CAPÍTULO 20

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JUICIO DÍA 2

NOCHE

Porsche caminaba sin rumbo aparente por la zona roja de Bangkok, observando a las personas cuidadosamente, como si estuviera intentando reconocer algo de su pasado en sus singulares rostros.

"¿Hay algo que te guste guapo?," le dijo una de las chicas con picardía, una de las tantas prostitutas que se paseaban en las esquinas de la zona.

Porsche la observó unos segundos en silencio, como recordando alguna vez estar del otro lado de la historia. Ella lo miró con una sonrisa coqueta pero él solo se alejó en silencio, confundiendo a la joven muchacha.

Continuó caminando en silencio hasta que de repente, entre las luces de neón, reconoció el lugar al que se había prometido por nada del mundo regresar.

El Bar de Yok...

Entregó su identificación en la entrada a uno de los guardias y entró al bar entre la música estridente y los gritos de los asistentes. Realmente no sabía porque estaba regresando a ese lugar, pero solo sabía que necesitaba entrar.

Esas paredes de terciopelo violeta, las luces estridentes, la música, el ruido de las risas de la gente, el olor a cigarrillo, todo le era tan familiar y cálido. No como el mundo extraño al que salió cuando abandonó esas paredes.

Era como si sintiera que ese era el lugar al que pertenecía en realidad y que todo lo que hizo cuando salió de allí era solo una ilusión pasajera.

"Damas y caballeros," decía Yok con su peculiar cara de sapo asqueroso maquillado, "¡Demos la bienvenida a los muchachos más hermosos de toda la ciudad!"

Y de repente, mientras observaba a los chicos bailar, se percató que su amigo Tay estaba en el escenario moviéndose al ritmo de la música con una sonrisa.

Mientras lo observaba con detenimiento se daba cuenta de cómo habían cambiado las cosas para ambos de manera radical. Pensó por un momento, solo por un momento, que si tal vez esa noche no hubiera conocido a Kinn se hubiera ahorrado un mundo de sufrimiento. 

Tal vez, solo tal vez, estaría bailando en esos momentos encima de ese escenario con su hermano como la única preocupación de su vida sin que nadie supiera de su sufrimiento.

Pero ahora, por haber querido darse la oportunidad de alcanzar algo que era obvio que no era para él, sufría más de lo que podía soportar. No siguió la advertencia de su madre y como Ícaro se quemó al acercarse al sol demasiado hasta que de él solo quedaron cenizas.

Y ahora, todo el mundo era consciente de que él ya no era nada, que seis tipos lo habían hecho pedazos durante días sin piedad. Y no solo eso, los abogados de Tawan lo tacharon de mentiroso, como si alguien fuera capaz de inventar lo peor que le había sucedido en su vida.

"¿Bebé?," preguntó una voz familiar, "¿Qué haces aquí?"

"Sheryl...," dijo Porsche y la muchacha se sentó a su lado con una sonrisa.

"Vi lo que pasó hoy durante tu juicio," dijo la joven preocupada, "Lamento tanto lo que te pasó con esos malditos."

"Eso ya no importa," le dijo con desgano mientras fumaba su cigarrillo.

"Bebé sí importa," dijo ella, "Fue terrible y no creo que exista alguien que sea lo suficientemente fuerte para superarlo. Esos malnacidos, como es posible que utilizaran tu pasado de esa manera y lo peor, utilizar esa carta en tu contra."

"No quiero hablar de ello," le dijo molesto mientras daba un sorbo de su trago de whisky.

"¿Entonces qué haces aquí?," le preguntó.

KINNPORSCHE - BETTER ANGELS / THE DANGEROUS DRUG OF SEXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora