𝐂𝐀𝐌𝐄𝐋𝐈𝐀𝐒 ━━ Dip

XII. Explicación

El frío invadió todo mi ser, ¿Por qué Gregory se llevaría a Philip? De tan solo pensar en las posibilidades, me hizo sentir un gran vacío. No sabía si era un mal presentimiento o solo mi pensamiento, pero la sensación que me producía, no me gustaba para nada.

En mi propia familia, habían ocurrido ciertos eventos que me hicieron ver la crueldad del ser humano, y como esa crueldad crecía junto al poder que se tenía.

Las personas de clase alta, eran quienes muy seguido salían impunes de cualquier delito que se les acusara. Mi padre alardeaba que la cantidad del dinero en tus bolsillos, definía tu poder sobre los demás y temía que aquello fuese la situación con Philip.

Escuché a la señorita Angelina saludarme, sin embargo —aún teniendo en cuenta lo grosero que iba a verme—, me di media vuelta, alejándome de aquella residencia. Mi mente no podía pensar en algo que no fuese mi pareja o Gregory, así que estuve decidido a encontrarlo.

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En la residencia de los Yardale no había nadie, Jerome y Eleanor no se encontraban en casa. Su hijo mucho menos. No obstante, la ama de llaves me contó lo que había sucedido el día de la fiesta, y, saber que Gregory corría el riesgo de ser desheredado, me hizo conectar aquel acontecimiento con la reciente desaparición de mi pareja.

—¿Y no tiene idea de a dónde pudo haber ido? –cuestioné, intentando disimular la preocupación que invadía mi ser.

—El joven Gregory da pequeños paseos, le encanta ver las tiendas. Usualmente llega con un montón de ropa nueva, joven Damien. –me explicó, y tras agradecerle, me retiré.

La distancia era algo larga y aunque comenzaba a cansarme, no estaba dispuesto a dejar las cosas así. Tal vez fue el enojo e impotencia lo que me distrajo de mi agotamiento físico, ya que cuando me di cuenta, me encontraba en el centro y al salir de mi “trance”, sentí lo mucho que había recorrido, pues mis piernas dolieron.

“Te aseguro que me vería magnífico en cada uno. Cada chico que me viera, querría usar lo mismo”, escuché decir.

Reconocería ese egocéntrico tono de voz en cualquier lado.

Miré alrededor, hasta dar con aquel rubio, acercándome. Mis puños se cerraron, y estaba dispuesto a golpearlo, aunque terminé por empujarlo con fuerza, ya que me vi interrumpido por una sucia pala amenazando con golpearme.

—Fuera de mi camino, topo. –ordené entre dientes. No importaba si era buen amigo de mi Philip, también me iría contra él. Contra el que se interpusiera.

—Chris, baja eso. –escuché decir al rubio. El mencionado no obedeció e inclusive me vi en la necesidad de retroceder cuando se acercó a mi.

—¿No eras amigo de Philip? –interrogué con molestia—. ¡Mierda, ese imbécil se lo llevó a no sé dónde! –le grité desesperado—. Necesito saber su paradero, ¡Deberías apoyarme en esto!

—¿Eso es cierto? –demandó con enfado en su voz, bajando la pala. En ese momento, tomé al rubio del cuello de su camiseta, sacudiendolo.

—¡Habla de una vez, Gregory!, ¿Lo haces por venganza?, ¿No pudiste soportar que Philip te quitará tu lugar, verdad? Por esto, Gregory, por estás malditas actitudes nunca me gustaste. –confesé, apretando aún más el agarre que tenía en sus ropas—. Siempre piensas primero en ti, ¡Los demás no te importan!

El rostro del rubio mostró enojo, uno que nunca antes había visto. Gregory siempre se había mostrado sereno ante mí y por ello, me sorprendí cuando logró apartarme sin problema.

—¿Dices que yo no me preocupo por el resto?, Damien, Philip está bien. Se ha ido sí, por un tiempo solamente. –se cruzó de brazos. Yo estaba incrédulo, ¿Cómo podría decirlo de una forma tan tranquila?—. Le he enviado a convertirse en un caballero, para que sea uno de nosotros.

Tales palabras me dejaron mudo.

Mi querido Philip, ¿Convirtiéndose en un arrogante chico de clase alta?

—...¿Uno de nosotros?, ¡No quiero que Philip se junte con nuestra gente! –grité, mas Gregory no se inmutó.

—¡No es tu decisión! Yo no lo obligué a irse, él lo hizo por voluntad propia. Estaba cansado, Damien, estaba tan triste por no poder ser de tu misma clase, ¡Pero tú no te detuviste a pensarlo! Creo que el egoísta es otro.

La actitud ajena me hacía sentir tantas cosas, ninguna buena, después de todo. Quería golpearlo, quería quitarle su asquerosa sonrisa de su rostro.

No podía llamarme de esa forma tan despectiva, no después de que estuve día y noche pensando en cómo hacer sentir mejor a mi pareja. Yo estaba dispuesto a renunciar a mi herencia, solamente para estar a su lado. Philip lo sabía.

—No te atrevas a llamarme de tal modo, Gregory. –advertí—. Solo deberías decirme el paradero de mi novio.

—...él te enviará cartas cuando esté listo. –comentó con tranquilidad, arreglando el cuello de su camiseta—. No va a olvidarte. Partió junto a la bella flor que le diste. –la sonrisa que me dedicó, la reconocí al instante: era aquella que me decía que todo iba a estar bien—. Si me disculpas, tengo que retirarme. Mis padres me esperan.

Lo observé alejarse, en compañía del castaño. Hasta ese momento no me había puesto a pensar en el porqué estaban juntos, pero con la situación en la que me encontraba, se me hacía difícil prestar atención a otros detalles.

Mi Philip estaba lejos, y el único que sabía su paradero, no estaba dispuesto a decírmelo, mas había algo que me gritaba y suplicaba confiar en Gregory.

Saber que mi pareja había llevado consigo aquella flor, lograba tranquilizarme un poco. Fue de sus primeros obsequios y mi declaración de sentimientos hacia él.

Esa Camelia era el retrato de nuestro amor, representaba el amor más puro y eterno, aquel que nadie ni nada puede romper y fue entonces, que decidí esperar alguna noticia o carta de mi amado.