Una cárcel, eso era lo único que lograban ver sus preciosos y brillantes ojos azules.
"Internado para chicos especiales" logró leer.
—Sapnap, no te me despegues, puedes perderte.
Escuchó la voz de su padre a la lejanía, estaba más ocupado mirando los cimientos de aquella institución.
Su mirada recayó en un chico que parecía estar jugando algún juego de mesa con otra persona, su mirada concentrada y semblante tranquilo le hacían ver interesante.
Aquellos ojos amarillos brillosos se alzaron para mirarlo, intrigado de ver un rostro nuevo. No era algo muy común.
El otro chico con quien estaba jugando también levantó la mirada, observando a Sapnap con curiosidad.
¿Que tan extraño era ver una cara nueva en este tipo de lugares?
Sapnap no sabía, jamás había pisado una institución de estas, hasta hoy.
Su papá acaba de conseguir un nuevo trabajo como doctor en este internado, y él tenía que acompañarlo, después de todo, no tenía a nadie más. Solo eran Badboy y él.
—¡Sapnap, que no te me despegues!
Regaño su padre, agarrándolo del brazo para llevarlo como muñequita de trapo por todo el lugar.
Sus pensamientos se volvieron de desviar al chico que acababa de ver. Era demasiado lindo.
¿Que hacia una persona como él en este lugar?
Quizás lo averiguaría pronto, después de todo, no tiene nada más que hacer.
—Sapnap, no te muevas de aquí— sentenció su papá, sentándolo en una banca mientras revisaba algunos papeles que traía entre sus manos.
El pelinegro parpadeó confundido, volviendo a la realidad.
—Iré a ver unas cosas con el director, no tardo, no hables con la gente que veas alrededor, podrían ser peligrosos— Advirtió, dejando un beso en sus cabellos para después irse.
Sapnap quedó solo. Bueno, no tan solo, había unos cuantos pacientes en el jardín de enfrente.
—Hola.
Se sobresaltó un poco tras escuchar aquella voz desconocida detrás de él, volteando inmediatamente. Se sorprendió un poco de ver al chico oji-amarillo.
—Soy Karl ¿y tú?— se presentó, dándole la vuelta a la banca para sentarse a un lado de él.
Sapnap tardo un poco en responder.
Su padre le dijo que procurara no entablar conversaciones con nadie.—Me llamó Sapnap...
El extraño chico extrovertido comenzó a buscar algo en sus ropajes.
¿Iba a matarlo?
—¿Que te trae por estos lugares?— pregunto Karl sin dejar de hurgar en sus bolsillos.
—Visita.
—No te creo.
El castaño sacó por fin una barra de chocolate y le ofreció un poco.
—No como eso.
—Como gustes— mordió un pedazo —me gusta mucho venir a este lugar porque es tranquilo. Seguro también te gustará.
—Seguro.
—¿No eres de hablar mucho, cierto?
—No te conozco.
—Bueno, así es como se supone qué haces amigos, chico listo— le explico Karl, marcando la obviedad en sus palabras.
Cierto. El chico se veía muy normal.
—¿Estás loco o algo?— pregunto Sapnap por inercia, arrepintiéndose casi de inmediato al ver la expresión de sorpresa por parte del castaño.
Estaba por disculparse cuando escuchó una risita provenir de él. Era una risa muy linda.
Karl le estaba sonriendo.
—Estoy bien, al menos eso creo— respondió amablemente.
Sapnap se preguntó si le había molestado la pregunta y sólo estaba fingiendo o de verdad no le importaba.
—¡Karl! ¡Ven acá!
Le grito una enfermera desde lo lejos, Sapnap alcanzó a ver en su gafete que se llamaba "Nihachu"
—Creo que tengo que irme. Fue un gusto conocerte, Sapnap, espero verte pronto.
Se despidió con una sacudida de mano para irse trotando hacía donde se encontraba la enfermera, quien parecía estarlo regañando desde antes.
—Sapnap, ven, te mostrare tu cuarto.
Reconoció la voz de su padre. Miro hacia atrás y ahí venia él, con la mirada puesta en unos cuadernos, lo suficiente distraído como para haberse enterado de que había hecho un nuevo amigo. Era mejor que no se diera cuenta.
—Voy, papá.
Fue detrás de él.
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Memories? [2]
FanfictionKarl está perdiendo la memoria. Sapnap lo ama. •Karlnap •No adaptaciones