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A Sapnap no le gustaba estudiar, pero su padre lo obligaba todos los días.

Solo lo hacía sin rechistar para que le quedara tiempo libre y su papá no estuviera detrás de él como si fuera un bebé.

Hoy era la excepción.

—Sap, te daré el día libre si me ayudas a entregar estos informes— le ofreció Bad, moviendo los sobres de un lado a otro.

Sapnap de inmediato levantó la mirada de sus apuntes.

—¡Lo haré!

—Bien, son para Nihachu.

Aquello llamó mucho más su atención, recibiendo los sobres en la mano.

Su padre casi de inmediato salió de la habitación, pues estaba demasiado ocupado haciendo cosas de doctor, supuso.

Inmediatamente se dirigió a la oficina de Nihachu, para darle los papeles he ir a pasar el tiempo con Karl.

Todo el camino estuvo pensando que cosas harían hoy juntos, quizás usar el nuevo juego de mesa que le habían regalado.

Solo debía hallar a la enfermera, pero al llegar no encontró a nadie.

Miro con confusión la oficina abierta, hechando un vistazo adentro para ver si había alguna pista de donde podría estar la chica, pero solo habían cosas desordenadas en todo el lugar.

Al no encontrar nada decidió dejar los sobres en el escritorio, pero accidentalmente uno de los sobres se rompió, dejando caer todos los papeles.

Los levantó rápidamente para acomodarlos, intentando que no se mezclaran con el resto, y mientras los emparejaba vio uno que le llamó la atención, tenía una advertencia.

Tomó el informe entre sus manos, dejando el resto en la mesa mientras lo hojeaba un poco.

"Paciente: Karl Jacobs"

Sapnap sonrió, quizás su novio estaba mejorando.

"Motivo: determinar la gravedad de su trastorno disociativo"

Sus manos temblaron.

"Evaluación: amnesia severa"

¿Severa?

¿Estaba empeorando?

¿Karl lo sabía?

¡Por supuesto que lo sabía! ¿como fue capaz de ocultarle algo así?

Hojeo un poco más el informe para después ponerlo bruscamente sobre la mesa, saliendo de la oficina.

Caminaba con tristeza por los pasillos, mientras en su mente le cruzaban mil pensamientos distintos, cada uno más deprimente que el otro.

Iba tan distraído que no se dio cuenta cuando chocó contra alguien.

—¡Fíjate por donde- ¿Karl?

Su insulto terminó en el aire tras ver a su novio viéndolo con confusión.

—Amh, Sapnap...

—¿¡Por que no me dijiste que la amnesia había empeorado!?

—umh...

—¿Sabes lo preocupado que estoy ahora?

Karl bajo la mirada con nerviosismo, mientras jugaba con sus manos tímidamente.

—¿No me vas a decir nada?

—Olvide que hago aquí...

Ambos se quedaron en un silencio sepulcral.

Sapnap se sintió mal de haberle reclamado. Seguro Karl había olvidado decirle. Seguro no fue su intención y él estaba siendo demasiado histérico.

Se acercó para envolverlo en sus brazos, sintiendo como el castaño se aferraba con fuerza a él.

Su corazón se rompió cuando escuchó sollozos apenas audibles por parte del adverso, su cuerpo temblaba un poco y sus manos se apretaban con frustración.

Nunca antes había visto a Karl llorar, y si por él fuera, jamás habría querido verlo en aquel estado. Tan vulnerable.

Dejo varias caricias en la espalda del castaño, intentando animarlo, pero este ni siquiera se atrevía a alzar la mirada.

—Perdón...

—No entiendo nada...— su voz salió demasiado quebrada, más dolorosa de lo que le gustaría.

—Tranquilízate, Karl.

—Todo es muy confuso...— lamentaba con pena, casi cayéndose al suelo de no ser porque su novio lo tenía muy bien agarrado, su cuerpo se sentía débil.

—Todo estará bien— intentaba calmar el pelinegro al chico que se deshacía en lagrimas entre sus brazos.

—No es mi intención olvidar todo...

Sapnap sentía que en cualquier momento empezaría a llorar también, sus ojos lagrimeaban al verlo tan roto.

Estuvieron varios minutos abrazados en silencio, lo único que se escuchaba eran los hipidos del castaño.

El cuerpo del chico daba leves temblores, pero cada vez lucia mas tranquilo.

Sapnap en ningún momento se separó de su lado. Quizás estaba siendo demasiado egoísta con él.

—Está bien, Karl, no te fuerces por favor, me lástima verte mal...— casi suplicaba Sapnap, para que el adverso reaccionara.

Karl recargo su mejilla en el pecho de su novio, soltando unas cuantas lagrimas silenciosas. El pelinegro solo lo apego mas a su persona, repartiendo leves caricias en sus brazos y espalda.

Ambos estaban mal.

Y Sapnap se sentía egoísta, pues el que debería estar sufriendo era el castaño, no él. Pero se sentía mal de no poder ayudarlo, de no poder hacer nada para verlo mejor.

Y Karl tenía miedo. Miedo de que Sapnap se diera cuenta que era un novio que no valía la pena, que no esté dispuesto a lidiar con él y encuentre a alguien mucho mejor, seguramente cuando sea mayor de edad se marcharía y haría su vida, olvidándolo.

Irónico que tenga pavor de que Sapnap sea quien lo olvide.

—Me voy a quedar contigo aunque olvides hasta tu propio nombre, Karl.

Aquellas palabras le hicieron separarse bruscamente del pelinegro, asustado. Nunca le gustaron las mentiras.

—Es una pérdida de tiempo...

—Jamás serás una pérdida de tiempo.

—Claro que lo soy.

—Entonces eres mi pérdida de tiempo favorita.

Bajo la mirada avergonzado, escuchando los pasos del oji-azul acercándose de nuevo hasta él.

Sapnap tomó las mejillas del castaño para hacer que lo mirara y le sonrió, intentando mostrarle seguridad aunque el también estaba asustado.

—Vamos al almacén.

—¿Que almacén?

Señaló con lentitud hacia atrás de Karl, haciendo que esté se volteara.

—Por allá hay un almacén, cuando lleguemos te explicaré mejor ¿si?

—Confío en ti.

Sapnap le volvió a sonreír débilmente, tomando una de sus manos con delicadeza, la llevo con cuidado hasta sus labios dejando un casto beso en el dorso de esta.

Lo apego a su cuerpo con suma lentitud para que el castaño no se espantara más.

—Todo estará bien...

Y aunque no creyó en sus propias palabras, cumpliría la promesa de quedarse para siempre con Karl.

Lo que sea que "para siempre" signifique.

Memories? [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora