Taiju, que se enamoró de un chico que conoció en su instituto, no sabía cómo podía declararle su inesperado amor, por lo que simplemente decidió ir a una biblioteca, y utilizar los ordenadores para encontrar una web que le proporcionara ideas para c...
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Haruko
Mientras limpiaba el pizarrón estaba entrando en una crisis interna: ¿cómo chingados se supone que iba a conseguir la corbata de Shiba-senpai? Porque si, decidí que el objeto que obtendría de Taiju, iba a ser su corbata; ya que cuando lo pensé se veía fácil de conseguir, pero desde que casi nos besamos, le llevo ignorando... ¿dos días probablemente? Estoy agotando su paciencia, y eso no tiene que ser muy bueno.
—...¿-san?¿Shimizu-san?— me llamó una voz. Era un estúpido que parecía preocupado. ¿Esa gente tiene preocupaciones?
—Disculpa, estaba inmerso en mis pensamientos. ¿Qué es lo que ocurre?— le mostré la sonrisa más amable que pude mientras veía cómo se fascinaba por mi sonrisa. Ja, como para no hacerlo.
—A-Ah, nada, simplemente era para avisar de que ya me iba— hizo una reverencia y fue en ese momento en el que me di cuenta de que llevaba la mochila para irse.
—Bien, no te preocupes, ¡hasta mañana!— le despedí con la mano, cosa que replicó y salió por la puerta. De nuevo, estaba en la misma situación que la otra vez. Suspiré dejando la bayeta para agacharme y apoyar mi cabeza en la pared.
—¿Qué es lo que andas pensando?— preguntó repentinamente una voz que hizo que casi muriera de un infarto por el susto que me había proporcionado. Era, cómo no, Taiju; pero estaba sorpresivamente cerca mío.
—¿De qué vas payaso? Casi muero— él simplemente sonrió pícaramente y- espera, ¿por qué sonreía así? Cuando menos me lo esperaba, ya me había levantado y me estaba llevando de la mano al servicio.
Nos encerró en uno de los cubículos y me sentó en el váter. Apoyó sus manos a cada lado, por lo que, nuevamente, nuestras miradas estaban fijas la una con la otra.
—¿Por qué me has ignorado estos dos días?— tragué saliva y luego simplemente desvié la mirada. No sé, ¿a lo mejor es porque casi nos besamos y yo casi te manoseo las tetas? Mmm, puede ser.
Agarró mi mentón y nos acercó más, obligando a que le volviera a mirar. No mames, está aún más guapo de cerca. ES DECIR, guapo de que- no me parece guapo, ¿vale? Es... algo atractivo.
—Haruko, ¿qué es lo que quieres de mí?— soltó bastante cabreado después de que estuvieramos en un completo silencio ya que no respondí a su anterior pregunta.
—¿Por qué lo preguntas?— arqueé la ceja tratando de empujarle, cosa de la que era incapaz porque el muy hijo de su muy pinche madre no se movía ni un pelo.
—No sé, estabas rebuscando en mis cosas, aceptastes que te besara si dejaba que me tocaras las tetas, y luego me ignoras por dos días, ¿qué es lo que quieres de mí?— noté que me sonrojaba con estas palabras pero fruncí el ceño como si fuera a disimular algo.
En verdad he sido muy cabrón o por lo menos suena así según lo está contando, pero al menos parece que los amarres leves están funcionando. Creo que hoy voy a conseguir la saliva antes que la corbata.
