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—¿Entonces que es lo que sientes al verlo?

La pregunta de Ponk lo descoloco.

—No lo sé.

—¿No lo sabes?

—¡Todo es muy confuso!

George se dejo caer en su silla, estresado.

El enfermero lo vio con una tenue sonrisa, anotando más cosas en una libreta.

—¿Por que me frustro tanto al pensar en él?

—Quizás es porque sientes muchas cosas por él.

Aquella respuesta hizo que el pelinegro se pusiera a pensar. Sentido si tenía.

—George, acércate— llamo el enfermero, acomodándose mejor en su escritorio.

George rápidamente obedecio en busca de respuestas.

—Se que tú no los comprendes, pero tienes sentimientos como cualquier persona normal.

—Define normal.

—George...— regaño Ponk, con mirada severa.

—Bien, me callo.

—Como te decía, aunque no los entiendas, están ahí. Quizás tú en realidad si quieras a ese chico y no te estás dando cuenta.

—Creo que es obvio que no me doy cuenta.

—George.

—¡Me calló!

—Te recomiendo anotar todo lo que sientes en algún cuaderno.

—Ni siquiera se que siento.

El mayor soltó un suspiro pesado. Esto sería más difícil de lo que pensó.

—Quizás te ayude hablar contigo mismo. Ahora fuera de aquí, es mi hora del almuerzo.

George le miro con indignación, pero salió rápidamente de aquella oficina. Tal vez debía buscar a Dream.

—¡George!

O tal vez él llegaría solo.

Se veía más hiperactivo que de costumbre.

—¿Tomaste tus pastillas?

—No...

George saco de sus ropajes un bote medio lleno, entregándoselo.

—¡Gracias! lo olvide por completo.

—Lo sé.

El corazón del rubio comenzó a bombear más rápido de lo normal, mientras sus mejillas tomaban un ligero tono rosado.

¿George acaso se daba cuenta de que solo lo ilusionaba tontamente?

El TDAH del rubio no ayudaba mucho a la hora de sobrepensar.

—Vine a buscarte para ir a ver los nuevos pacientes.

George le observó con curiosidad. Pensó que solo era un invento de Dream para sacar conversación.

—Llévame.

—¡Sí!

Dream le tomó de sus ropajes para empezar a dirigirlo, pues sabía que George detestaba un poco el contacto físico.

Llegaron con rapidez al jardín, donde aguardaban dos chicos desconocidos con timidez.

—¡Hola!

Dream fue el primero en acercarse, saludándolos con alegría típica de él. Los chicos se sobresaltaron ante tan escandalosa actitud.

—Mi nombre es Dream ¿y ustedes?

—Sam...

—¡Mucho gusto, Sam!

Todas las miradas recayeron casi de inmediato en el rubio platinado, quien parecía no querer hablar.

—Punz...— se presentó con un tono de voz tembloroso.

George entendió. Él también había tenido miedo el primer día que llegó al internado, ocultándose de todos para no tener que conversar con nadie.

Solo que George era más pequeño.

—Hazlos entrar en confianza, debo irme.

Se despidió el pelinegro, dándole una última mirada a Dream, quien lo observó marcharse sin decir nada.

George tenia mucho que pensar hoy.

Feelings? [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora