Capítulo 10

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Megan Brown

Las fiestas se acercaban, aún no sabía qué iba a hacer, mis padres no estarían en casa durante meses y Pansy pasaría las fiestas en casa de Blaise ya que sus familias son muy amigas. No era opción ir con ellos, no me llevaba demasiado bien con esa familia.
Pansy se disculpó demasiadas veces por no poder brindarme su hogar para quedarme allí, le dije que no era un problema, ya encontraría un lugar y ella debía disfrutar.
Ignorando todos esos pensamientos que me carcomían, caminé hasta el gran comedor para poder dar inicio al almuerzo el cual ya había comenzado hace rato. Me senté junto a dos compañeros con los cuales nunca había intercambiado palabras y frente a Draco, con su camisa bien planchada y su corbata alineada, no obstante su túnica no estaba y sus cabellos estaban algo des prolijos. Una sensación conocida a celos me invadieron por dentro, no quería sentirlo, no quería saber nada relacionado a él o a un sentimiento que vaya directo a él.

Blaise se acomodó a mi lado, apretó mi mano y comenzó a hablar de cosas incomprensibles para mi; luego del percance en la clase de DCAO no había vuelto a mencionar nada sobre "ya saben quién" y todo lo ocurrido en ese salón. Blaise lo había notado, había notado el miedo en mis venas y un deseo oscuro que sabía que no era para él, no me había pedido explicaciones y tampoco me había preguntado cómo me encontraba, solo se sentó a mi lado y me abrazó mientras lloraba.
Draco, por otro lado, jamás me había buscado ni enviado una sola carta, estaba alejado y contemplativo de la realidad. Algo en mí se enojaba por su falta de atención, pero no pueden juzgarme ya que hacía tres días él me había dicho que me deseaba, y ahora siquiera posaba sus ojos en mí. Intenté permanecer consciente en toda la comida y la charla de Dumbledore, se me complicó cuando Draco se levantó de su asiento y salió disparado del gran comedor, deseaba seguirlo, deseaba meterme más en problemas con él, no sabía por qué pero quería hacerlo. Y claramente no me quedé con las ganas.
Al cabo de unos minutos salí tras de él, nadie lo notó, giré a la derecha y luego a la izquierda, caminé en zigzag para poder finalmente ver su cabello blanco entre la oscuridad. Sonreí, algo en mi crecía, anhelo, no lo sabía pero era grande; sonrisa la cuál desapareció cuando noté que estaba acompañado, Astoria Greengrass, arrugué el ceño molesta. ¿Por qué estaba con ella? sabía que en su momento existió cierta atracción entre ellos, pero eso ya había terminado. A quien iba a engañar, Malfoy era mujeriego y no iba a dejar de ver a otras mujeres por querer jugar un rato conmigo.
No me iba a dejar manipular ni encantar, él tenía que desearme a mí, él debía sufrir. Tenía un plan en mente, algo que me daría ventaja a mi y dejaría que me relajara por un tiempo.
Caminé decidida hacia donde ellos se encontraban, frente en alto y postura ejemplar solía decir mi madre, Malfoy me notó a un lado y se tensionó por un instante, casi mínimo.
—Lamentó interrumpir, necesito hablar contigo—dije sin importante la presencia de Astoria. El confundido asintió y con la mano le indicó que se marchara, casi sin rechistar lo obedeció, idiota.
—¿Que quieres?—estaba enojado, se lo notaba cansado y algo frustrado.
—Pasaré las fiestas en tu mansión, no es una pregunta, estoy avisándote que iré.
Sus ojos se agrandaron, claro está que no esperaba tal petición de mi parte, más teniendo en cuenta el odio que le tenía.
—¿Tu noviecito no puede brindarte un lugar?—Interrogo con un tono de sarcasmo. Negué con la cabeza—No me llevo bien con su familia, ellos no...no me aceptan—confesé en un tono más bajo y humillado.
Observé cómo asentía lentamente y acomodaba su cabello, un movimiento el cuál me había dejado embobada.
—Como quieras, enviaré una carta a mis padres para que te preparen una habitación.
No le agradecí, luego de todo lo que me había hecho era lo mínimo que podía hacer por mi.
Me volteé para volver al gran comedor, pero una de sus heladas manos tomó mi brazo con fuerza y me frenó.
—No vuelvas a interrumpirme cuando estoy con Astoria o cualquier otra persona.
Una ola de celos me invadió, créanme que fue extraño hasta para mi, yo amaba a Blaise. Y a Draco lo detestaba.
—Quédate tranquilo, puedes hacer con Astoria y cualquier otra lo que te plazca, no pienso entrometerme.
Vi como su ceño se fruncía y como sus labios se separaron para decir algo más, no le di la chance no hacerlo, comencé a caminar y me alejé de él.

La mansión Malfoy tenía un aire aterrador y elegante, sus ladrillos verdes casi grises rodeaba toda la entrada y ni hablar del gran portón que pertenecía a la entrada principal, era algo increíble para el ojo humano. El carruaje avanzaba algo rápido hacia la entrada, nos dejó frente a la puerta y un hombre grande y en traje tomó mis maletas, la señora malfoy estaba esperándonos, la adoraba con todo mi ser.
—Megan querida— habló con su dulce voz mientras me tomaba de los hombros y me abrazaba. Sonreí ampliamente—Narcissa te he extrañado.
Draco bufó y saludó a su madre con un abrazo, luego tomó sus cosas y desapareció tras la puerta.
—Olvídate de él querida, sabes cómo es—hizo un gesto con su mano indicándome que lo dejara pasar y me empujó levemente para que entremos a su hogar.
Todo estaba igual que la ultima vez que había tocado el piso de la gran mansión, mi familia tenía una muy buena relación con ellos, la excepción éramos Draco y yo, no logramos jamás tener una relación como ellos y mucho menos ser siquiera buenos conocidos.

Mi dormitorio era igual a todo el resto, increíble; las paredes eran grises y estaban decoradas con enormes espejos y cuadros florales, la cama también grande y con hermosas colcha y sábanas grises, todo era muy oscuro, elegante, muy Malfoy. Mis maletas ya estaban acomodadas y todo estaba perfecto para poder descansar, tenía entendido que los señores Malfoy estarían fuera los primeros dos días antes de las fiestas, lo que quería decir que Draco y yo estaríamos un tiempo solos y eso significaba un enorme descontrol.
Me relajé en la cómoda y enorme cama y dejé que el sueño me consumiera por completo antes de que fuéramos a cenar.

—¿Señorita?... ¡Señorita!
Me sobresalté, estaba profundamente dormida cuando una de las sirvientes, Marilyn, me vino a despertar—Lamento levantarla, pero debe bajar a cenar.
Solo me limité a asentir y tras cerrar la puerta me coloqué un vestido de seda negro y unas sandalias del mismo color, mi cabello caía con unas leves ondas y mi rostro no necesitaba tanto maquillaje como creía. Sin tardar más bajé y me senté en la mesa junto a Draco, éramos solo nosotros cuatro y el simple recuerdo de mi familia y ellos juntos me generaban ganas de llorar, era simplemente hermoso ver la amistad que mi madre y Narcissa tenían.
—En una hora nos vamos Draco, quiero que todo esté en orden—habló Narcissa con un tono amenazante pero sutil. Él solo asintió y siguió comiendo sin hablar, igual que Lucius él no era de tener mucha comunicación con su familia, para ser sincera siempre sentí que su padre me detestaba ya que jamás fui lo que ellos creerían recomendable para salir con su hijo, si tan solo supiera que no nos soportamos.

A las dos horas ya estábamos solos, todo era más silencioso que antes y ahora las luces y las personas que nos rodeaban no estaban, era como si hubiera desaparecido todo tipo de actividad a falta de los señores.
—Ya que estamos solos, podríamos empezar por contarme el por qué de venir aquí—Susurró detrás de mi aquel rubio que ya no soportaba. Volteé lentamente, estábamos tan cerca que podía ver cada marca, cada lunar, cada línea de su rostro y no sabía y menos entendía por qué me gustaba.
—¿Por qué no me has buscado?—cuestione refiriéndome a todo el tiempo que estuvo alejado en Hogwarts. Meneó su cabeza y sonrió irónicamente—El que está haciendo las peguntas soy yo, creo que el hecho de que estuviera con Astoria afecto algo dentro de ti, ¿no es así Megan?.
Bufé, no podríamos tener nunca una conversación sin que él hiciera un comentario estupido.
—No te busqué porque estuve metido en algo que no te incumbe, lo único que puedo decirte es que entre Astoria y yo no hay nada, puedes estar tranquila con eso.
Voltee los ojos y me di vuelta para irme, era inútil poder estar con el sin enojarme u odiarlo más por sus actitudes de superioridad. Sus manos me tomaron de mis brazos e hicieron que nuestros pechos chocaran cuando me dio vuelta, su respiración me rozaba y mis ojos iban de un lado a otro intentando no mirar sus labios.
—No me dejes hablando solo—escupió enojado—Ahora estamos solos y estás en mi hogar, harás todo lo que diga. Y serás mía Megan, quieras o no.
Sus labios impactaron los míos, robándome el aliento y dejándome desconcertada por el violento acto, al instante me acoplé a él y nuestros labios bailaron, sus manos me recorrieron y ya no supe cómo controlarme. Todo sentimiento con él era distinto, todo estaba cargado de odio y angustia, cosas que seguramente teníamos guardadas y sólo entre nosotros podíamos soltarlas.
Eso era, nos teníamos para desestresarnos, para quitarnos el enojo y odio que nos teníamos y nos generábamos. Draco fue dejando un camino de besos desde mis labios hasta mi cuello, susurré su nombre repetidas veces y solo pude oír como el gruñía ante eso. Sus manos fueron bajando y presionaban mis caderas, creí que seguiría bajando pero se frenó repentinamente...
—Ahora no Megan, no así.
Me alejó abruptamente y comenzó a caminar hacia su dormitorio. No podía creer que lo había hecho otra vez—Draco, no puedes hacer esto— grité.
Él no dijo nada, solo desapareció tras la puerta y volvió a dejarme ahí, como una tonta deseándolo.

Obliviate| DRACO MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora