CAPÍTULO TRES

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Ambos estaban apoyados en el tronco de un árbol en el patio de la escuela sin verse el rostro

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Ambos estaban apoyados en el tronco de un árbol en el patio de la escuela sin verse el rostro. Era la tercera clase que tenían de literatura desde que habían comenzado el trabajo; llevaban la mitad de las clases disponibles y llevaban absolutamente nada de avance. Las clases anteriores, si no había faltado Lance, había faltado Keith; esta era la primera en la que realmente empezaban a hacer el trabajo junto, pero el silencio se había apoderado del lugar. Últimamente, el silencio se apoderaba de todo alrededor de Keith.

—Chicos, se acabó la hora, espero que hayan podido avanzar.

La tercera clase había finalizado, lo que significaba que solo quedaban tres; eso era un problema, uno bastante grave.

—Vamos a tener que avanzar fuera de clases. — dijo el castaño mientras se paraba del suelo.

Keith dio una mirada hacia fuera de la escuela y vio el auto de Shiro estacionado justo frente a la entrada.

—¿Tienes algo que hacer ahora?

—Eh, sí.

—Hagámoslo ahora entonces.

El pelinegro agarró su mochila y comenzó a caminar en dirección a la salida; Lance, un poco dudoso, agarró también su mochila y rápidamente siguió a Keith.

Ambos llegaron al auto y Keith abrió la puerta trasera, dejando subir primero a Lance. Shiro miró a ambos muchachos, dándole una mirada interrogatorio.

—Soy Lance, señor. — habló rápidamente el castaño.

—No me digas, señor. — rio. —Soy Shiro. Un gusto es bueno conocer a los amigos de Keith.

—Solo tenemos que terminar un trabajo. — murmuró el pelinegro con las mejillas ligeramente sonrojadas.

La mirada de Lance se posó en la ventana, una pequeña sonrisa apareció en su rostro; era un poco divertido ver a Keith algo tímido. Algo diferente.

°°°

La pequeña diversión duró nada. Ya llevaban al menos media hora en la sala de estar de la casa de Keith tratando de decidir alguna base para su cuento, pero los resultados eran nulos; más bien, los resultados eran pequeñas discusiones y cero comunicación real.

—No creo que sea tan difícil ponernos de acuerdo. — se encogió de hombros. —Tal vez podríamos escribir algo como en los cuentos de caballeros. Donde este rescata a la princesa y todo eso. Lo típico.

Un caballero enamorado de una princesa; lo típico. Por unos instantes el pelinegro sintió una pequeña opresión en el pecho. Es solo que Keith no estaba relacionado con todo aquello de un amor entre un chico y una chica, eso no era lo suyo.

—No lo sé. Es como muy típico.

—No te gusta nada.

—Es que tus ideas son muy simples

—Bueno, es obvio que esto no iba a funcionar, no sabes trabajar en equipo. — afirmó.

—Es que eres difícil de tratar. — murmuró entre dientes el pelinegro.

—¡¿Yo?! — extendió los brazos, ofendido. —Tú eres al que no le gusta nada.

—Mira. — comenzó Keith. —, No se me da bien esto de trabajar con alguien.

—O sea que estás admitiendo que tengo razón.

—Eso no es lo que quise decir. — contradijo. —Mira, se me da bien escribir, por eso estoy en la clase de literatura.

Y porque al momento de inscribirse no quedaban cupos para alguna otra asignatura.

—Okay...

—Tú eres muy creativo. — afirmó desviando la vista. —Así que tú podrías darme las ideas y yo las desarrollaría.

—No vayas a hacer el trabajo tú solo.

—No lo voy a hacer solo. — rodó los ojos.

Ambos se quedaron en silencio unos momentos. El pelinegro le dio una rápida mirada a Lance

—Además, Pidge dice que tiene buena ortografía, sorpresivamente. — murmuró lo último.

El castaño le lanzó una mirada de pocos amigos.

—Por lo que tú podrías editar. — continuó Keith. —La ortografía vale varios puntos.

—Okay. — el castaño revolvió su cabello. —¿Por qué no quieres hacer el trabajo conmigo?

—No es eso.

La verdad era que la presencia de Lance era, de alguna extraña —muy extraña— forma, intimidante para Keith. Le gustaba escribir, pero no le gustaba que los demás vieran eso y escribir algo con Lance significaba que él lo viera y eso hacía que todo en el corazón de Keith se volviera un desastre. No sabía que tenía Lance que provoca a toda esa aflicción en su interior. Pero de algo estaba seguro, lo que sea que fuese a escribir estaría inspirado en Lance y eso lo asustaba.

—De verdad creo que tus ideas pondrían ser buena, y creativas, aunque sea algo típico. — confesó. —Solo que es raro. No somos precisamente los mejores amigos.

—Está bien. — cedió. —Te enviaré algunas ideas.

El castaño agarró su mochila, dispuesto a salir, pero este fue detenido por la mano de Keith en su hombro.

—No se me da muy bien escribir algo entre un chico y una chica, es decir, podría, pero preferiría hacerlo distinto, no sé si te molesta que cambie eso. — dijo rápidamente.

— Okay. — respondió sin entender del todo a qué se refería. —Tú haz lo que te parezca mejor; confiaré plenamente en ti. Solo no lo hagas completamente en solo, piensa en .

—Nos vemos luego.

Lance asintió para luego dirigirse a la salida, cerrando la puerta suavemente tras de él. Una vez solo, Keith pudo soltar toda la respiración contenida en sus pulmones. Una hora después, Keith recibió algunos mensajes de Lance, ideas vagas, pero buenas ideas.

La escritura de Keith simplemente comenzó a fluir.

°°°

Dos semanas después el trabajo había sido entregado; no hablaron mucho en la las últimas clases de avance, solo lo necesario para arreglar algunos detalles. Ni siquiera hablaron del cuento en sí, en realidad la vergüenza consumía a Keith por dentro, pero estaba bien. Ambos estaban bien.

Había algo que Lance pensó inmediatamente al leer el cuento; Keith sabía escribir, al castaño le gustó lo que el pelinegro escribió, y realmente le gustaría leer algo más hecho por él.

Y había algo que Keith jamás iba a admitir sobre ese pequeño trabajo, pero Lance era una buena inspiración, inspiración que no pudo sacar de su mente en semanas y eso hizo que su cabeza se volviera un completo desastre. Lance se comenzaba a robar por completo sus pensamientos, pero este ni siquiera le dedicaba una mirada diferente.

°°°
@sweetnicte

𝘿𝙞𝙨𝙖𝙨𝙩𝙚𝙧 |𝖪𝗅𝖺𝗇𝖼𝖾|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora