Lo frío que descendía desde las montañas estaba congelando su rostro incluso si lo llevaba cubierto por las máscaras de la gruesa piel de los animales que anidaban y crecían en lo más helado del invierno. No sentía sus piernas ni sus manos que llevaba enredadas con las correas del caballo, pero se aferró tan fuerte como pudo, apremiando el paso del animal, castigándolo hasta el punto que la exaltación desesperada por los violentos azotes no solo le dolían al animal si no también al jinete que era incapaz de contenerse. El hombre se encontraba desesperado por llegar a la capital. Desde ahí lo llamaban.
Cambió de animal dos veces a lo largo del trayecto hacia su destino final, pues no dio tregua en ningún momento para que su transporte descansase. Jamás fue un jinete que despreciara o maltratara a su caballo, Atsumu fue un niño que creció entre los establos y los duros entrenamientos militares, después de todo, al crecer se terminó por convertir en el líder de la tribu de los guerreros zorros, no se esperó menos de él, sin embargo, en esos momentos tenía prioridades muy claras, esa prioridad era Kiyoomi y no el bienestar de un caballo.
¿Era cruel? Sí, lo era. Jamás iba a poner por debajo de nada el bienestar de la persona a la que decidió dedicar su vida.
Su expresión era fiera mientras que su cabeza pensó las mil formas que iba a torturar a la persona que fuese la culpable del estado delicado de su amante. Ni siquiera se fijó en las ramas que lo lastimaron en el momento en que pasó rozando el camino agreste en medio del bosque, ese camino accidentado y suicida al que solo se podía cruzar durante primavera que la luz del sol era más o menos fuerte, sin embargo, Atsumu conocía su territorio mejor que nadie, por ese camino llegaban más rápido hasta la capital, pero también era perfecto para una emboscada.
Si el parlamento completo fue envenenado, Atsumu no descartó una emboscada, aun con eso en mente decidió tomar el atajo. Detrás de él iban la caravana de caballos de su guardia personal, igual de temerarios e imprudentes que su príncipe no lo iban a dejar solo.
—Señor —llamó uno de sus hombres desde atrás mientras que el resto se preparó de inmediato sacando el arco y la flecha antes de que varias cayeran desde un empinado que estaba a un costado de ellos.
Atsumu apremió el paso con coraje en medio de la lluvia de flechas agazapándose contra su caballo mientras sus hombres replegaron el ataque tanto como pudieron.
—¡Desplieguen! —ordenó el jefe de la guardia de Atsumu.
Una de las flecha alcanzó al caballo que ranqueó y después se desplomó provocando que el príncipe cayera con él, pero apenas tocó el suelo se ocultó contra el cuerpo del caballo para cubrirse lo más posibles. Más flechas cayeron contra el animal dándole una muerte dolorosa. Atsumu maldijo en voz baja.
—¡¡Príncipe!! —gritó Alan, uno de sus caballeros, al mismo tiempo que pasó a su lado a todo galope, el príncipe extendió la mano y el hombre lo jaló, impulsándolo para que se sentara detrás de él. Tres caballos más los seguían, eran parte de su guardia, el resto se iba a quedar conteniendo a los enemigos.
—Debemos volver a la tribu.
—Es demasiado tarde, debe de volver al palacio, no sabemos cómo están el príncipe heredero y la reina —respondió Alan con su atención al frente. El caballo iba un poco más lento con el peso de dos jinetes y el cansancio acumulado de las últimas dos horas de galope exhaustivo—. Estoy seguro que alguien volverá a la tribu para avisar del ataque —añadió Alan hacia Atsumu que asintió girando la mirada hacia donde sus valientes compañeros quedaron para dar la vida en defensa de su oportunidad de escape.
Se aferró a Alan mientras que lo veía arrancarse una flecha del hombro sin quejarse. El príncipe se abrazó más fuerte a su caballero hasta que escuchó un quejido que se superpuso al jadeo y el trote de los caballos. El príncipe volvió a girar su mirada y fue testigo de cómo uno de los tres hombres que iban como su escolta, apuñaló a otro y luego al otro, y con sable en mano ahora lo perseguía para darle muerte.
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El consorte de su majestad [SakuAtsu - Haikyuu!!]
FanfictionTras un golpe de estado apoyado por todos sus consejeros, el rey acepta abdicar en favor de la cabeza de la familia Ushijima, nobles de su propia corte. Pidió solo dos cosas: Que su hija tuviera un matrimonio ventajoso, y que su hijo no fuera asesin...