—Estas entrando en terreno peligroso.
George lo sabía.
—Sabes bien lo que puede suceder, estos amoríos nunca acaban bien— regaño Ponk.
—Dream y yo saldremos de aquí, seremos la excepción.
—¿Y si no es así?
—Entonces moriremos felices.
El enfermero frotó su cara con frustración, él no quería que nada malo le pasara a George, pero el pelinegro era demasiado terco.
—¿Por que no solo esperas a cumplir dieciocho, irte de aquí y tener una vida normal?
—Porque no soy normal.
—Define normal.
—Ponk, no me harás cambiar de opinión, me costo mucho aceptar mis sentimientos por Dream y no voy a retractarme.
—Dos años no es tanto.
George le miro fastidiado, levantándose para poder irse. El enfermero tomó rápidamente su mano.
—Al menos tengan mucho cuidado, no quiero que te pase nada...
El pelinegro nunca admitirá que aquello ablando su corazón.
—Lo tendremos, vuelvo más de rato, Ponk.
Salió del lugar. Quería ver al rubio.
Como si lo hubiera invocado, Dream apareció por los pasillos junto al pequeño Punz, aunque ninguno se veía muy animado.
Se acercó para ver qué sucedía.
—¡Príncipe George, Sam enfermo!— lamentaba el rubio platinado con los ojos llorosos.
George no dijo nada ante el apodo, pues entendía que Punz confundiera un poco la realidad con lo ficticio, no era su culpa.
Su mirada recayó en el otro rubio.
—Creo que tiene fiebre, pero está bien, Jack dijo que no era grave— aclaró rápidamente Dream al notar su semblante preocupado.
—¿Jack?
—Su enfermero.
—¡Y mío también!— se metió Punz a la conversación, alzando su mano.
Dream revolvió sus cabellos con cariño, para después acercarse hacía donde estaba George y abrazarlo.
—¿Quieres hacer algo?— preguntó el oji-verde, restregando su mejilla contra la de George de forma empalagosa.
George se separó levemente del empalagoso chico, mirándole directo a los ojos, esos preciosos ojos verdes brillosos que él no podía apreciar a menos que usara sus lentes especiales.
Pero hace mucho no los utilizaba porque se los había regalado Karl.
—¿Podemos dormir?
—A ti solo te gusta dormir.
—Por eso.
Dream fingió pensarlo, poniendo su dedo índice en su mentón en gesto de estarlo analizando, hasta que finalmente llegó a una conclusión.
—Bien, pero después de jugar a un rato.
Dream tomo con cuidado a Punz entre sus brazos, cargándolo.
George no tuvo de otra mas que aceptar.
Aunque ese era el plan principal, Punz no tardó rápidamente en quedarse dormido debido al cansancio, quedando recostado en las piernas de George mientras este daba leves caricias en sus cabellos.
El rubio se recargó en su hombro, mirándolo de reojo con dulzura.
—¿Ya no tienes miedo?
—Ya no.
—¿Me amas?
—Eso averiguó.
Dream fingió tristeza, causándole una suave risa a George, quien se acercó para dejar un casto beso en sus labios, procurando no hacer mucho movimiento para no despertar al menor.
—Creo que si te amo.
—Yo también te amo, George.
El de ojos verdes dejó un besito en la frente del heterocromatico, para después recostarse en el suelo complacido.
George nunca supo cómo actuar a su lado, pero cual sea que fuese su comportamiento, Dream seguía siendo el mismo, confiado de demostrar lo mucho que le amaba.
Un amor con espinas.
—¡Dream!
Aquella voz logró sobresaltar al rubio, que se aferró con fuerza al pelinegro.
Un pelinaranja se acercaba a ellos con enojo.
—Ve a tu habitación, ya.
El rubio miro con pena a su amado y se levantó, yendo detrás de aquel enfermero malhumorado.
George sabía quien era. Fundy.
Lo detestaba.
Siempre gritándole a su chico y tratándolo mal, quería agarrarlo de esos horribles cabellos naranjas y arrastrarlo por todo el internado.
Pero eso lo metería en problemas.
Aunque... Dream lo valía.
Para cuando regreso a la realidad, el rubio ya no estaba ni tampoco su estúpido enfermero.
Sintió como el niño en sus piernas se removía dormido, por lo que solo se quedó ahí, quieto.
Mañana hablaría con Dream.
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Feelings? [3]
FanfictionGeorge ya asumió que nunca se podrá enamorar. Dream está seguro de que si puede. •DNF