Capítulo 16.

21 4 0
                                    

Cuando salimos de aquel departamento todo mi cuerpo temblaba, intentaba caminar con normalidad pero el cansancio y ver cómo mis piernas temblaban ganaban esta batalla, no quería que se diese cuenta, aunque sonara estúpido. Él era estúpido, sujeto mi mano con firmeza dejando un apretón sobre la misma.

—¿Por qué soy estúpido?— su semblante era serio pero no causó nada en mi, me encogí de hombros alejándome de él.

—No lo sé— mire a mi alrededor observando a las personas entrar a la instalación con sus disfraces y acompañantes divinos. Me gustaba haber elegido a Minte, sabía que nadie la usaría.— Ya sabes, eres mi tío el bondadoso que me acompaña a esta fiesta, solo porque está preocupado por su sobrina.

—No me gusta ser el tío, ¿Por qué no puedo ser tu esposo?— su mandíbula se tenso dándole una mirada asesina a los chicos que silbaban al mirarme, revolotee mis ojos.

—En primer lugar, te presentaste como mi tío, y en segundo lugar—chasquee mis dedos llamando su atención— soy muy joven para decir que tengo esposo, así que, apegate al guión.

Me gire caminando hacia el lugar sacando mi carnet y entregarlo al portero, lo miro y asintió dando espacio para que entrara, agradecí sin mirar a Daren y me adentre cada vez más al instituto. Abrí mi boca por como habían decorado el lugar, era increíble la creatividad de estos idiotas, acomode mejor mi cabello y seguí con mi camino rumbo al patio trasero, ahí seria la fiesta.

Suspiré pesado esquivando a varios estudiantes para evitar tropezar, y bueno, evitar también que Daren los asesine, gire mi cabeza rápidamente para ver si me seguía, y no, no me seguía, ¿Dónde se abra metido ese idiota?. Al llegar al patio trasero admire una vez más la decoración, de los árboles colgaban luces de todos los colores, y adornos acordé a la semana de Halloween, telarañas, arañas, insectos, etc, se veía algo real.

—Pero miren quien está aquí— me gire para mirar aquel grupo de idiotas que estudiaban conmigo, cruce mis brazos— ¿De que es tu disfraz? ¿De prostituta?.

Rieron, todos lo que escucharon rieron, por suerte no fueron muchos debido a la música que sonaba de manera alta, ladee mi cabeza analizando ahora yo su disfraz, esboce una sonrisa tranquila y asentí.

—Felicidades, fuiste el primero en notarlo— dio un codazo a su amigo de pelo castaño claro— y dime Gregory, ¿De que es tu disfraz?, es que no logro saber que eres, es que, es un intento muy barato de parecerse a Superman.

—Soy Drácula— su mandíbula se tenso y apretó sus manos a tal grado de que sus nudillos se veían blancos. Solté una ligera risilla.

—Oh, ¿En serio?— pose una mano en mi abdomen por tanto reír— no sabía que Drácula usaba antifaz, si, creo que te confundiste de personaje.

Dio un paso hacia a mi de manera amenazadora, yo no retrocedí solo borre mi sonrisa y alce mi mentón manteniendo su estúpida mirada, ¿En serio creía que me iba a intimidar?, Que idiota es este chico.

—¿Piensas golpear a una mujer?— di un paso hacia atrás cuando aquella figura conocida se puso en medio de ambos, suspiré.

—No iba a golpearla— retrocedió dando una mirada asesina y luego chasqueo sus dedos— más vale que no te vea sola, Rosie.

—¿Por qué?, ¿Me arrojaras en Kriptonita?— batí mis pestañas fingiendo inocencia, esto lo enfureció aún más, pero solo se alejó de ambos con sus amigos.

Claramente era una amenaza que no me interesaba, a fin de cuentas podía sola, era solo Gregory, un estúpido y patético chico que solo le encantaba jugar al malote, me gire para caminar hacia una gran mesa que tenía bebidas y muchos dulces, tome una barra de chocolate y la comí de manera tranquila mirando el cielo estrellado, un suspiro adorno mis labios al recordar a mi amigos, seguramente los tres le hubieran escupido en la carota a ese imbécil.

Estire mi mano a una copa vacía sujetando está y llenarla de cerveza, di un gran sorbo girándome despacio, y ahí estaba mi ex novio mirándome con un semblante tranquilo, carraspee ignorando su presencia y seguir disfrutando de la música y la compañía de la cerveza. De verdad, ¿Dónde estaba Daren?.

—Lamento lo de tus padres, Rosie— fue lo primero que dijo cuando llegó a mi lado, si, él fue quien alejó a Gregory de mi hace unos minutos— Espero estés bien.

—¿Desde cuándo te importa mi bienestar?—pregunte moviendo la copa de un lado a otro mirándolo— según lo que recuerdo, solo querías cogerme y ¿Crees?, Lo lograste y te largaste después de conseguir el premio.

—Solo quise ser amable— me carcajee en su cara y luego bebí más cerveza.

—Claro, ahm, voy al baño, chico amable— deje la copa en la mesa y luego pase por su lado dejando unas palmaditas.

Que idiota, suspiré abriendome paso entre los demás estudiantes, claramente no iría al baño, solo iba a buscar a Daren, seguramente no lo dejaron entrar, pobre. Camine tranquilamente por el pasillo escuchando la música a lo lejos y luego está fue reemplazada por el sonido de mis tacones al caminar, claramente aún no era media noche y todo parecía totalmente tranquilo, pero sería agradable estar aquí si ellos estuviesen haciéndome compañía.

Un mareo llegó a mi de manera repentina, sacudí mi cabeza mirando mi alrededor, veía todo con claridad, no le preste atención así que solo salí del instituto siendo recibida por el frío que hacía, por un par de segundos pude sentir el ambiente algo diferente, algo no estaba bien, pero no sabía que era, mire a mi alrededor pero no había nadie, claro, todos estaban en el patio trasero, que torpe y olvidadiza era. Camine hacia el aparcadero y visualice el auto de Daren, eso me indico que seguía aquí, seguramente estaba dentro vigilando que todo estuviese bien, otro mareo llegó a mi cuando di un par de pasos hacia el auto.

¿Ya estaba ebria?, ¿Cómo era eso posible si solo bebí un poco de cerveza?, Mire mis manos y pude notar que se veían dobles, ¿Desde cuándo tenía yo cuatro manos?, ¿Dónde mierda estaba Daren?.

—Rosie, ¿Qué haces aquí afuera tu sola?— al escuchar su voz una estúpida sonrisa se formó en mis labios— te dije que te quedarás adentro.

—Vine a buscarte, no te Vi allí dentro— señale el instituto tambaleandome un poco— ¿Dónde estabas?.

—Ya estás ebria y aún no es media noche— se acercó a mi a lo que me obligue alzar mi mirada, poso su mano fría en mi mejilla derecha, cerré mis ojos ante su tacto.

—Solo cállate y bésame— abrí mis ojos acercándome más a él acortando la cercanía uniendo nuestros labios en un beso necesitado.

Sujeto mi cintura apegandome más a él, rodee su cuello con mis brazos necesitando más de él, sin embargo, no me sentía húmeda ahí abajo, mordió mi labio inferior y me aleje despacio abriendo despacio mis ojos, él ya estaba mirándome con un brillo particular en sus iris.

—¿Qué sucede?— pregunto acariciando mi labio inferior con lentitud, su voz y su tacto eran cariñosos, algo inusual en él. No ví ese color dorado en sus ojos, carajo.

—Debo ir al baño, tengo que hacer pipí— carraspee sonriendo levemente con la voz algo entrecortada, arrastraba un poco las palabras— ¿Tu me esperas, aquí?.

—Te esperaré el tiempo necesario, Rosie— asentí dejando un beso sutil en sus labios para así alejarme sin poder evitar tambalearme.

¿Quién mierda era él y porque se veía como Daren?, evite mirar hacia atrás y solo intenté apurar mi paso pero seguía mirando todo de manera doble, al llegar a la puerta del instituto entre cerrando rápidamente y cerrar mis ojos, mi corazón latía con mucha fuerza y mis manos comenzaron a temblar, ¿Cómo podía saber yo el paradero del Daren verdadero?, Ni si quiera podía caminar bien. Me sostuve de los casilleros a medida que iba avanzando, cada vez más sentía que mi cuerpo pesaba, luchaba por mantenerme despierta, claramente no estaba ebria, algo tenía esa bebida, al llegar al baño de mujeres entre acercándome a tropezones al lava manos y abrir el grifo para mojar mi rostro.

El contacto del agua me hizo volver un poco a la normalidad, ya no me sentía tan mareada y podía ver un poco mejor, suspiré bebiendo agua y tras alzar mi cabeza lo ví ahí, parado detrás de mi con una mirada distinta, ese brillo oscuro estaba esparciéndose por todo su iris, me estremecí sin saber que hacer, no era él.

—¿Quién eres y por qué te pareces a él?— no titubee para mí suerte, ladeó su cabeza avanzando tan solo un paso.

—¿No me reconoces, Rosie?— mi pecho subía y bajaba con mucha rapidez, negué con sutileza.— Creo que mejore a la hora de imitar un personaje.

—Gregory— en segundos se volvió el mismo, abandono la forma de Daren y volvió a la suya, esbozando una gran y horrorosa sonrisa— ¿Cómo…?.

—¿No te dije que no estuvieses sola?— en segundos lo tenía muy pegado a mi sujetando con fuerza mi cuello, apretó el mismo a lo que busque aire rápidamente.— Me pregunto ¿Por qué eres tan valiosa para él?.

—Gre…gory— fue lo único que salió de mi, sentía mis ojos lagrimear y mis pulmones pedir oxígeno con urgencia.

—No tienes su marca, por ende, serás mía antes de entregarte…

—No, claro que no lo será— cerré mis ojos al escuchar esa voz que tanto deseaba oír.

El aire volvió a mi cuando me soltó con brusquedad, estaba todo borroso a mi alrededor, tosí vomitando un poco y me aleje de mi lugar para posicionarme debajo de los lava manos con debilidad, recargue mi cabeza de la fría pared observando débilmente cómo Daren, el verdadero Daren se acercaba a grandes zancadas hacia el contrario.

Aunque hubiese querido mirar lo que esté iba hacerle, no pude, todo se volvió oscuro y lo único que pude escuchar fueron golpes secos en el lugar seguido de vidrios rotos caer a mi lado, bien, ya estaba más que confirmado, yo jamás iba a tener días normales, no si que las personas a mi alrededor intentarán llevarme con aquel vampiro viejo, ¿No podía dejarme en paz?, Tenía que saber por qué él tenía esa maldición, quería respuestas claras y sin rodeos estúpidos.

Claridad, ahora todo era muy claro, me sentía tranquila por primera vez durante estas semanas, talle mis ojos para así luego abrirlos despacio, tome una pequeña bocanada de aire sentándome en la cama removiendome entre las sedosas sábanas blancas, me estremecí al sentir una mano cálida apretar mi pierna por debajo de estás, gire lentamente mi cabeza hacia la derecha y lo ví, se veía tan tranquilo así como yo me siento ahora. Me volví acostar pero está vez de lado para mirarle, no tenía alguna cicatriz en su cuerpo, alce un poco las sábanas notando su dorso desnudo, sus músculos se tensaron, suspiré mirando ese hermoso color dorado en sus iris.

—Lo siento, no quise despertarte— hablé en un tono bajo acomodándome mejor en mi lugar, él imitó mi posición y estiró su mano a un mechón de mi cabello para apartarlo.

—Ya estaba despierto— ese tono ronco de su voz hizo que mi piel se erizará por completo, asentí.

—¿Dónde está?, ¿Qué hiciste con él?— mi tono era adormilado, tape mi boca para bostezar.

Se removió sujetando luego mi cintura y acercarme a él, entrelazando nuestras piernas, apoye mi cabeza sobre su hombro dejando descansar mi mano sobre su pecho, cerré mis ojos haciendo círculos imaginarios en su pecho despacio.

—Esta en el sótano del edificio, sedado y encadenado— abrí mis ojos mirando la habitación notando que no estábamos en el departamento de Airam, ¿Sabía ella lo que había ocurrido?.

—¿Lo vas a torturar?— seguí haciendo circulitos sobre su pecho, escuché su suspiro y su mano acariciar mi nalga, caí en cuenta que solo tenía una camisa suya puesta.

—Ve a ducharte, te llevaré desayunar a un lindo restaurant— dejó un beso en mi cabeza y eleve una ceja sentándome despacio y mirarle.

—¿Estás bien?— asintió llevando su mano a mi mejilla, achine mis ojos subiendome en él, sus manos pararon en mi cintura— ya, dime qué quieres, ¿Por qué estás siendo cariñoso conmigo?.

—¿No te gusta que sea cariñoso?.

—Daren, dime ya que es lo que quieres— enterré mis uñas en su pecho sacándole un suave jadeo.

Me sujeto con firmeza y nos hizo girar dejándome debajo suyo, se acomodo en mis piernas, enrede estás alrededor de su cintura mirando sus ojos con firmeza, se le veía calmado pero ese color dorado no abandonaba su iris, estaba muy extraño está mañana, usualmente era distante en ciertos aspectos.

—Rosie, casi te viola ese imbécil y yo no estaba ahí cuando todo inicio— parpadee mirando como un pequeño brillo oscuro se apoderaba poco a poco de sus pupilas, sujete sus mejillas.

—No lo hizo, llegaste justo a tiempo— acaricie sus mejillas dejando un suave pico en sus labios— pero tengo curiosidad, ¿Dónde estabas?.

—Cuando entraste simplemente di la vuelta, quería vigilar que todo estuviese en orden— contó mientras lo miraba— luego apareciste detrás de mi, te pregunté que hacías afuera pero te abalanzaste encima de mi.

—Esa no era yo— fruncí mi ceño a lo que él suspiro cerrando sus ojos mientras acomodaba mejor sus piernas— sucedió igual conmigo, me hizo creer que estaba contigo.

—Es un cambia formas, trabaja para mi padre— desordene mi melena rojiza con irritación.— Debes tener cuidado con quién hablas.

—¿Dónde están mis cosas?, Quiero ducharme— baje de su encima aún con irritación, simplemente odiaba todo esto.

—En el armario, viviremos aquí— no dije nada solamente tome lo que me pondría y me encerré en el baño.

Sabía que encerrarme no serviría de nada, sin embargo, me despoje de la camiseta y la braga negra para así meterme en la ducha, abrí la llave dejando que el agua tibia mojara todo de mi, cerré mis ojos tratando de relajarme un poco, morir era la única solución para este estúpido asunto, pero era muy joven aún así que no quería que eso sucediera por ahora. Sus cálidas manos tocaron mi abdomen con suavidad, no me moví ni abrí mis ojos, simplemente sentí como pegaba su pecho a mi espalda, coloque mi cabeza finalmente de su pecho manteniendo mis ojos cerrados.

¿Se sentía culpable por lo que había pasado y por eso es así de cariñoso?, Seguramente era eso, pero no me importa ahora, sus dedos ladearon mi cabeza dándole acceso a mi cuello, dejó besos pequeños sobre la zona sacándome suspiros pesados, no quería seguir confundiendome pero podría disfrutar solo del sexo. Sus manos se deslizaron por mis caderas y luego apretó mis nalgas, sentía mis mejillas arder y mi pulso acelerarse, deslizo dos dedos hacia mi feminidad toqueteando la misma, abrí mis piernas un poco más jadeando bajo.

Se alejó de mí cosa que causó que me quejara, pero al mirarlo colocarse enfrente de mi luego de cerrar la llave, me hizo estremecer, me pegó a la fría pared separando mis piernas con su rodilla, al mirar sus ojos supe lo que haría así que no me resistí, se agachó un poco y sin más pego su hermosa boca en mi sexo sacándome jadeos más altos, dios, ¿También era parte de la maldición desearlo tanto?, Con un simple toque suyo ya estaba temblando y humedeciendome. Coloque mi pierna derecha encima de su hombro mirando lo que hacía, me dio una mirada rápida la cual me dejaba ver ese dorado intenso en sus iris, ame esa imagen.

Podría acostumbrarme a esto, pero sabía que no sería eterno, sabía que en cuanto quedará en estado moriría, quiera o no pasará en cualquier momento y no iba a poder impedirlo, ¿Estaba perdida?, no, claro que no, posiblemente existía la posibilidad de sobrevivir. Se alzó encarándome dejando de lamerme, odie eso pero gemí al momento que sujeto mi cabello con firmeza y me beso con desespero deslizando nuevamente su mano a mi intimidad. Su apretón me obligó abrir mi boca para darle paso a su cálida lengua y que esta se sumergiera en una batalla con la mía, claramente la suya ganaría.

De acuerdo, este hombre me traía totalmente loca, había caído en los brazos de la tentación perdiendo en su juego, estaba decidido, me quemaría junto con él en el ardiente lago de fuego, perdí. Oh, claro que lo hice.

El hijo de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora