𝐃𝐑𝐎𝐖𝐒𝐄 ━ Nikki Sixx & Axl Rose

XXXVI. Dead Horse

De las treinta canciones de la edición final de Use Your Illusion I y II, seis fueron en total de la autoría de Axl, y trabajar en la composición de ellas era una labor que le tenía completamente obsesionado, pues era un perfeccionista como ninguno cuando se trataba de música. Estaba empecinado con la idea de que este álbum sería su ópera prima, su obra maestra, en donde no caberían espacios para la equivocación, por lo que lo mínimo que podía hacer por él era practicar cuantas veces requiriera, una y otra vez fuera del estudio. Él necesitaba a una guitarrista, y yo necesitaba un puto trabajo que me mantuviera la mente andando, dado que Loveless Red no daba siquiera señales de vida para ese momento. Se suponía que había sido un pequeño periodo de descanso al que todos habíamos pactado, el cual era tanto creativo como de la vida en la carretera, pues después de años en el mismo ritmo se hacía más que necesario, sin embargo, la situación se había extendido más de lo acordado y a los medios ya parecían especular al respecto, conjugando todo tipo de teorías sobre nuestra relación como conjunto: «que si las drogas habían sido el gran tema de nuestra lejanía, que si Jamie se había comprometido con Janet, que el gran ego de Jamie había sido el detonante, que si mi relación con Gaz era non-grata, o que si Axl me había cambiado... » Un montón de mierda innecesaria, que me hacía caer justamente en el juego de las conspiraciones de estos, y lo cierto es que mi mente maquinaba ciertas ideas sobre nuestro futuro como banda, las cuales me desalentaban de gran manera.

—Nobody understands, quite why we're here. We're searchin' for answers that never appear... Maybe if I looked real hard, I'd see you trying too. To understand this life that we're all going through... —Rose aclaró su voz con un carráspeo y posó ambas manos sobre el cuerpo de su guitarra—. Entonces hasta ahí es la parte acústica, que daría paso a la segunda parte de la canción.

—Me agrada la letra, es genial, sobre todo el coro, hace un muy buen contraste a la primera estrofa y es muy inesperado.

—Era la idea desde un principio —descansó entonces el instrumento en el atril de su lado—. Aún me estoy acostumbrando a eso de cantar y tocar al mismo tiempo, y eso que son los acordes más básicos del puto universo —chistó por lo bajo—. No sé cómo lo hacía Hendrix, pero quiero creer que sueno bastante punk con estos dos acordes.

—Lo mismo me he preguntado por años, pero es solo práctica, amor. Lo estás haciendo de maravilla —le sonreí con calidez reafirmando lo dicho al posar mi mano sobre su muslo, y luego bromeé—. Johnny Ramone estaría orgulloso.

Pero la agradable interacción se vio del todo interrumpida por un estrepitoso sonido del cerrar del ventanal de nuestro jardín, pues era la silueta de un errático y desequilibrado Steven que había conseguido colarse a nuestra casa sin previa invitación. Lucía... Ni similar a aquél joven que había conocido, pues las ojeras marcadas y oscuras en su rostro, y ropa sucia daban a entender que llevaba semanas en ese mismo estado demacrado. No parecía mi mejor amigo, parecía... Bueno, ya lo saben a estas alturas.

—¿Con que me voy de la banda? —fue lo primero que espetó, sin dejar espacio para anteriores cuestionamientos.

—Es lo que pasa cuando incumples tu puto contrato —contraatacó el pelirrojo poniéndose de pie por delante mío, como si procurase protegerme de cualquier movimiento azaroso de Adler.

—¿Mi puto contrato? ¿Qué hay de los demás?¡Absolutamente todos! ¡Todos en esa jodida banda consumen drogas, sin excepción! —exclamó con tanto resentimiento y amargor en sus palabras, las cuales me hacían desconocerle aún más—. ¿Que ahora mandaron a Alan porque no podían decírmelo a la maldita cara? ¡Son unos putos cobardes! ¡Todos ustedes!

—Sí, pero no todos son tan idiotas como para dejar que les afectara hasta el punto de no poder tocar ni un puto set, o dejar de aparecer en las jodidas sesiones de grabación —replicó con una creciente agresividad que se acumulaba en cada una de sus respuestas, pero que intentaba moderar con el mayor de sus esfuerzos.