IX. Deseo

627 46 21
                                    

No puedo imaginar que pasó por la mente de Gregory, cuando comenzó a abrir los ojos y nos examinó uno a uno. Su expresión confusa me hizo temer por un segundo; pensé en la posibilidad de que su memoria se hubiese perdido, pero aquello se esfumó al notar su serio semblante conmigo.

Se puso de pie, provocando que los tres presentes le negáramos terminar dicha acción.

—¿Quiénes se creen para tocarme? –exclamó, brindando un empujón. Terminó por levantarse, sin embargo, al verlo desvanecerse nuevamente, Philip hizo lo posible por intentar mantenerlo en pie.

—Joven tranquilo, no puede ponerse de pie tan rápido. –aconsejó, forzandolo a tomar asiento—. Le traeré un vaso con agua.

—No tomaría el agua de esta casa ni en un millón de años. –vociferó. Mi pareja me miró y tras ver qué asentí, se retiró por el vaso de agua. Gregory, mientras tanto, desvió su mirada hasta el castaño—. Y ten en cuenta que tomaré acciones legales en tu contra. 

—¿Si? –respondió él, riendo por lo bajo—. ¿Y por qué?

—¡Por agresión! –nuevamente se puso de pie. Esta vez lo sostuve yo, pero al apartarme, sus tambaleantes pasos lo hicieron caer de sentón—. Maldición… –se quejó.

—¿Agresión? –Christophe se había exaltado y temí por otra pelea—. ¡Tu amenazaste a Pip con tu espada! Si alguien debería levantar una denuncia, somos nosotros.

—Ja, son un par de ratas de clase baja, no les creerán. –se puso de pie. En ese momento, el joven Pirrup le acercó un vaso de agua, el cual, Gregory le tiró cuando le dió un manotazo—. ¡Dije que no! –le gritó—. ¡No puedo rebajarme más! –ahora sus ojos se posaron en mí—. ¡Ya peleé por ti! Si fui capaz de actuar como estás bestias, ¡entonces es suficiente como para que te intereses en mí! Vámonos ya de aquí.

—Gregory. –comencé a decir—. Necesitas a alguien más. A alguien que realmente esté dispuesto a conocerte, a quererte, a tener una vida contigo. –tomé al pequeño rubio de la mano, dedicándole una sonrisa al mismo. No podía evitarlo, Philip era lo único que estaba bien para mí—. Espero que puedas encontrar a tu persona.

El joven Pirrup acarició mi brazo, llegando a abrazarlo.

Gregory, por su parte, decidió solamente tomar su espada. Me dirigió una última mirada, antes de por fin retirarse. No negaré que me sentí algo mal, ya que aquel chico era quien siempre había estado para mí en los peores momentos y detestaba no poder hacer lo mismo por él.

No fue el único que decidió abandonar el lugar, ya que el castaño lo siguió. Desconozco si siguieron su absurda pelea.

Mis orbes se posaron sobre Philip cuando se alejó de mí. Notaba una inquietud en él, sus ojos mostraban preocupación, mientras acomodaba las mantas sobre el sofá.

—Philip, cariño, ¿Te sucede algo?

—¿Esto está bien, Damien? –me miró. Apunto estuve de hablar, pero me fue imposible—. Se nota que Gregory te amaba, ¿No fue egoísta de mi parte alejarte de él?

—No hiciste tal cosa, Philip. –me acerqué, rodeándolo con mis brazos, acariciando su espalda cuando él se acurrucó—. Gregory no me amaba y yo tampoco a él. Estábamos forzados a estar juntos debido al matrimonio arreglado.

—Damien, yo sé que tú no amabas a Gregory, pero…sobre los sentimientos suyos hacia ti, no estoy seguro. –negué, tomándolo de los hombros para alejarlo de mí.

—Deja de pensar en eso, ¿Si? Ya no importa, ahora somos tú y yo.

—¿Qué hay de tu padre?

—A él no le interesa lo que hago. –afirmé, inclinándome a besarlo de forma corta—. Philip, quiero estar contigo y ser feliz a tu lado. Por favor, permíteme hacerlo.

𝐂𝐀𝐌𝐄𝐋𝐈𝐀𝐒 ━━ DipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora