Los chicos no estaban en la cabaña aún, el detective los tenía también bajo custodia y seguramente les estaría preguntando dónde me podría encontrar, esto era agotador, mire mi reflejo en el espejo del baño notando las ojeras y mi piel más pálida de lo normal, suspire quitándome la ropa y meterme en la bañera, abrí la llave y deje que el agua recorriera mi cuerpo, cerré mis ojos relajándome poco a poco, comencé a lavar mi cuerpo quitando finalmente la sangre, pase las manos por mis pechos a lo que mordí mi labio inferior al momento que un jadeo salió de mis labios. Pase saliva al recordar aquella ocasión en mi habitación, acaricie mi abdomen con mis dedos sintiendo mi respiración agitarse, detuve mi mano por unos instantes pero luego la deslice entre mis piernas, con mis dedos acaricie mi intimidad despacio soltando pequeños jadeos que intente retener al morder mi labio.
—Rosie, estas desperdiciando el agua— me sobresalte alejando mi mano de mi intimidad al escuchar su voz, agradecí que la cortina estuviese tapando su vista pero él no era estúpido.
—D-debes tocar antes de entrar— estire mi mano hacia la llave para cerrarla, saque luego mi mano y sujete la toalla para secar rápidamente mi cuerpo mordiendo mi labio por lo sensible que estaba, cubrí mi cuerpo y corrí la cortina de la ducha mirándolo parado en el marco de la puerta.
—Lo tendré en cuenta en la otra vida— revolotee mis ojos y salí con cuidado de no resbalar, coloque mis sandalias y pase por su lado para ir a mi armario, humedecí mis labios estando un poco nerviosa.
—Sal de mi habitación, necesito vestirme— saque la ropa cómoda que me pondría y al girarme di un respingo al tenerlo tan cerca de mí, mire las bragas de encaje que sostenía—Estoy comenzando a pensar que estas obsesionado con estas cosas.
—Preparare la cena— Mostró una sonrisa ladina y se retiró cuando sujeté las bragas, sin más inicie a vestirme.
Sequé mi húmedo cabello con el secador y cepille mis dientes, me subí luego a la cama arropándome completamente con las sábanas para dormir un poco, que me despierte cuando la cena estuviese lista, bostece un poco y deje que Morfeo hiciese de las suyas, necesitaba descansar estas ojeras debían irse.
Mi respiración era agitada, mis pezones estaban completamente erectos debido a la gran excitación que tenía, hace mucho no tenía sueños húmedos y este se sentía tan real, el contacto de su húmeda lengua sobre mi sexo era increíble y me hacía desearle más, deslice mi mano por su cabellera castaña hasta darle un sutil jalón, su suave mordida sobre mi clítoris me hizo gemir alto, espera, ¿Sentí eso?, abrí mis ojos topándome con los suyos, ay dios, esto no era un sueño sino la realidad, seguramente diría algo sino hubiese introducido sus dedos en mi entrada de manera tan deliciosa. Abrió un poco más mis piernas y movió sus dedos un poco más rápido, arquee un poco mi espalda apretando la almohada por la increíble sensación que sentía, necesitaba más de él, ya no estaba pensando con claridad, no me faltaba mucho para tener mi orgasmo.
—Daren...— gemí su nombre sintiendo como cada vez más el ritmo de sus dedos aumentaba, intente cerrar mis piernas pero me lo impidió, le volví a mirar nuevamente topándome con su oscura mirada, sentía aquel conocido cosquilleo aumentar—No, ¿Q-que haces?.
—El pollo está listo, debo sacarlo o se quemara— había sacado sus dedos de mí y sonrió ladino, negué ante eso y sujete su mano para atraerlo hacia a mi besando sus labios, enrede mis piernas alrededor de su cintura, el beso era desesperado por ambas partes, se alejó un poco de mí mirando mis labios—Tus amigos están cerca y debo sacar el pollo Rosie.
Deje caer mi cabeza sobre la almohada y cerrar mis ojos, asentí sintiendo como se levantaba de la cama y salía de mi habitación cerrando la puerta, suspiré sentándome por unos instantes, mis piernas temblaban un poco pero aun así me levante quitando solo la camisa que tenía sobre mí y meterme a la ducha para quitar la humedad. Me sentía frustrada, maldito pollo, bufe bajando las escaleras con mala cara mirando a mis amigos entrar a la cabaña, respire hondo recibiendo el abrazo de Lina con una pequeña sonrisa, no quería ni verle la cara al estúpido.
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El hijo de Drácula
RomanceSu piel, su cuerpo y aroma me enloquecían, su imagen no salía de mi mente y aun podía sentir sus labios sobre los míos, supe que estaba jodida cuando se volvió una droga para mi, una la cual no podía dejar de consumir aunque quisiera. ¿Podría yo viv...