23

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-No, Chandler, no me tires arena.-le grite. Rió y siguió enterrándome en la playa.


-Espera, espera, no te muevas.-empujó mi cabeza hacía atrás para que no me pudiera poner de pie.


-Riggs, esta me la pagaras.-dije levantando los brazos.


-No, no, quieta, quieta.-dijo entre risas. Puedo jurar que parecía un nene de seis años.- Hey, ________, eso no es justo.


-¿Qué no es justo? ¿Qué no te deje enterrarme?-dije casi riendo. Me puse de pie mientras su mirada se clavaba en mi cuerpo sucio por la arena.


-Deberías lavarte.-dijo riendo.


-Oh. ¿Es en serio?-arqueé una ceja. Parece que le dio gracia porque empezó a reír estúpidamente. No me aguante y solté una pequeña carcajada.- Vamos, tírate al suelo, me toca a mi.


-No, tú no me dejaste enterrarte.-dijo inocentemente.


-Pero me bañaste en arena.-justifiqué. Me sonrió.- Chandler, nada de sonrisas, es mi turno.


-Entonces atrápame.-dijo alejándose de mí. La gente comenzaba a posar sus miradas en nuestro juego.


-No lo haré, no tengo cinco años como para corretearte por la playa. Ven aquí.-crucé mis brazos en tono de enojo. Me hizo burla y sonrió. Debo admitir que se veía sexy.



Se acercó a mi y junto arena con sus manos, me alejé solo un poco, pero cuando quise moverme ya tenía toda esa arena en mi cabello.


-Oh, no Riggs, te arrepentirás de esto.-grité haciendo que dos pequeñas rieran.- Comienza a correr porque no sales con vida.-dije histéricamente antes de comenzar a correr tras el.


-Bueno, por lo menos hoy haremos ejercicio.-grito agitadamente mientras se alejaba de mí.


-Muérete.


-Mátame a besos.-gritó. Cursi.


-A patadas y puñetazos.-grité con furia.


-Que violenta resultó ser mi nena.-carcajeó mientras se acercaba a la orilla del mar.


Dio media vuelta y me lo llevé por delante haciendo que ambos cayéramos a la arena mojada. El rió mientras yo escupía arena. Una ola arrasó sobre nosotros haciendo a Chandler tragar agua. Esta vez la que reía era yo, mientras que el largaba agua hasta por las orejas. Luego me sonrió y se acercó a mí. Eliminó los tres centímetros que había entre nosotros, fundiéndonos en un tierno beso. Lentamente me alejé de el posicionando una de mis manos sobre su pecho.


-Chandler...-dije, pero realmente no sabía que decir.


La bella y la bestia | chandler riggs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora