Capítulo 5

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𝑀𝑒𝑔𝑎𝑛 𝐵𝑟𝑜𝑤𝑛

Tenía la mente hecha un lío, no podía concentrarme, no podía reír, no podía hablar, lo único que hacía era pensar en lo que Draco me había dicho ya hacía dos noches atrás. Estaba asustada porque contara algo y preocupada por lo que fuese a pedirme.
No sabía nada de él desde esa noche, y sinceramente no logro saber si tendría que alegrarme o asustarme.
—Megan, ¿estás oyéndome?— Luna Lovegood habló a mi lado. Estaba enseñándome alguna de las piedras que había encontrado cerca del lago negro, eran bellísimas, pero mi falta de atención no me dejaba disfrutarlas.
—Lo siento Lu, tengo miles de cosas en mi cabeza últimamente— me disculpé regalándole una sonrisa y tomando una de las piedras, era una combinación de rosado con amarillo, y tenía una forma muy extraña que la hacía única. —Es hermosa.
Luna asintió feliz y sonrió tomando mi mano— Te la regalo, tengo muchas.
Su voz me llenó el alma, ella es una de las personas más hermosas y simples que tengo en mi vida, no necesitaba criticar ni vivir a base de otros, solo existíamos nosotras y sus enormes conocimientos cuando estábamos juntas.
—Gracias, trataré de recompensarte encontrando otras.
Intenté estar presente el resto de la tarde, con ella y con las clases. Se me hizo muy difícil, tengo una máxima concentración con las cosas que me interesan, y en este momento lo único que me interesaba era que el jodido Draco Malfoy desapareciera de la faz de la tierra ¿Cómo era posible que él estuviera tan tranquilo? lo vi en algunas clases, cuando prestaba atención, y el siquiera cruzó su mirada con la mía, parecía no importarle nada.
Miré distraídamente la hora en el reloj que colgaba en la entrada principal, eran las 10:30 y tenía clases de DCAO hacía ya 20 minutos.
—Carajo.
Me levanté rápidamente del asiento en donde estaba leyendo y corrí hasta el salón. Estaba agitada y con el cabello desarreglado, con una de mis manos toqué la puerta mientras con la otra trataba de arreglarme un poco.
El profesor Lupin abrió unos segundos después dándome una mirada sorprendida.
—Señorita Brown, llega tarde.
Estaba avergonzada, era la primera vez que llegaba tarde a una clase y no sabía cómo excusarme.
—Lo siento, no vi la hora— fui sincera.
El asintió y me invitó a pasar haciendo un gesto con su mano.
—Están trabajando en parejas, así que como llegas última ve a sentarte con el señor Malfoy, a ver si contigo si quiere formar equipo.
Le fruncí el ceño mientras caminaba con inseguridad hacia él.
No, no y ¡no!
Estaba mandándome con él, por dios estaba por morir del enojo.
Su mirada chocó con la mía en el instante que tomé asiento a su lado, el resto de los alumnos estaban en su mundo haciendo el trabajo ¿Blaise? él estaba con Theo, y creo que no le importó mucho verme con él.
No me dirigió ni una sola palabra en los primeros diez minutos, tan sólo trabajamos y de vez en cuando mi mano rozaba la suya mientras intentaba tomar algo, haciéndome sentir abrumada. Nuestra clase fue más teórica esta vez, nos hicieron escribir sobre algunos hechizos de protección y cómo mover nuestra varita para cada uno.
—No me sale, mierda.
Me quejé en voz baja mientras agitaba mi varita.
Draco me miró de reojo, sin ninguna expresión.
—Lo estás haciendo mal— dijo sin mirarme.
Bufé, como si él fuese a corregirme a mí.
—¿Y como es? digo si eres tan brillante como para ya saber hacerlo.
Giró su cuerpo quedando frente a mi, una de sus manos se elevó tomando la mía, la corrí al instante que sentí su tacto y lo miré incrédula.
—No me toques.
Él ahora si estaba mirándome con una expresión, y era de puro enojo e impaciencia.
—¿No recuerdas de lo que hablamos? además querías mi maldita ayuda— escupió en voz baja y un tanto enojado.
Suspiré sin ninguna otra opción y le ofrecí nuevamente mi mano. La analizó con una ceja elevada y la tomó entre una de sus manos, me sentía demasiado tensa y nerviosa. No quería que me esté tocando.
Hizo un par de movimientos repetidas veces y luego dejó que yo lo hiciera.
Una luz salió por la varita e hizo que el maniquí que teníamos de práctica chocara contra el suelo abruptamente.
Levanté ambas cejas sorprendida, lo había logrado.
El profesor Lupin miró orgulloso y me felicitó.
—¿No vas a agradecerme?— susurró en mi oído.
Me sobresalté y con una mano lo empujé lejos. No respondí a lo que preguntó, solo me mantuve en silencio tratando de esquivar su mirada.
—No importa, ya veré la forma en la que me agradezcas.
Me estremecí por completo tras escuchar lo que había dicho, siquiera pude mirarlo a la cara. ¿Que planeas para mi Draco? ¿Por qué me das tanto miedo?

Obliviate| DRACO MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora