CAPÍTULO UNO

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Primer día de escuela

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Primer día de escuela. Último año. La opción de irse y faltar a las clases era la favorita de Keith, pero no era la opción más viable. El año anterior casi no pasa de curso por tantas faltas, además Shiro ya había tenido que resolver bastantes problemas debido a sus diversos pleitos el año anterior como para causar más este año.

Y la verdad era que no quería decepcionar a Shiro.

Después de todo, él era lo más cercano a un padre que había tenido después de la muerte del suyo. No podía causar más problemas, menos en el último año.

Al llegar a su casillero simplemente dejó la mochila adentro y sacó su libro de matemática. Solo había libros de la escuela dentro. No le gustaba mucho el tema de decorar un espacio que no era importante, nada de la escuela era realmente relevante para él. No tenía muchos amigos y solo hablaba con algunos de sus compañeros.  Tampoco era realmente una persona muy sociable.

La excepción era Lance.

Alto, delgado, cabello castaño, bonitos ojos azules y una actitud —demasiado— extrovertida.

Durante todo el tiempo en la escuela, Lance era el único que podía captar toda la atención de Keith. Al principio ni siquiera se llevaban bien, el castaño era un fastidio a los ojos del pelinegro. Pero los años pasaron y durante el último verano Lance se robó los pensamientos del pelinegro. Situación bastante molesta a los ojos de este.

No supo en qué momento exactamente sus pensamientos habían cambiado respecto al ojiazul. Pero durante todo el verano, lo que más rondaba por su mente era Lance. Sacudió su cabeza tratando de borrar aquellos pensamientos de su mente.

—Hey, Keith.

Una voz conocida lo hizo cerrar la puerta de su casillero y darse la vuelta para encontrarse con unos ojos cafés cubiertos con unos lentes circulares.

—¿Has visto a Lance? Necesito que me devuelva unos libros.

Inmediatamente, su corazón dio un golpe rápido contra su pecho. 

—¿Por qué debería saber donde está? —se hizo el indiferente y le restó importancia a la pregunta. 

—No lo sé, generalmente siempre andan juntos discutiendo.

Eso era cierto. La actividad favorita de Keith y Lance era discutir, y discutir sobre estupideces, no importaba que cosa fuera, la cosa era que ambos se llevaban la contraria en cada discusión.

Keith simplemente se encogió de hombros y susurró un "tengo que ir a clases" antes de alejarse. Ni que tuviera que saber sobre Lancé. Casi ni se habían visto en las vacaciones, no tenía por qué saber qué hacía ni donde estaba, no era de su incumbencia. La vibración de su teléfono lo desconectó de sus pensamientos, concretamente del pensamiento que era Lance. 

Shiro

paso por ti luego de las clases

diviértete en tu primer día

pero no te metas en problemas

Evitar los problemas. No duraría mucho en realidad.

°°°

—En serio no hice nada esta vez, solo me quedé dormido un segundo, te juro que no respondí de mala manera, es solo que aquí ya me tienen como problemático...

—Keith. — Shiro habló de forma calmada a través de la llamada. —No te estoy diciendo nada, tampoco estoy enojado contigo.

Eso ya lo sabía. Shiro jamás se enfadaba con él y eso lo hacía, de alguna forma, enojar. El mayor siempre había sido tan calmado respecto a los problemas en los que Keith se metía que solo lo hacía sentir aún más culpable. Justo como en ese momento.

—Solo cumple con tu castigo y pasaré por ti cuando salgas.

—No es necesario que pases por mí.

—Keith...

—Puedo llegar solo a casa. Ya no quiero causar más molestias.

El suspiro del mayor se pudo escuchar a través de la mañana. Keith era demasiado terco para hacerle entender que no era una molestia, lo mejor era simplemente ceder. Susurró un "está bien" antes de cortar la llamada. Keith simplemente revolvió si cabello y apoyó su rostro entre sus brazos cerrando los ojos, en cualquier momento llegaría algún profesor y le diría cuál sería el castigo de esta vez.

—Hola, mullet.

Justo lo que le faltaba. La ruidosa presencia de Lance a su alrededor.

No era que Lance le cayera mal, solo que su presencia, a veces, era agotadora. Más aún cuando solo pudo pensar en él todo el verano, que tonto. En realidad eso era totalmente vergonzoso; jamás admitiría eso en voz alta, ya era difícil admitir para sí mismo que Lance no era un simple pensamiento fugaz en su mente.

—¿Qué se supone que estás haciendo aquí? — abrió los ojos pero sin mirar directamente el rostro de Lance.

—Se supone que estoy castigado. — se sentó a su lado. —¿Quieres saber por qué me castigaron?

—No en realidad.

—Estaba en clase de química esta mañana. — comenzó a hablar ignorando la respuesta de Keith. —Y fuimos al laboratorio, la verdad no creo que haya sido la mejor idea ir al laboratorio el primer día, pero la cosa es que fuimos. La cosa es que había unos frascos que llamaron mi atención y, bueno, en realidad fue un accidente.

—Diste vuelta unos frascos e hiciste una explosión o algo así. — interrumpió el pelinegro.

—Qué comes que adivinas.

—Qué tonto eres. — fijó su vista en el castaño. —Es algo obvio que esas cosas no se tienen que agarrar.

Y Lance solo sonrió. Eso hizo que en el estómago de Keith se formara un pequeño nudo.

Desvío rápidamente hacia la ventana, apartando totalmente la atención del moreno. El paso del tiempo se sentía extremadamente lento ¿En qué momento se supone que vendría algún profesor? Dio una mirada rápida al salón y a la puerta, nada. Ni siquiera algún otro estudiante, eran los únicos idiotas que mandaban a castigo el primer día de clases. Ambos eran un total desastre.

—Hey, mullet, te estoy hablando.

—¿Qué?

—Te pregunté por qué estás castigado hoy.

Keith solo se encogió de hombros y sin responder la pregunta ocultó su rostro entre sus brazos cerrando los ojos.

—¿Vas a ignorarme?

—Pronto llegará algún profesor.

—¿Y eso que tiene que ver con lo que te pregunté?

—Cállate, Lance.

Y curiosamente lo hizo. Unos segundos después, Keith abrió los ojos para encontrarse con el rostro de Lance apoyado sobre sus brazos en la mesa con una expresión aburrida y, curiosamente, le pareció una imagen demasiado linda. Volvió a ocultar el rostro entre sus brazos y notó como sus mejillas se ponían calientes.

"Qué estúpido, qué estúpido"

¿Qué demonios pasaba por su mente para pensar que Lance se veía lindo?

Y esa era la respuesta, Lance pasaba por su mente, a cada instante, y eso solo hacía sentir a Keith estúpido. Como si algo más que una rivalidad-amistad fuera a suceder entre ellos. Debía hacer desaparecer esos pensamientos —y a Lance— de su mente, algo entre ellos, qué estupidez; eso sería un total desastre.

°°°
@sweetnicte

𝘿𝙞𝙨𝙖𝙨𝙩𝙚𝙧 |𝖪𝗅𝖺𝗇𝖼𝖾|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora