Taiju, que se enamoró de un chico que conoció en su instituto, no sabía cómo podía declararle su inesperado amor, por lo que simplemente decidió ir a una biblioteca, y utilizar los ordenadores para encontrar una web que le proporcionara ideas para c...
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Haruko
Una extraña sensación de frío, recorrió mi cuerpo durante unos instantes, justo antes de que abriera mis ojos.
Como los abrí de golpe, tuve que parpadear un par de veces para enfocar mi vista y froté mis adoloridos párpados.
—Ay... la puta pinche madre, que frío— balbuceé moviéndome aún medio dormido, para buscar algo de calor.
Todo estaba frío.
Me erguí y examiné con rapidez la cama en la que me encontraba. Estaba vacía.
Miré toda la habitación, en busca del peliazul junto con el que había dormido, pero nada.
Dale, ya dejo de dramatizar. Seguro se fue a desayunar.
Me levanté y salí de la habitación con sumo cuidado, por si acaso había alguien durmiendo todavía, ya que no se me ocurrió mirar la hora.
Pero al salir, ya no era la casa de los Shiba. Era... mi casa.
—¿Qué pijas...?— murmuré y nada más hacerlo, se oyó un estruendo seguido de unos gritos que me dejaron atónito. Oh no.
Era ella, o eso era lo que creía, pero me daba miedo confirmarlo; pero mis piernas comenzaron a andar hacia la sala de estar.
Me coloqué involuntariamente frente el lugar de donde salían aquellos alaridos.
Un niño estaba siendo fuertemente golpeado por quién parecía ser llamada "mamá" por el chico de corta edad.
Él solo gritaba que parara, una y otra vez, pero la mujer parecía ignorar sus súplicas y continuó, aumentando la fuerza. Llegó un punto, en el que paró en seco la golpiza y el niño se desplomó.
La señora levantó la vista inmediatamente después de eso clavó su vista en mi.
Esto hizo que me quedara totalmente paralizado. Sus ojos brillaban con una furia indescriptible, que parecía indicar que yo iba a ser el siguiente.
Comenzó a levantar lentamente una de sus manos y me señaló, aún manteniendo su mirada sobre mí.
—...Debes morir.
Unos sudores fríos recorrieron de arriba a abajo mi cuerpo después de que pronunciara estas palabras.
Súbitamente, la señora corrió hacia mi, lo que hizo que mi instinto quisiera dirigirse en la dirección contraria, pero no funcionó.
Mi cuerpo no respondía, por lo que no me podía mover del sitio, dejándome como una víctima fácil para aquella señora y, justo antes de que sus manos me capturaran, todo se sumió en una súbita oscuridad.
—...Ru...Haru, ey, despierta.
Parpadeé un par de veces. Me levanté de golpe en cuanto sentí luz y el calor de alguien que me tomaba de la mano, pero al hacer este gesto creo que choqué mi frente con la de... Cierto, que estaba con Taiju.
