El consorte de su majestad [SakuAtsu - Haikyuu!!]

El palacio al que el mar le canta

El recorrido con el príncipe Osamu fue bastante revelador. Considerando la información que ni Shoyo ni Alán le habían dado pero que el príncipe heredero si le dio como si tratara de exponerlo ante la verdadera forma de ese hombre que decía amarlo. Después de la confesión sobre la estrepitosa y violenta muerte a aquella tribu, Kiyoomi no quiso saber más detalles, se quedaba con saber que las personas que atentaron contra ellos obtuvieron su castigo, ni siquiera pensaba en si fueron buenos o malos métodos, solo que estaba a salvo una vez más gracias a Atsumu. 

Según entendió el príncipe, Atsumu mató a todos los adultos de la tribu, mientras que los niños se convirtieron en aprendices de siervos para las distintas cortes de las tribus y los adolescentes se volvieron esclavos. 

—¿Cómo fue pasado por alto algo como eso? —preguntó a la nada mientras tomaba un baño dentro de una bañera de porcelana preparándose para descansar después de la larga tarde  a lado del príncipe Osamu. Shoyo lavaba sus cabellos rizados con parsimonia y dedicación. 

—Es porque el hermano de la consorte Minami intentó matar también al rey, no solo a usted —respondió Shoyo—. Eso es considerada alta traición para todos, sobre todo porque el rey Ina ha hecho grandes cosas por todas las tribus, al igual que el príncipe heredero y el segundo príncipe, no son solo una familia real que se sientan en el trono esperando a que el resto lo haga, son de la clase de personas que toman acción ante los problemas... en lo personal estoy muy agradecido con ellos, mi familia está agradecido con ellos... antes de la subversión del rey Ina, nuestra aldea no era considerada parte de la alianza, ni siquiera podíamos pisar tierra firme sin ser agredidos y éramos tratados como salvajes... pero cuando el Rey Ina llegó al poder, fue con mi padre para proponer formar parte de la alianza, y mi padre aceptó, cerraron el trato con el compromiso de la princesa Miwa y el príncipe Atsumu —sonrió levemente. 

El azabache se sintió abochornado en cuanto se dio cuenta que habló en voz alta, y suspiró porque al menos el pelirrojo entendió a lo que se refirió. Pero se sintió peor considerando todo el contexto y ante la explicación. Reparó, sobre todo en el detalle de que la casa Miya eran una casta fuerte. Aunque lamentaba lo ocurrido con la señorita Minami y su descendencia, seguramente iba a ser un shock para el rey cuando despertara y supiera que su primogénito y mujer que amaba tuvieron finales tan tristes.

—¿Antes había ocurrido algo así?

Shoyo lo pensó un momento y enseguida asintió con un movimiento suave de cabeza.

—Hace años, uno de los príncipes hijos del antiguo rey sobrevivió y quiso derrocar al rey Ina, creo que fue la primer batalla del príncipe Atsumu... él solo mató al príncipe traidor y a dos de sus caballeros más fuertes... después el resto mató a los otros traidores... creo que a partir de ahí empezó la reputación del príncipe Atsumu...

—Entonces... ¿ha estado en muchas guerras? 

Shoyo consideró de pronto que Kiyoomi estaba preocupado, así que le sonrió y vertió agua caliente sobre el cabello para lavar el jabón y los residuos de aceite que usaba para que no se enredaran los mechones negros. 

—Suficientes como para que todos le teman —dijo—. Más que respeto a su espada, temen que un día se alce en armas, sin embargo, Atsumu ama mucho a Osamu... lo sabes con tal solo verlo —sonrió Shoyo yendo a buscar ahora las mantas para secar el cuerpo de Kiyoomi al que ayudó a incorporarse—. A estas alturas a nadie le sorprende que vaya a liderar el ejercito para conquistar el centro para usted, también lo ama mucho. 

A Kiyoomi ya no le incomodaba tanto como antes escuchar que era amado por Atsumu, y hasta él mismo se pillaba pensando en el contrario, sin embargo, algo en su corazón no acababa de encajar por completo. Se dejó secar en silencio y después caminó hacia la habitación envuelto en las mantas calentitas. Los pasillos eran calentados con fogones y espesas pieles y tapices que colgaban en las paredes. Así que no se sentía el frío de la noche. Se preguntaba si en ese momento Atsumu se encontraba resguardado o viajando como el obseso irresponsable con su propia seguridad que era. Se sentó en la cama viendo su ropa lista para ser usada.