Era una noche fría y anormalmente oscura producto de la tormenta que se estaba hacercaba al tranquilo lugar, la silueta de dos figuras misteriosa era el único movimiento que había a tales hora de la noche.
De la nada estos se detuvieron a las puertas de una casa, viendo a todos lados se aseguraron de que no había nadie que los viera dejaron un "paquete" en la puerta, tocaron y después simplemente se fueron sin ver atrás en ningún momento.
De las puertas, salió alguien confundido al ser llamado de la nada, al ver abajo no pudo evitar sorprenderse al ver lo que le habían dejado a sus puertas.
Shifu _ esto es inesperado,- dijo para después tomar al cachorro entre sus brazos,- jejeje, no ere tu una ternura,- sonrió amablemente al ver al cachorro, sin embargo este frunció el seño con molestia, el sabía lo que era ser alguien abandonado,- descuida, yo te cuidare bien,- dijo alegremente.
En eso la pequeña se rió alegremente mientras estiraba sus bracitos hacía el joven Shifu, quien la veía con cariño.
Shifu _ ya se, apartir de ahora tu nombre será May-Leé, que significa jazmín Blanco,- dijo con tranquilidad.
= Un año.
Paso el tiempo y Shifu se encargó de cuidar de la pequeña con el consentimiento del maestro Oogway obviamente y desde ese momento había estado cuidando a la niña como si fuera su propia hija, siendo honesto no se arrepentía de nada.
= Dos años.
El tiempo pasa volando rápidamente, incluso si uno no se da cuenta, ya eran dos años desde que la pequeña May-Leé había llegado al palacio de jade, desde ese entonces Shifu había estado intentando cocinar, pero al no lograrlo decidió simplemente dejárselo a Zen.
= Tres años.
La pequeña May-Leé estaba caminando de manera tambaleante hacía un pequeño muñeco de práctica que tenían en el salón de entrenamiento, había estado viendo a su padre golpear ese peluche debes en cuendo y le parecía realmente divertido.
Al momento de golpearlo se dió cuenta que este se movía un poco, así que poniendose de pie le dió un par de golpes antes de darle un pequeño derechazo con toda su fuerza que mando al muñeco de práctica hacía el otro lado del cuarto.
Al ver atrás suyo, estaba su padre quien parecía impresionado por lo que ella había echo, no estaba del todo segura, pero con solo ver la mirada de su padre se sintió bastante bien.
Ella se aseguraría de que esa mirada nunca se quitará de su rostro, haría hasta lo imposible para que el estuviera siempre orgulloso.
Era tanta la alegría de la pequeña niña que le dió un abrazo a su padre, quien lo devolvió sin pensarlo mucho, una ves se separó, este empezó hacer Katas, que la niña poco a poco empezó a imitar.
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Un Guerrero diferente.
Acakun humano cae literalmente del cielo y ahora en contra de su voluntad deberá convertirse en el legendario guerrero dragón aun si no sabe nada de Kung Fu. contrario a lo que supuso nadie estaba dispuesto de darle una mano y tendría que luchar el solo...