VIII. ¡Gregory!

482 41 40
                                    

volvemos con la percepción de damien<3ㅤ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

volvemos con la percepción de damien<3

A pesar de que Philip intentó inútilmente cambiar el tema de conversación, yo guiaba a Joe a hablar de nuevo sobre la camelia y los sentimientos del rubio a aquella persona tan…misteriosa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A pesar de que Philip intentó inútilmente cambiar el tema de conversación, yo guiaba a Joe a hablar de nuevo sobre la camelia y los sentimientos del rubio a aquella persona tan…misteriosa.

Quería gritarle al herrero que era yo, ¡Que a mí debía agradecerme!

Quería tomar a Philip e irnos juntos a…vivir. A por fin vivir.

Sin embargo, aquel tema quedó casi en el olvido por todos los presentes, en el momento que la señorita Angelina tomó asiento. Joe la había ayudado a poner la mesa y al comenzar a comer, ella me cuestionó sobre los banquetes, las reuniones, la ropa que se usaba en los eventos importantes.

La veía tan intrigada y emocionada por saber todo lo posible, que me llegó a causar algo de ternura; sin embargo, mis orbes se posaron sobre el muchacho a mi lado.

Había notado como Philip hacía su mayor esfuerzo por imitarme al momento de comer. Lo comprobé tras hacer algunos movimientos de muñeca, los cuales, el rubio repitió. No me molestaba, pero me llamaba la atención.

Al terminar la deliciosa cena, me ofrecí a ayudar a la señorita con los platos y aunque en un principio se negó, insistí tanto que terminé lavando todo, con ella a mi lado, contándome cómo eran sus padres y lo difícil que había sido criar a su hermano menor.

Claro que, cuando Joe se acercaba a la cocina, ella hacía algún comentario halagándome por la ayuda, finalizando con un "¡Ojalá los hombres de esta casa aprendan!", provocando que su esposo se diera la media vuelta y se fuera para hablarlo con Philip.

Acto seguido, nos encontrábamos frente a la chimenea. En aquel momento, yo estaba sentado junto al rubio, repasando el abecedario con ayuda de una pequeña pizarra que tenía. Perdí por completo la noción del tiempo, así que cuando el reloj marcó las doce de la noche, me vi bastante sorprendido y, sin el mínimo cuidado me puse de pie, tomando mis cosas.

—¡Una disculpa, es demasiado tarde! –afirmé.

—¡Es verdad! –exclamó Joe—. Joven Damien, no puede irse tan tarde, las calles se encuentran solitarias y a estas horas, salen los ladrones y ebrios. Me temo que no podemos dejar que se vaya solo. Permítame ofrecerle estadía por esta noche.

𝐂𝐀𝐌𝐄𝐋𝐈𝐀𝐒 ━━ DipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora