♱ 𝐈𝐝𝐞𝐚 𝟏 ♱

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Taiju

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Taiju

Pegué un golpe en la misma pared donde acababa de arrinconar a aquel chico.

—H-Haruko— le dije con nerviosismo, solo que él parecía estar aún más tenso.

—¿Qué... ocurre, Taiju-kun?— me llamaba por mi nombre, como siempre, y como siempre, me provocaba esas molestas mariposas en el estómago.

Me acerqué aún más a él y pude apreciar sus hermosas mejillas sonrojándose.

—Quiero... que todas tus expresiones, tu cuerpo, tu ser, absolutamente todo... sea mío— me encontraba tan cerca de él que podía escuchar la rapidez con la que su corazón latía, al igual que el mío.

Acerqué mi rostro al suyo y-

—VALE VALE VALE— chilló Koko, cortando mi buen plan mental. Le miré con desagrado a ver qué era lo que se suponía que iba a decir.—¿De verdad crees que te responderá de esa forma? Es decir, es un acomplejado metro setenta que si le arrincona un tío tan alto como el Everest, pues yo creo que se echaría a llorar.

—Eh, si, más o menos— replicó Inui con un tono desinteresado.— no creo que llegara al punto de llorar, pero sí que le entraría un bajón.

Pegué un golpe en la pared, por lo que ambos me miraron algo asustados.

—¿Toman a mi querido Haruko, como un blando?— arqueé una ceja, porque ya me habían puesto de mal humor. Cogí mi mochila y me salí del aula vacía, sin esperar a esos dos perdedores. Me choqué con alguien y estuve a punto de chillarle, pero me di cuenta de que era él.

—Oh, disculpa Shiba-senpai— se le cayeron un par de papeles y antes de que se agachara a por ellos, los recogí por él y los coloqué en su montoncito.

—No es nada, supongo que ser el jefe del taller de arte es complicado, ¿no?— le dediqué una sonrisa ladeada como había estado tratando de practicar varios días atrás.

—Oh, em, si bueno, hay muchas cosas que organizar y eso, pero ya me voy acostumbrando— me respondió con una preciosa y deslumbrante sonrisa.

No pude resistisme y le revolví el pelo con toda la delicadeza que pude, viendo como cerraba los ojos.

—Seguro que lo estás haciendo fantástico, ánimo— le volví a sonreír y el menor esbozó un leve color rojo en sus mejillas con una tímida sonrisa.—Y cualquier cosa, no dudes en preguntarme, es mi deber como presidente del consejo estudiantil.

—Muchas gracias Shiba-senpai— me respondió, por lo que levanté la mano de su cabeza, hizo una reverencia y se fue.

Me quedé mirando mi mano unos minutos. Tenía el pelo muy suave, tan suave que parecía seda. La cerré en un puño pensando que, pronto, le podría tocar el pelo todo lo que quisiese.

Me coloqué bien nuevamente la camisa y me dirigí a la salida. Fui a mi primer destino, la biblioteca, donde al principio fui a estudiar; hasta que vi que uno de los ordenadores estaba libre y me encaminé directamente hacia él.

Ideas para conquistarle || Taiju Shiba x Male OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora