Me rehusaba a irme tan rápido de aquí, mis maletas ya estaban hechas pero aún así me negaba, Logan por suerte estaba bien, se estaba recuperando y si se preguntan dónde está, pues se encuentra en el hospital ahora, Airam pudo mantenerlo con vida hasta llevarlo aquel lugar. Daren estaba con él, se había ido después de ducharse sin despedirse de mi, solo hablo con la mujer y se marchó, y yo estaba aquí, afuera del auto de la contraria escuchando sus palabras, bueno, no escuchaba del todo.
—¿Entendiste?— asentí sin saber a qué se refería, suspiro abriendo la puerta trasera—Mejor entra, ya es de noche y no nos queda mucho tiempo.
—No voy a dejar a mis amigos más tiempo con ese anciano— negué una vez más y escuché su resoplido.
—Daren negociará con su padre, tus amigos estarán contigo mañana en la tarde… Ahora entra— la mire por unos instantes.
Sin más, entre al auto escuchando la puerta ser cerrada, me acomode mejor en mi sitio y me acosté abrazando mis piernas y esconder mi rostro en ellas, estaba cansada, por suerte ya había comido un poco, las náuseas eran horribles, ¿No estará mintiendo, o si?, Suspiré cerrando mis ojos. No entendía porque él no podía ir con nosotras, por un lado estaba bien que se quedará para que cuidara de Logan, después de todo estaba así por culpa mía, no debí haberlo buscado ni mucho menos contado casi todo.
Respecto a cómo me siento, pues, ya estoy mejor en algunas cosas, ya no siento el dolor de cabeza pero las náuseas claramente si, mi cuerpo ya no duele y me siento algo tranquila, pero preocupada por mis amigos, ¿Qué dirán cuando me miren de nuevo?, ¿Cómo actuarán después de verme?, De acuerdo, este es mi mayor problema, sobre pensar las cosas, lo odio.
—Ten, toma esto— abrí mis ojos mirando como me extendía una botella de agua.
—Gracias— sujete la botella y me senté para abrirla y comenzar a tomarla sin problema.
Mire está luego de haberla cerrado, pase mi dedo por el plástico y arrugue mi frente al quitarle lo que tenía enrollado, alce mi vista mirándola nuevamente, tenía escrito “Lo siento, Rosie”. Iba hablar pero no pude, coloque una mano en mi cuello en cuanto empezó a faltarme el aire, cómo si estuviesen apretando muy fuerte el mismo. Lleve mis manos rápidamente a la puerta intentado abrirla pero era inútil.
—Nunca pensé en traicionarlo— hablo en un tono tranquilo, caí en el asiento boca arriba, todo se estaba nublando—pero por su culpa Drácula tiene a mi hija, y lo siento pero, ella es más importante que tú, Rosie.
No escuché más, tan solo mis párpados se cerraron finalmente sumergiéndome en una total oscuridad, ¿Acaso el sospechaba que ella haría algo como esto?, Claro que no, sino, no me hubiese dejado ir con ella a Roma, claramente no iríamos hacia allá, sino ¿Para que hacer esto?.
La noche era lluviosa y muy fría, desde afuera podía ver lo grande que era esa casa que se veía abandona, a mi lado estaba un hombre con una túnica cubriéndolo completamente, camino hacia la casa entrando en ella, lo seguí en silencio hasta el interior del lugar mirando el mismo, rápidamente se me hizo muy conocido, pase saliva en cuanto escuché a un niño gritar de dolor, aquel ruido provenía de la cocina, por ende, me acerque con pasos cuidadosos asomándose en el marco de la puerta.
Mi cuerpo tembló ante aquella horrorosa imagen, aquel niño se hallaba en el suelo siendo cubierto con su propia sangre, el hombre se alejó de él saliendo de la cocina, pasando por mi lado, tuve mucho miedo pero al parecer, no notaba mi presencia, en segundos una joven entro a la cocina y se acercó entre llantos al niño, estaba embarazada, bien, esto ya lo había soñado antes.
—No por favor, ¡Alex! —Grito la joven al pequeño niño, mi corazón se agito—Despierta, por favor hermano.
Suplico entre llanto mientras abrazaba su cuerpo, mis ojos se cristalizaron por eso ¿Y esto que significado tenía?, Se sentía tan real, al girar mi cabeza note que aquel hombre estaba a mi lado, mirando a ambos sin decir una palabra, quise acercarme más para ver su rostro pero se adentro más a la cocina.
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El hijo de Drácula
RomanceSu piel, su cuerpo y aroma me enloquecían, su imagen no salía de mi mente y aun podía sentir sus labios sobre los míos, supe que estaba jodida cuando se volvió una droga para mi, una la cual no podía dejar de consumir aunque quisiera. ¿Podría yo viv...