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No sabe desde cuando ama a Dream.

Quizás desde ese día en que lo conoció debido a un accidente con unos papeles.

O tal ves la primera vez que el chico le ofreció un chocolate.

O cuando lo llamo "apático idiota"

Definitivamente eso pudo haberlo enamorado.

Pero no recuerda. Solo sabe que ahora tiene claros sus sentimientos, y aunque le cueste un poco ordenarlos, estará bien.

Siempre le costó mucho trabajo relacionarse con el resto, pero Dream se adaptó tan bien a él que de repente estuvo cómodo a su lado.

Le encantaba esta nueva etapa de su vida, aunque no estaba muy seguro de lo que la palabra "encantar" conllevaba.

—¡George, espera!

Dream coloco una de sus manos en la mejilla del pelinegro para alejarlo levemente de su persona, pues el heterocromatico no dejaba de repartir besos en sus labios provocando que casi se quedara sin aire.

Unos besos mas largos o más cortos que los otros, pero el final es el mismo, un rubio con los ojos brillosos irradiando felicidad.

George inmediatamente lo atrajo hacia él, volviendo a unir sus labios en un beso tranquilo. El de ojos verdes solo se dejó llevar por las manos del mayor.

A veces piensa que podría decirle a Dream que escape de ahí. Que se vaya lejos y haga una nueva vida ahora que puede, pero es demasiado egoísta como para hacerlo.

No quiere perderlo.

—George...— murmuro el rubio contra sus labios, sin atreverse a abrir los ojos.

El pelinegro inmediatamente escondió su rostro en el cuello del menor, extrañándolo aun mas.

—Te amo...— susurro George, paralizando a su amado.

Dream ni siquiera tuvo tiempo para responder.

—Eres lo mas importante que tengo, no se que haría sin ti— confesó el pelinegro, saliendo de su escondite —y tampoco se de donde salió todo eso porque hace unos días no sabía ni cómo se sentía estar enamorado.

El de ojos verdes estampo sus labios contra los del mayor, callándolo en el proceso. Una vez se sintió menos tenso, procedió a hablar, sin alejarse tanto del otro.

—Yo tambien te amo, George...

Aquellas palabras hicieron más que emocionarlo. Se sentía pleno.

Hasta que cierta duda regresó a su mente.

—Aun no se el motivo de tus desapariciones repentinas.

Dream pareció ponerse nervioso.

—Bueno, uno debe estudiar, ya sabes.

Su respuesta no convenció ni un diez por ciento a George. Algo no cuadraba.

—No creo que alguien estudie a las dos de la tarde.

—Muchos si.

—Aquí no.

El rubio se encoge de hombros restándole importancia, mientras mete con lentitud sus manos en los bolsillos de su sudadera.

George puede jurar que es color verde, pero no está muy seguro.

—Me estás ocultando algo— acusó, jalando a Dream para quedar de nueva cuenta frente a frente, odiaba que le mintieran.

Ni siquiera lograba entender bien el propósito de mentir, él nunca mentía, y no porque no supiera hacerlo, solo no comprendía para que hacerlo.

¿No era mas fácil solo ser sincero?

Supo que había acertado cuando su chico se quedó en silencio, sin saber que responder.

—Dream...

—Lo siento...

El rubio se acercó para abrazarlo con fuerza, sus ojos verdes detonaban tristeza absoluta.

George no dijo nada, solo se dedicó a repartir caricias en la espalda de su amado para tranquilizarlo, se notaba algo tenso.

—Fundy no quiere que te vea...

—Te lo dije.

Recargo su cabeza en el hombro del mayor, aceptando por fin que su enfermero actuaba demasiado raro.

—Tenemos que hablarlo con el director, porque si me saca de quicio iré a romperle la cara— aconsejo el mayor, dejando un casto beso en sus labios.

A pesar de la mentira, no estaba enojado. Quizás Dream tenía miedo, o no quería preocuparlo. Sea cual sea su razón, él la entendía.

—George ¿y Sam?

—¿Que Sam?

—¡Sam y Punz!

Miraron a sus alrededores para ver si encontraban a los antes mencionados, pero no parecía haber rastro de ellos.

¿Donde se metieron ahora?

Feelings? [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora