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—¿Cómo se si amo a alguien?

Aquella pregunta descoloco a Ponk, quien revisaba tranquilamente unos papeles.

Levantó la mirada para observar con curiosidad a George.

—¿Amas a alguien?

—Eso es lo que no sé. Ayúdame.

—¿Por qué lo haría?

—¡Porqué me amas!

—¿Y como sabes que te amo?

—Pues... me cuidas.

—Es mi deber.

George miro el suelo pensativo, eso era cierto.
Pero también era cierto que Ponk se preocupaba más de lo debido.

—Te preocupas por mi, y cuando no llego por la madrugada vas a buscarme pasillo por pasillo hasta encontrarme. Me das consejos aunque no te los pida, tal vez piensas que no lo recuerdo pero solías contarme cuentos hasta que me dormía. ¡Y siempre estás cuando te necesito!

Ponk parpadeó procesando todo lo dicho, bajando con lentitud lo que traía entre sus manos.

—Te emocionas mucho cuando logro comprender a las personas, y sueles consolarme cuando no se ni que me pasa. Quizás lo haces inconscientemente, pero si te llamo, llegas enseguida, no importa que sea la tontería más grande del planeta. Te quedas conmigo cuando que me siento mal aunque tu deber solo sea instruirme por dos horas.

El enfermero pasó saliva ante la bomba de palabras que le soltó el pelinegro.

—Tal vez no me ames, pero se que me aprecias.

—Si te amo, George.

El heterocromatico ladeó su cabeza confundido.

Ponk se acercó para acariciar sus cabellos. Había visto crecer a ese niño y ahora era todo un adolescente confundido con sus sentimientos. Era como el hijo que jamás podría tener.

—Hay muchos tipos de amor, y primero debes comprenderlos. Mi amor por ti es fraternal.

—¿Algo así como familia?

—Sí.

—No lo veo como familia.

—Entonces quizás amor de amigos.

—Él no me ve como su amigo... creo.

—Pero no es lo que él sienta, es lo que tú sientas. Piensa.

George hizo una mueca pensativo, comenzando a divagar por sus pensamientos.

—Creo que lo amo.

—¿Cómo amigo?

—No.

Se formó un corto periodo de silencio, mientras ambos se veían analizándose.

—¿Él te preocupa?

—Mucho, es medio torpe.

—¿Te gusta estar a su lado?

—Me trae paz y mi corazón se acelera un tanto extraño.

—¿Te irrita?

—No, pero suelo decirle que si.

—¿Por qué?

—¡Porque no se como lidiar con mi pulso cuando está muy cerca!

Ponk suspiro.

—Ve con él.

—¿Eso me ayudará?

—Sí.

George se levantó con pesar para después salir de la oficina. Se dirigió hasta el jardín algo confundido consigo mismo.

Inmediatamente sus dudas se disiparon al verlo ahí, sus cabellos rubios meneándose debido al viento y sus lindos ojos verdes tan brillosos como siempre, con esa chispa única que tanto lo caracterizaba.

Se encontraba jugando con Punz y Sam a las atrapadas, dejándose agarrar por los menores sin que estos se dieran cuenta.

Las carcajadas y gritos le hicieron sonreír sutilmente mientras admiraba la escena desde lejos.

Un Dream demasiado feliz trepaba a Sam en sus hombros mientras Punz los perseguía con una pistola improvisada hecha de cartón.

—¡El príncipe George a vuelto!— exclamó el rubio platinado, deteniendo su andar para mirarlo.

Dream también se detuvo, saludando con una mano mientras la otra sostenía fuertemente a Sam. El pequeño peliverde también le saludó con su manito.

George se sintió mal de haber arruinado tan linda escena, así que llamo con un ademán a Punz, quien se acercó algo cohibido.

—Vamos, debemos atrapar a eso viles ladrones.

Aquellas palabras iluminaron los ojitos de Punz, quien aceptó gustoso la invitación del mayor, subiéndose a sus hombros también.

George tomó fuertemente los pies del niño para que no se cayera y comenzó a correr detrás de Dream, quien abrió los ojos con un falso miedo, empezando a huir de los otros dos.

—¡Espera! ¡Tengan piedad de nosotros!— decía Dream ya un tanto cansado sin dejar de correr.

—¡Si se rinde ahora les perdonaremos la vida!

Gritaba Punz con las manos en alto, viéndose victorioso en aquella persecución.

El rubio inmediatamente se detuvo con la respiración agitada, completamente exhausto de tanto correr.

George se tiro encima de él.

—¡George, me aplastas!

—No me importa.

Se recostó mejor en sus brazos, cansado también. Dream no dijo nada, solo lo abrazo con una terrible confusión. A George no solía gustarle que lo tocaran.

Ambos miraban como Punz y Sam aún tenían la suficiente energía como para seguir jugando, mientras gritaban "las traes"

—Extraño a Karl.

Dream se dedicó a escucharlo, dando leves caricias en sus cabellos.

—Me arrepiento de nunca haberlo llamado "amigo"

—Hace un año no te entendías lo suficiente, y eso no es tu culpa.

—Debí ser más valiente y preguntarme si lo quería.

—Lo querías.

—Y lo averigüé muy tarde.

Se sentó en el pasto con cierta molestia brillando en sus ojos.

—Ya no quiero ser un cobarde, Dream.

Se acercó más para poder besarlo.

¿Eh?

¿¡George lo estaba besando!?

Fue un beso corto, pero hizo que ambos tuvieran una descarga eléctrica hipnotizante.

—¿¡Se acaban de besar!?— grito Punz a lo lejos, asombrado.

George desvío la mirada con vergüenza.

Dream solo sonrió.

Feelings? [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora