Capítulo 1.

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Carolina del sur, Beaufort, octubre del 2010.

De acuerdo, ¿Por dónde inició?, oh sí, mi día.

Tranquilo, pacífico y relajante, así estaba yendo todo, ya que mi padre no se encontraba en la casa, estaba de viaje de negocios y eso siempre lo mantenía ocupado ¿Mi madre?, bueno, a ella no le intereso lo suficiente, así que me dejó sola en casa para irse de visita a Seattle.

Ella siempre iba a visitar a mis abuelos sin mí, lo supe porque dejó una nota sin decir un "Te quiero", ya estaba acostumbrada a eso. No tuve clases, así que pasar el día en mi hogar me hacía feliz, claramente invité a mis amigos para pasar un buen rato, no planeaba quedarme completamente sola, ellos siempre sabían cómo divertirme.

—Retenlo bien, no dejes que el humo salga, Rosie— mi mejor amiga me tapo la nariz y solo pude asentir reteniendo el humo, la aleje un poco al pasar todo y comenzar a toser, mi garganta me ardía, pero solo me reí agitando mis manos para alejar el humo.

—¿Estuve bien? — pregunté aun tosiendo y agitaba mi mano en mi rostro, estaba sudando un poco, ella me miró asintiendo.

Sus ojos se le notaban un poco achinados y rojizos, mis dos amigos estaban en mi cama besándose mientras que nosotras estábamos en el baño terminando de fumar.

—Esta vez, si lo hiciste bien ¿Ves?, no es tan difícil— humedeció sus labios y boto lo último que quedaba, mordí mi labio inferior, acercándome y bajar sus gafas negras para tapar sus ojos. —Tus ojos están algo achinados y rojos, significa que lo hiciste de maravilla, aunque el efecto no siempre será igual.

—Hay que salir ya, no quiero que estos dos ensucien mi cama otra vez— abrí la puerta y negué mirándolos casi desnudos, mordí mi uña tirándome encima de ambos entre carcajadas.

—Arruinas el momento, Rosie— habló Harry con una mueca de fastidio lanzándome una almohada a la cara, le mostré el dedo de corazón y se acostó boca arriba.

Los cuatro estábamos drogados, el ambiente estaba tranquilo, Lina quitó su ropa y quedó en bragas negras dejando ver su hermosa figura, sonreí al mirarla y negué con suavidad.

—¿Vas a robarme ropa otra vez?

—Tomar prestado, son dos cosas diferentes— se giró colocando su mano derecha en su cintura, ladeo su cabeza y negó—y no, tú y yo tendremos sexo, dijiste que sentías curiosidad por estar con una mujer.

—Lo dije, pero no que me atrevería hacerlo.

—Vamos, experimenta amiga, así nosotros podemos estar tranquilos— esta vez fue Helios quien hablo, lo mire y revolotee mis ojos, se subió encima de Harry con una sonrisa traviesa.

—De acuerdo— me levanté para acercarme a ella con pasos lentos, sostuvo mi mano y me jalo hacia afuera de la habitación, me llevaría a la de invitados para estar tranquilas.

Me sentía un poco nerviosa, nunca antes había estado con una mujer y menos si esta era mi mejor amiga de años, sabía que le gustaban las mujeres y lo respetaba porque si así era feliz, yo también lo estaba, solo sentía curiosidad, no me iban las chicas.

Me tambaleé y ambas reímos por eso, mi cuerpo se sentía ligero y me gustaba, al llegar al cuarto ella me empujó hacia la cama subiéndose encima de mí, sujete su cintura y me beso, lo correspondí sin problema, el beso estaba cargado de lujuria, me atreví a mover su labio inferior con un poco de dureza escuchando un pequeño jadeo de su parte, qué masoquista. 

Mi ropa desapareció en segundos al igual que sus bragas, ella seguía encima de mí, abrió mis piernas y dejó una mordida en mi labio inferior antes de bajar directamente a mis pechos, no eran tan grandes a comparación de los suyos, mordió y lamió mi pezón derecho logrando sacar un pequeño jadeo.

El hijo de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora