Capítulo 8.

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¿Qué tan rápido había llegado a casa?, para mí el tiempo paso muy veloz, mire sus ojos dorados pasando mi dedo por sus labios lentamente, estábamos en mi cama, él encima de mi puesto entre mis piernas aun con la ropa puesta, me alce un poco para volver a unir nuestros labios siendo correspondida, no sé porqué lo hacía pero ya era una gran necesidad, me aleje abriendo los ojos lentamente volviendo a encontrarme con esa mirada tan profunda que tenía, sus dedos recorrieron mis cejas, nariz, pómulos y por último mis labios. Su mano bajo a mi cuello dejando un sutil apretón que me hizo soltar un pequeño jadeo, sus dientes atraparon mi labio inferior a su antojo, ya estaba húmeda y él lo sabía, gire mi cabeza para darle más acceso a sus besos húmedos que iniciaba a dar por la zona.

Sentía mi cuerpo ligero como si estuviese drogada, lo mire desabotonar mi camisa dejando a la vista mis pechos siendo adornados por un brasier de color negro, me dedico una mirada fugas y pude escuchar su respiración hacerse más pesada, estaba algo mareada ¿Era normal que me sintiera así?, parpadee sintiendo como desabrochaba mi brasier por lo cual me alce un poco, lo dejo a un lado, humedeció sus labios acercando su boca a mi pezón izquierdo comenzando a lamer el mismo lentamente. ¿Esto era un sueño o estaba sucediendo realmente?, aun me sentía mareada, no me sentía yo misma, jadeos suaves y bajos salieron de mis labios por lo que estaba haciendo, su mano se coló por mi pantalón y bragas tocando en círculos justamente mi clítoris, de acuerdo esto era real, gemí algo alto cerrando un poco mis piernas pero no por completo.

—Daren...—Susurré entre pequeños gemidos y respiración más que agitada, mordí mi uña mirando como dejaba el pezón izquierdo y se concentraba en el derecho, el mareo aumento más y fije mi vista en un rincón, parpadee un poco viendo una figura algo baja observarnos, me estremecí sacudiendo mi cabeza colocando los pies en la tierra—¿Qué crees que haces?.

Lo aleje de mi cuando sus labios tocaron los míos, mi mano fue a parar en su mejilla importándome poco el vendaje, se alejó mirándome con confusión he imite su acción, me cubrí con la sábana y levantarme de la cama, volví a mirar hacia el rincón pero no había nada ¿Qué había sido eso?, ya el mareo no estaba y la sensación como si estuviese drogada tampoco. Parpadeé un par de veces más y fije mi vista en el contrario notando su confusión también.

—¿Pensabas usar tus estúpidos poderes en mi para poder acostarte conmigo?— estaba enojada y aun confundida, él fijó su vista en toda la habitación pero luego puso su vista en mí.

—¿Cómo llegamos tan rápido?— ladeo su cabeza mirando su vestimenta, seguía igual pero su cabello estaba desordenado, negué sin saber que responder, realmente tampoco sabía cómo había llegado tan rápido.

—Juro haber visto a alguien observarnos en ese rincón— señale el correspondiente y lleve mi mano a mi cabello sin comprender absolutamente nada, le mire—¿Qué está sucediendo, Daren?.

—Vístete, te llevaré con tus amigos— salió de la habitación dejándome más confundida que antes.

Suspire acercándome a mi armario para buscar otra camisa y empacar la ropa necesario más los vestidos nuevos y las bragas, me peine haciéndome una coleta alta y dejar varios mechones rebeldes a los lados, recogí las cosa de uso personal y salí de mi habitación caminando hacia las escaleras, no estaba entendiendo nada, ni siquiera sabía si ellos me aceptarían, baje rápidamente las escaleras encontrándome con él en la puerta esperándome, tenía otra ropa y su cabello estaba húmedo, no dije palabra alguna solo pase por su lado para salir de la casa, al acercarme al auto me subí en silencio colocándome luego el cinturón de seguridad.

Se subió rápidamente y colocó el auto en marcha, abrace el bolso mirándolo de reojo, tenía su mandíbula tensa pero no decía nada, mire la ventana para distraerme del incómodo silencio, de acuerdo, recuerdo el beso en el bosque, recuerdo que casi chocábamos y estaba enojada por eso, recuerdo también que me, ¡no!, todo menos eso, sacudí mi cabeza un poco carraspeando, bien, solo recuerdo eso pero no recuerdo cómo llegamos a la casa y mucho menos como terminamos en mi cama, cerré mis ojos rascando mi cabello pero me queje algo alto al sentir un pinchazo en mi mano derecha, baje mi vista mirando como la venda se manchaba de sangre y comenzaba a gotear, el auto se detuvo y cerré mis ojos apretando la muñeca debido al fuerte dolor que comenzaba a sentir.

El hijo de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora