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Dream estaba enamorado.

Estaba completamente enamorado de ese chico directo y brusco al hablar.

Y verdaderamente nunca tuvo miedo de decirlo, o las consecuencias que aquello traería.

Demasiado iluso.

—¿Cómo puedes amarlo a él?

Fundy le tomó con fuerza por los hombros, su mirada delataba lo frustrado que se encontraba en esos momentos, no sabía exactamente cómo descifrar aquel enojo.

—¿Que tiene de malo? Me estás lastimando, Fundy— se quejó el rubio, dándole un empujón para quitárselo de encima.

El de cabello naranja bufo, sin quitar su vista de Dream.

—¡Es un completo idiota! esa cosa no tiene sentimientos, te hará daño.

—¿Daño como el que tú me estás haciendo?

Dream sobo con cuidado uno de sus hombros, lo sentía levemente adolorido.

Fundy al no saber que responder solo dio media vuelta para marcharse, no sin antes dirigirle unas últimas palabras.

—Uno de los dos va a sufrir, y de ser tú, no estaré aquí para consolarte.

Después de aquello desapareció de su vista.

Decir que no había alborotado sus pensamientos intrusivos era mentir.

Tal vez era demasiado paranoico, pero últimamente siempre estaba pensando en las cosas malas que podrían pasar.

No lo mal interpreten, no le tiene miedo a las consecuencias. Al menos si no involucran a George.

Porque si George sale lastimado, entonces no quiere seguir.

—¿En que piensas?

Volteo rápidamente hacia aquella voz, encontrando al antes nombrado con una pequeña sonrisa y portando unos lentes que hace mucho no veía.

—¡Eres igual a un maldito fantasma! ¿te lo han dicho?— se quejó Dream, regresando su mirada a donde antes.

George no respondió, simplemente se acercó con lentitud hasta sentarse a su lado, sin quitar su pequeña sonrisa.

—¿Cómo demonios lo haces?

—¿El que?

—¡Aparecer en todos lados!

George soltó una risa sutil, encogiéndose de hombros como si no importara tal acusación.

—Ventajas de conocer todo el internado— fue lo único que respondió el pelinegro.

—¿Cómo es que lo conoces por completo?— cuestionó Dream con curiosidad.

George no se inmutó, pero aún así decidió cambiarle de tema.

—Hablemos de fundy.

El rubio parpadeo varias veces confundido.

—¿Sobre que?

—Me tiene harto.

El pelinegro quito sus lentes con cuidado, dirigiendo su mirada azulada llena de reproche hacia el menor.

Dream solo desvió la mirada haciéndose el desentendido, no le gustaban demasiado los problemas.

George al notar el desinterés del menor posó una de sus manos en su mejilla, haciendo que lo observara de nueva cuenta.

—Fundy no es malo.

—Pero si un idiota.

El rubio negó varias veces con la cabeza.

—Solo está preocupado.

—¿Preocupado o celoso?— acusó George.

—Confundido— contraatacó el rubio, quitando con estrés la mano del pelinegro.

George nunca supo cómo sobrellevar las discusiones. Mucho menos con su amado, pues Dream nunca se molestaba.

Arriesgándose a un posible rechazo, volvió a colocar su mano en la mejilla del adverso, acercándose lo suficiente para dejar un corto beso en sus labios.

Estuvo por decir algo, pero mejor se quedó en silencio, volviendo a cerrar la boca. Dio una última mirada al rubio antes de marcharse.

Dream se dio un golpe mental cuando lo vio cerrar la puerta y oír sus pasos alejándose.

Tenía que ser un poco más flexible con George y explicarle con detalles la situación, desviarlo no le serviría de nada, quizás lo confundiría más.

Tardo unos minutos en pensar bien cómo iba a solucionar todo. No quería que ninguno de los dos saliera enojado, mucho menos George.

Para su grata sorpresa cuando intento salir de la habitación esta tenía candado.

—Lo siento, Dream, pero así es mejor.

Fundy.

—¡Déjame salir, tengo que ver a George!

—Lo hago por tu bien.

Pateo la puerta con fuerza al escuchar como el pelinaranja comenzaba a alejarse de manera rápida.

Ahora tenía otro problema.

Feelings? [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora