EPÍLOGO

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Los ojos del pelinegro se encontraban cerrados debido a la grata sensación que le producían las suaves caricias en su pelo

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Los ojos del pelinegro se encontraban cerrados debido a la grata sensación que le producían las suaves caricias en su pelo. Se sentía relajado, sin nada en que pensar. El único ruido que había en la habitación era el de la televisión. Era sábado por la tarde y Keith tenía la cabeza apoyada en el regazo de Lance, mientras este veía algún programa, a Keith no le importaba mucho cual, él era feliz sintiendo las caricias de su novio. Su novio. La verdad es que aún no se acostumbraba a llamarlo de esa forma y eso que ya lavaban casi nueve meses. De todas formas aún no se acostumbraba a decirle así. Aunque para Lance eso no había sido un problema, fue tan fácil como respirar.

—Sabes. Keith.

—Mmh.

—A veces eres como un gatito. — dijo el moreno.

—¿Qué? — Keith abrió los ojos algo desconcertado. Su mirada dio justo con el rostro de Lance.

—A veces eres como un gatito. — repitió, tocando la nariz del pelinegro. —Como uno de esos gatos gruñones, que en realidad son muy adorables.

Las mejillas de Keith se tornaron de un todo rosado.

En eso se basaba su dinámica. Lance diciendo cosas adorables sobre el pelinegro solo para verlo sonrojado y ponerlo nervioso —y porque realmente creía que Keith era adorable—. Y Keith sintiéndose vulnerable ante Lance. Y es que su pobre corazón no dejaba de latir cada vez que el moreno le daba un cumplido o decía algo tierno sobre él. Tan solo se quedaba sin palabras y se sonrojaba. No lo admitiría, pero le encantaba cada vez que Lance decía algo así.

—Cállate, Lance.

—¿Qué? — rio. A Lance de verdad le gustaba hacer sonrojar a Keith. —Solo digo la verdad. En el fondo de tu corazón sabes que tengo razón.

—Cállate, Lance. — apartó la vista del rostro del castaño. —Cállate y sigue mirando la televisión.

—Tú cállate y bésame. — las mejillas de Keith se volvieron aún mas rojas. Lance rio, como cada vez que hacía sonrojar a Keith, no era usual verlo de esa forma, así que solo podía sonreír en cada ocasión. —, Además besarte es mas divertido que ver la televisión.

—No quiero besarte.

En realidad si quería hacerlo. Keith adoraba besar a Lance. Ambos aprovechaban cada momento que tenían para hacerlo —llegaron tarde a algunas clases por entretenerse demasiado—. Pero en estos momentos el pelinegro se sentía bastante avergonzado y no quería darle en el gusto a Lance. Molestarse el uno al otro era algo que jamás iba a cambiar.

Keith levantó la cabeza de las piernas de Lance y sacudió su cabello antes de mirar la hora en su teléfono.

—No voy a besarte, Lance. — aseguró. —Son casi las cinco deberías irte. Se supone que tienes que arreglarte para la graduación y todo eso.

𝘿𝙞𝙨𝙖𝙨𝙩𝙚𝙧 |𝖪𝗅𝖺𝗇𝖼𝖾|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora