XV. "Libertad"

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¡hola preciosxs!<333
espero que hayan pasado bien sus fiestas, dulzuras. ansío que este año sea el mejor para cada uno de ustedes<3333.

 ansío que este año sea el mejor para cada uno de ustedes<3333

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El frío viento golpeó mi rostro al momento en que salí. Maldije mentalmente la ausencia de un buen abrigo, pero consideraba aún más importante, la conversación con Philip.

Lo llamé por su nombre, notando como me realizó una seña obscena con su dedo del corazón. Sentí mis mejillas arder, ¿Cómo podía ser tan vulgar?

—¡Philip Pirrup, detente ahora! –nuevamente fui ignorado. Harto de la situación, no demoré en apresurar el paso, forzandolo a detenerse.

Me desestabilice al momento en que me abofeteó. Philip me sorprendía cada vez más, ¿Cómo un cuerpo con semejante complexión tan delicada, podía provocar un dolor tan horrible con un golpe?

—¡Déjame en paz! –me gritó, brindándome un empujón—. ¡No necesito nada más de ti!

—Escucha, escucha… –se dió media vuelta, continuando con su andar—. Philip, sé que he cometido un error terrible. Quiero solucionarlo.

—¿Y cómo vas a solucionarlo?

—Quiero disculparme.

—¿¡Crees que eso es suficiente!? –retrocedí un paso cuando se volvió a mí—. ¡Me humillaste allá adentro! Necesitarás más que unas simples disculpas, Damien. –el silencio duró por unos segundos, antes de que notara cómo me señalaba el suelo.

Lo observé con incredulidad, inclusive llegué a reír por lo bajo, mas mi querido Philip no cambió su serio semblante.

—Ah…, estaré ansioso de cobrarme esto, Pip. –murmuré entre dientes, antes de arrodillarme frente a él—. Quiero disculparme por… –me vi interrumpido, alzando una ceja cuando el rubio prosiguió a pasarme de largo.

—¿Qué pasó con mis cartas?

—No recibí ninguna carta tuya. –me puse de pie, sacudiendo mis ropas—. No desde finales de Diciembre, Philip. Gregory me dijo dónde encontrarte después de meses, quise ir a verte pero tuve algunos asuntos pendientes por acá. –expliqué—. Te envié ramos de Camelias el tiempo que pude, ¡Devolviste casa uno de ellos!

—¡Solo recibí uno! –se giró a verme—. Te escribí sin descanso cada semana, inclusive fui a la oficina de correos para ver si había algo mal, ¡Me confirmaron que las cartas fueron enviadas y recibidas! –explicó, frotándose el rostro con frustración—. ¿Cómo puedo creerte si todo fue recibido con éxito?

—Debe ser un error, Philip.

—No es un error, Damien…mis cartas fueron entregadas de forma correcta. –nuevamente hubo un silencio—. Si no querías escribirme, pudiste decírmelo y yo… –la interrupción, está vez vino de parte mía.

𝐂𝐀𝐌𝐄𝐋𝐈𝐀𝐒 ━━ DipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora