Capitulo 35

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La analicé un segundo antes de volver a responderle. Su cabello estaba perfectamente ondulado y caía suavemente sobre sus hombros, sus labios con un toque de brillo, se veían extravagantes y delicados.

Mi mano formó un puño intentando contener los celos y las ganas de echarla de "nuestra casa".


-Chandler, Chandler Carlton Riggs.-dijo ella.


-Sí, se quien es mi novio.-le dije. Su sonrisa se hizo aún mas amplia y mis ganas de darle un puñetazo, crecieron.- ¿Quién eres?-enarqué una ceja.


-Hana.-dijo sin que su sonrisa se esfumara.


-¿Y cómo entraste?-pregunté. Hizo una cara de fastidio y posó su mano sobre su cintura.


-¿Dónde esta Chandler?-preguntó. Largué una risa mientras mi rostro demostraba enojo y furia.


-No se encuentra en casa.-respondí.- ¿Cómo entraste?


-Disculpa nena.-su sonrisa se esfumó.- No estoy como para cuestionarios tuyos.


-Pues deberías estar para mis cuestionarios porque estas en mi casa.


-No, no, no.-movió su dedo de un lado al otro.- Esta es la casa de Chandler.


Crucé mis brazos y la miré amenazadoramente. Hizo mi mismo gesto y me sacó la lengua. ¡Que aniñada resulto ser! Sonreí con ironía y luego abrí la boca para echarla de casa.


-No es solo la casa de Chandler.-dije.- También es mía. Es mi novio.-dije lento y claro. Largó un bufido.


-¿Eres ______?-preguntó arqueando una ceja. Asentí sin bajar la guardia.


-¿Cuál es tu problema y de dónde sabes mi nombre?-pregunté rápido.


-Primero, no tengo ningún problema y estoy cansada porque acabo de llegar de España y segundo, se tu nombre porque Chandler te ha nombrado una que otra vez.-largó al descuido.


Las llaves del otro lado de la puerta se hicieron sentir y ambas dirigimos nuestra mirada hacía allí. Siendo las once y media de la noche, Chandler atravesaba la puerta principal de la casa.


-______ ya...-dejó de hablar cuando se dio cuenta de nuestra presencia.- llegué.-hizo una mueca al terminar su oración.


-¿Quién es esta?-pregunté a Chandler. El sonrió y miró a Hana.


-¡Hana!-gritó con emoción, acto seguido, la abrazó.- ¿Cómo has estado?-preguntó aún en sus brazos.


Pintada, tal cual una pintura sobre la pared, con la diferencia que si hubiera sido una pintura de un cuadro, me hubieran apreciado. Los miré atónita y me dediqué a controlar mis notables celos. Mis ojos vagabundearon por la sala y me decidí por irme a dormir en vez de ver a estos dos abrazarse.

La bella y la bestia | chandler riggs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora